U.4 Factores de riesgo y protección en la infancia

Mi reto

¿ERES TAN ANÓNIMO EN LA RED COMO TE CREES? #NoSeasEstrella

El siguiente vídeo promueve el uso responsable de las redes sociales. Tras visionarlo, ¿cuál crees que es el principal riesgo de la exposición de la vida privada de niños, niñas y adolescentes y cómo crees que podemos protegerles desde el ámbito educativo?

 

Vídeo: “¿Eres tan anónimo en la red como te crees?”

Como tarea te pedimos que diseñes una intervención educativa que:

    • Fomente entre tu alumnado el uso responsable de las redes sociales.
    • Advierta de los principales riesgos que conlleva una sobreexposición de la vida privada.
    • Integre protocolos de detección, protección y actuación que ayuden a tu alumnado a saber cómo actuar en cada caso.

La intervención que elabores debe especificar el tipo de alumnado al que va dirigida, objetivos, contenidos y actividades que desarrolla, así como presentar la evaluación que se va a llevar a cabo.

Puedes realizar el reto mediante una entrada de blog, una infografía, un cartel, una presentación de diapositivas, un documento de texto…

Te recomendamos que tengas en cuenta la rúbrica de evaluación a la hora de realizar la tarea de este reto.

Objetivos

  • Promover el derecho a la protección adquiriendo los conocimientos necesarios para el desarrollo de estrategias de protección escolar de la infancia y adolescencia.
  • Fomentar que los docentes utilicen los recursos necesarios que favorezcan el bienestar, el fomento del desarrollo y el correcto tratamiento a la diversidad de todo el alumnado.

Ideas Clave

1. LA PROTECCIÓN DE LA INFANCIA Y LA FUNCIÓN DOCENTE

La protección forma parte inseparable de la función docente porque es fundamental para el desarrollo de la infancia y de la adolescencia, siendo este el objetivo y la guía del proceso educativo.

La exposición a la violencia en cualquiera de sus múltiples formas, tiene graves consecuencias sobre el desarrollo personal, la socialización y el proceso educativo de niños, niñas y adolescentes. Hay que tener en cuenta que las vulneraciones de derechos vinculadas a la protección inciden sobre el cumplimiento efectivo de otros derechos y especialmente en el derecho a la educación. Por ejemplo, la ausencia de un entorno seguro interfiere en el rendimiento académico, en la motivación y en el aprendizaje de valores.

Comprometerse y asumir la protección como parte de la función docente no significa que esta labor deba abordarse en solitario por los educadores. La coordinación entre los ámbitos educativo, sanitario y social es necesaria para afrontar la protección de la infancia.

Proteger a la infancia consiste en garantizar los derechos de los niños y niñas, que se satisfagan sus necesidades básicas y se promueva su integración en los grupos naturales de convivencia, en unas condiciones que posibiliten su participación en la vida familiar, social y cultural, así como su desarrollo como individuos. En este sentido, el sistema de protección a la infancia va desde los padres y los ciudadanos en general, hasta las diversas instituciones con competencia en materia de protección.

El trabajo en red puede ayudar a que las relaciones entre los profesionales que atienden a los alumnos no se limiten a aplicar un sistema de derivaciones, preferentemente a través de las familias, sino que se establezcan, de forma sistemática, fórmulas de intercambio de información fluida y de cooperación que faciliten una atención coordinada, simultánea y continuada, con el fin de optimizar recursos y ganar en eficacia y eficiencia (Defensor del Menor de Andalucía, 2016, p.184).

Para los educadores el enfoque de protección implica desarrollar tareas muy diferentes a la enseñanza pero contenidas en el rol docente como movilizar recursos comunitarios, colaborar con otras instituciones de forma coordinada, realizar formación permanente o elaborar procedimientos de actuación y planes preventivos.

Las intervenciones sobre situaciones de desprotección tienen diferentes fases: detección, notificación, evaluación e intervención. La participación de los docentes en las intervenciones orientadas a la protección de la infancia es diferente en función de la etapa en el que se encuentre cada intervención y generalmente su participación se centra en las fases de detección y notificación. Aunque su participación no es protagónica es imprescindible.

