
El motivo por el que he escogido esta imagen ha sido porque es el único lado de mi casa por el que se puede ver la calle y resulta más fácil mirar y observar los edificios desde aquí.
Mi imagen proviene de una parte de una pequeña calle de la localidad de Palafolls que, como en muchos lugares, sufre una crisis de soledad desde que el Covid-19 entró en contacto con Catalunya.
En un primer plano, podemos observar dos grandes casas adosadas de color naranja y una delgada verja verde. En el lado derecho de las casas, hay una terraza de un ligero marrón claro; a la izquierda está la otra casa, con una terraza de las mismas dimensiones de la vivienda de al lado y con un pequeño olivo que sobresale de la parcela.
En el fondo, podemos contemplar una serie de contenedores de todos los tipos, plástico (amarillo), vidrio (verde), papel (azul), residuos orgánicos (marrón) y, por último, el de todos los descompuestos (gris).
Últimamente, esta panorámica me transmite una nueva sensación de alegría, porque empieza a haber más movilidad, ya sean coches o peatones. A lo largo del día se puede escuchar a los niños reír y jugar y nos dejan salir en horas específicas para no cruzarnos. Sin embargo, esos sonidos me recuerdan a cómo estábamos antes del encierro, cuando quedaba con mis amigos, y me trae mucha nostalgia.
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