Donde la educación cobra especial protagonismo es en la labor preventiva. Los riesgos son cambiantes y complejos en la sociedad actual. Los profesionales de la educación deben conocerlos, intervenir sobre ellos y dotar al alumnado de las adecuadas medidas de autoprotección como parte de su proceso educativo.

 
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UNICEF/UN048981/GETMAN

2.1. LOS PRINCIPALES RIESGOS PARA LA INFANCIA EN NUESTRO CONTEXTO I

A continuación, se recogen los principales retos educativos para garantizar el derecho a la protección; estos riesgos están vinculados a las principales causas de mortalidad y morbilidad infantil en España. Seguidamente, se proponen algunas acciones preventivas para abordarlos desde el ámbito educativo.

Riesgo: Acoso escolar
¿Cómo prevenirlo?

1 DE CADA 10

 ESTUDIANTES DE E.S.O.  SUFRE ACOSO EN ESPAÑA

  

1 DE CADA 15 

ESTUDIANTES DE E.S.O.   SUFRE CIBERACOSO EN ESPAÑA

 

  • Desarrollando actividades educativas que favorezcan el desarrollo de las capacidades para interrelacionarse de forma positiva y para resolver pacíficamente los conflictos.
  • Desarrollando y manteniendo actualizados los protocolos de actuación.
  • Implementado programas específicos en colaboración con otras instituciones como ayuntamientos, consejerías u organizaciones no gubernamentales.
  • Promoviendo la participación infantil y desarrollando un entorno protector en el centro educativo.
Riesgo: Maltrato infantil
¿Cómo prevenirlo?

EN ESPAÑA SE PRODUCEN

15 NOTIFICACIONES DE SOSPECHA DE MALTRATO INFANTIL GRAVE CADA DÍA

  

CADA HORA SE PRODUCE EN ESPAÑA 1  NOTIFICACIÓN DE SOSPECHA DE MALTRATO INFANTIL POR NEGLIGENCIA*

 

  • Desarrollando actividades educativas que favorezcan el desarrollo de las capacidades para interrelacionarse de forma positiva y para resolver pacíficamente los conflictos.
  • Identificando las situaciones de maltrato y riesgo familiar o social y colaborando con el resto de instituciones.
  • Desarrollando y manteniendo actualizados los protocolos de actuación.
  • Completando las hojas de notificación de riesgo y maltrato infantil.
  • Detectando los factores de riesgo presentes en el centro desde la labor de orientación escolar.
  • Promoviendo la parentalidad positiva con las familias del centro educativo.
  • Desarrollando un entorno protector en el centro educativo.

*Boletín de datos estadísticos de medidas de protección a la infancia. Boletín nº19, 2016. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Riesgo: Abuso sexual y agresiones sexuales
¿Cómo prevenirlo?

EN EUROPA,

1 DE CADA 5 NIÑOS SON VÍCTIMAS DE ALGÚN TIPO DE VIOLENCIA SEXUAL**

  

    • Desarrollando actividades de educación afectivo-sexual y promoviendo la igualdad de género.
    • Incluyendo actividades educativas que permitan al alumnado tanto el conocimiento de los riesgos como el desarrollo de las capacidades de autoprotección.
    • Desarrollando y manteniendo actualizados los protocolos de actuación.
    • Identificando las situaciones de abuso o violencia sexual y colaborando con el resto de instituciones para garantizar el acceso a los servicios asistenciales y la protección tanto de las posibles represalias como del proceso de re-victimización.
    • Completando las hojas de notificación de riesgo y maltrato infantil
    • Implementando programas específicos en colaboración con otras instituciones como ayuntamientos, consejerías u organizaciones no gubernamentales.
    • Promoviendo la participación infantil y desarrollando un entorno protector en el centro educativo.

**Consejo de Europa. Campaña contra la violencia sexual contra la infancia.

Riesgo: Riesgos on-line
¿Cómo prevenirlo?

1 DE CADA 3 NIÑOS Y NIÑAS DE 1 A 16 AÑOS AFIRMARON HABER VISTO CONTENIDOS INADECUADOS

NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES CONTACTADOS ON-LINE POR UN ADULTO BUSCANDO ALGÚN TIPO DE  CONTACTO SEXUAL

1 DE CADA 4 NIÑAS

1 DE CADA 10 NIÑOS***

  

 

  • Desarrollando actividades educativas para la adquisición de competencias digitales que permiten el uso adecuado de la tecnología y el desarrollo de las capacidades para afrontar sus amenazas
  • Implementando programas específicos en colaboración con otras instituciones como ayuntamientos, consejerías u organizaciones no gubernamentales.

  

***Informe de UNICEF Comité Español (2018. Los niños y las niñas de la brecha digital en España. Citado de (Calamaestra 2016; Garmendia et al, 2016 y Montiel, Carbonell & Pereda, 2016).

2.2. LOS PRINCIPALES RIESGOS PARA LA INFANCIA EN NUESTRO CONTEXTO II

Riesgo: Trastornos alimentarios, obesidad y sobrepeso
¿Cómo prevenirlo?

 EN ESPAÑA, DE CADA 10 NIÑOS, 

1 PADECE OBESIDAD Y 2 SOBREPESO

LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA AFECTAN EN ESPAÑA  A 1 DE CADA 25 NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

   

Promocionando una nutrición saludable

  • Desarrollando actividades educativas que permitan al alumnado adquirir los conocimientos, actitudes, creencias y aptitudes necesarias para tomar decisiones fundamentadas, tener conductas saludables y crear condiciones propicias para la salud.
  • Ofreciendo programas alimentarios escolares que incrementen la disponibilidad de alimentos saludables en las escuelas.
  • Promoviendo los alimentos saludables en las máquinas expendedoras del centro educativo.
  • Garantizando que los alimentos servidos en las escuelas cumplan requisitos nutricionales mínimos.
  • Ofreciendo a los estudiantes y al personal, servicios de salud escolar que ayuden a fomentar la salud y el bienestar, así como a prevenir, reducir, seguir, tratar y derivar los problemas de salud o trastornos importantes.
  • Empleando los huertos escolares como instrumento para concienciar alumnado sobre el origen de los alimentos.
  • Fomentando la participación familiar.

Promocionando la actividad física

  • Ofreciendo actividades diarias de educación física con actividades variadas adaptadas a las necesidades, intereses y capacidades del alumnado.
  • Ofreciendo actividades extracurriculares: deportes y programas no competitivos (por ejemplo, recreos activos).
  • Alentando la utilización de medios de transporte no motorizados para acudir a la escuela y a otras actividades sociales.
  • Ofreciendo acceso a los estudiantes y a la comunidad a instalaciones adecuadas para la práctica de actividades físicas.
  • Alentando a todos los miembros de la comunidad educativa a realizar actividades físicas.

Adaptado de las recomendaciones de la OMS a las escuelas para combatir la epidemia de obesidad infantil

Riesgo: Accidentes domésticos, escolares y de tráfico

 

¿Cómo prevenirlo?

 EN ESPAÑA, 1 DE CADA 10 NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DE 5 A 14 AÑOS HA SUFRIDO UN ACCIDENTE EN LOS ÚLTIMOS 12 MESES*

  • Desarrollando actividades educativas que permitan al alumnado tanto el conocimiento de los riesgos como el desarrollo de las capacidades para la prevención y la autoprotección.
  • Implementado programas específicos en colaboración con otras instituciones como ayuntamientos, consejerías u organizaciones no gubernamentales.
  • Promoviendo la parentalidad positiva con las familias del centro educativo.
  • Detectando los factores de riesgo presentes en el entorno del centro en colaboración con la policía local.
  • Fomentando la participación infantil en las normas de seguridad y en las actividades de prevención.

*Encuesta Nacional de Salud de España para 2011-2012.

Riesgo: Hábitos tóxicos

 

¿Cómo prevenirlo?

ADOLESCENTES ESPAÑOLES ENTRE 14 Y 18 AÑOS QUE DECLARAN HABER CONSUMIDO SUSTANCIAS PSICOACTIVAS EN EL ÚLTIMO MES**

2 DE CADA 3 TOMARON BEBIDAS ALCOHÓLICAS

1 DE CADA 4 FUMARON TABACO

1 DE CADA 5 CONSUMIERON CANNABIS

  • Desarrollando actividades educativas que permitan al alumnado tanto el conocimiento de los riesgos como el desarrollo de las capacidades personales para manejar adecuadamente las situaciones relacionadas con el consumo de drogas.
  • Diseñando intervenciones específicas para la acción tutorial.
  • Desarrollando actividades que permitan a la comunidad escolar la expresión de las actitudes favorables al cuidado de la salud y el rechazo al consumo de estas sustancias.
  • Detectando los factores de riesgo presentes en el centro desde la labor de orientación escolar.
  • Identificando e interviniendo sobre aquellos casos de alumnos que se inician en hábitos tóxicos, atendiéndolos o derivándolos a recursos especializados.
  • Implementado programas específicos en colaboración con otras instituciones como ayuntamientos, consejerías u organizaciones no gubernamentales.
  • Fomentando la puesta en práctica de propuestas de participación infantil orientadas a promover la protección.

**Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España (ESTUDES) Informe 2016.

3. LA VIOLENCIA Y EL PODER EN LAS RELACIONES PERSONALES 

El abuso de poder es una de las claves para comprender cualquier forma de violencia. El poder es la capacidad para influir en otra persona y es una capacidad que se puede emplear para promover el desarrollo de esa persona o para hacerle daño. En muchas ocasiones, se cree que la violencia entre niños, niñas y adolescentes, al ser entre dos menores, entre “iguales”, no conlleva ese abuso de poder. Nada más lejos de la realidad. No es posible ejercer violencia sin tener previamente una posición de poder para ejercerla. No se ejerce violencia contra quien se quiere, sino contra quien se puede. El poder no tiene que ver con la edad de la persona, sino con la relación que existe entre ambos. Existen cuatro formas de adquirir poder sobre otra persona y todas ellas pueden darse entre niños, niñas y adolescentes[1].

  • EL AFECTO. Cuando un niño es amigo de otro, fruto de esa relación se establece una estructura de poder. Ambos tienen poder sobre el otro, la capacidad de hacerse sentir bien y la capacidad de dolerse mutuamente. Tienen la capacidad de influirse en positivo haciéndose sentir reconocidos, queridos y valorados. Pero tienen también la capacidad de influir haciéndose sentir poco valiosos, limitados o inseguros. Muchas de las formas de violencia entre niños, niñas y adolescentes suceden en el marco de relaciones afectivas.
  • LA AUTORIDAD. Esta forma de poder es la que más cuesta ver en la violencia entre niños, niñas y adolescentes. Al ser de edades similares, se considera que no pueden tener posiciones de autoridad. Sin embargo, son los niños y niñas que tienen posiciones de liderazgo en los grupos, a los que se reconoce autoridad sobre los demás por algún motivo, los que más capacidad tienen para ejercer violencia. El liderazgo social brinda poder, es decir, capacidad para liderar al grupo en positivo creando lazos de respeto, apoyo mutuo y reconocimiento o para liderarlo hacia la exclusión social de alguno de sus miembros.
  • LA FUERZA FÍSICA. Los niños, niñas y adolescentes suelen agredir a aquellos que son más débiles físicamente. Y, si quieren agredir a alguien que sea más fuerte físicamente, suelen buscar aliados y agredir en grupo, para tener una posición de fuerza.
  • LA DIFERENCIA SOCIAL. Los niños, niñas y adolescentes agreden al que es “diferente” por algún motivo. Ven esa diferencia en vez de como una riqueza que les permite crecer como una amenaza que necesitan situar en una posición de inferioridad. Convierten la diferencia en desigualdad, es decir, en violencia. En este marco se entiende la violencia por homofobia, la violencia contra niños, niñas y adolescentes de colectivos vulnerables, con discapacidad, o de etnias o nacionalidades minoritarias. Pero también la violencia ejercida contra un niño, niña o adolescente que tiene alguna característica que le hace ser percibido por el grupo como diferente: características físicas (más gordos, con gafas, pelirrojos…), de forma de ser (más movidos, más tímidos, los más estudiosos), su situación económica (no tiene dinero para cuadernos, para las extraescolares o las excursiones), o su realidad familiar (vive en un centro o su familia es homoparental). Luego esa violencia se ejercerá en distintos contextos: la escuela, la comunidad o las redes sociales.

Para lograr convertir a un niño o niña en víctima de violencia en cualquier ámbito se necesita, primero, tener una posición de poder sobre él. Cualquier acción de prevención de la violencia entre niños, niñas y adolescentes ha de abordar estas relaciones de poder. Es esencial trabajar con los niños, niñas y adolescentes la asunción responsable del poder que tienen sobre otras personas y la consciencia sobre a quién otorgan poder sobre ellos mismos y por qué. Enseñarles a utilizar ese poder en positivo, vinculándolo a la ética del cuidado y al reconocimiento del otro como sujeto de derechos humanos.

A menudo, los educadores nos centramos en los actos de violencia ejercidos y no en las relaciones que subyacen al ejercicio de la violencia. Debemos ser capaces de identificar estas relaciones y reconducirlas hacia espacios de interacción entre iguales basados en la igualdad y el cuidado mutuo. Frente a la violencia debemos tomar un enfoque preventivo, identificando las relaciones de poder y asegurándonos de que nuestra acción educativa garantiza un espacio de relación interpersonal saludable.


[1] Horno, P. y Ferreres, A. (2016).Los municipios ante la violencia entre niños, niñas y adolescentes. Madrid. Unicef Comité Español.

4. ABUSO SEXUAL

El abuso sexual conlleva cualquier clase de contacto e interacción sexual donde la infancia es utilizada para la estimulación sexual del agresor o la gratificación de un observador. El agresor utiliza la situación de poder en que se encuentra para interactuar sexualmente con el menor.

Los niños pueden ser objeto de abusos sexuales por parte de adultos o de otros niños que, en razón de su edad o de su estado de desarrollo, estén en una situación de responsabilidad, confianza o poder en relación con su víctima [1].

El abuso sexual contra la infancia es una de las peores formas de maltrato. A pesar de producir gran alarma social, la mayoría de los casos no son detectados ni denunciados. Desde el ámbito educativo tenemos la responsabilidad de contribuir a erradicar esta lacra.

Factores de protección

El modelo de Finkelhor [2] es un marco teórico clásico que permite una aproximación concisa sobre el abuso sexual infantil. Describe cuatro precondiciones para que el abuso se produzca:

1. La motivación del agresor para cometer el abuso.

2. La habilidad del agresor para superar sus propias inhibiciones.

3. La capacidad para romper los factores de protección del niño.

4. La capacidad para vencer la resistencia del niño recurriendo a la violencia, la amenaza, el engaño o la manipulación.

Las posteriores investigaciones también han destacado la importancia de los factores socioculturales en el abuso sexual infantil. Desde el ámbito educativo podemos tener una influencia significativa sobre estos aspectos: incrementado los factores de protección de la infancia y dotando a niños, niñas y adolescentes de herramientas de autoprotección.

Colectivos vulnerables

Aunque el abuso sexual puede afectar a cualquier menor, los agresores se acercan de forma prioritaria a aquellos que perciben con menor capacidad para resistirse, para revelar el abuso o para ser creídos. Son más vulnerables los niños, niñas y adolescentes que presentan las siguientes características:

• Falta de afecto, pasividad y poca confianza en sí mismos

• Familias disfuncionales con ausencia de una figura de adulto protector

• Tienen alguna discapacidad intelectual

Nociones básicas

Resulta fundamental enseñar a la infancia, desde muy temprana edad, nociones acerca de su seguridad corporal y los límites saludables. Entre estas nociones están:

•Una información clara y sencilla sobre su cuerpo y su desarrollo sexual que les permita tener una actitud positiva de cuidado y de autoprotección sobre su cuerpo y sus actos.

• Saber que tienen el derecho de decidir acerca de su propio cuerpo y fomentar la seguridad en sí mismos para ejercer su voluntad cuando deseen no ser tocados.

• Deben saber que recibir obsequios de personas conocidas o desconocidas que les exijan luego mantener secretos no es adecuado. También deben saber que los secretos que los niños deben guardar para siempre, y que esconden malas acciones, no son aceptables y no deben guardarse.

También es muy recomendable:

• Promover la autonomía infantil para ir al baño, vestirse y bañarse.

• Fomentar la capacidad para expresar sus emociones y sentimientos.

Finalmente, para prevenir el abuso sexual, es fundamental propiciar una buena comunicación entre familias, docentes y alumnado que permita tomar las decisiones más adecuadas conjuntamente.

Romper el silencio

Son diversos los motivos por los que niños, niñas y adolescentes no revelan que son o han sido abusados sexualmente. Algunos de ellos pueden ser:

• Han recibido amenazas contra ellos o contras sus personas queridas.

• Han sido manipulados y tienen dificultades para interpretar lo sucedido, a veces, hasta mucho tiempo después.

• Tienen sentimientos de culpa, vergüenza, impotencia o desvalimiento.

• Tienen miedo de las consecuencias que la revelación pueda causar en el agresor o en su propia familia.

• Pueden temer ser acusados de complicidad y complacencia con el abuso sexual que padecieron.

• Desean evitar ser estigmatizados o rechazados.

Las víctimas de abuso sexual infantil requieren de un entorno protector que les brinde acceso a los servicios asistenciales y los proteja tanto de posibles represalias como del proceso de re-victimización.

Actuar ante una revelación

La detección de los casos de abuso sexual puede ocurrir mediante: la revelación directa o indirecta del alumnado, la observación de su conducta o la información referida por terceras personas.

Revelar un abuso sexual es un proceso sumamente difícil y doloroso para niños, niñas y adolescentes. En muchas ocasiones, los menores tantean el entorno o realizan una revelación superficial. La forma de reaccionar de la persona a la que se revela la experiencia de abuso resulta fundamental. Los niños y niñas pueden retractarse o convencerse de la conveniencia de seguir ocultándolo durante años si los adultos reaccionan de forma inadecuada. Por este motivo, debemos estar preparados y actuar siguiendo el protocolo de nuestra institución educativa, proporcionando acompañamiento, apoyo afectivo, desculpabilizando a la víctima y comunicando el hecho a las instancias pertinentes para garantizar su protección.

En muchos casos, el testimonio del niño, niña o adolescente es la única prueba de que un abuso sexual ha tenido lugar. Debemos ser conscientes de que esta prueba es frágil, si a la víctima se le ha hecho contar muchas veces su experiencia, la declaración pierde naturalidad, lo que puede impedir que el psicólogo forense emita un dictamen concluyente.

Para proteger a la víctima y la integridad de la prueba, cualquier entrevista al niño, niña o adolescente que sea posterior a la revelación debe ser realizada por un especialista.

No es imprescindible que la dirección del centro disponga del testimonio de primera mano del alumno para notificar la sospecha. Desde el ámbito educativo no debemos confirmar el hecho, sino garantizar las condiciones para que se investigue tempranamente por personal especializado y en las mejores condiciones posibles.

QUÉ DEBEMOS HACER

  • Creer al niño, niña o adolescente y respetar sus tiempos.  Nunca debemos cuestionar si lo que dice es cierto. Debemos escucharle en todo momento y hacerle entender que le creemos.  No debemos presionarle para que hable y evitaremos hacerle muchas preguntas.
  • Hacerle sentir orgullo por haberlo contado. Es importante agradecer la confianza en contar algo tan difícil de expresar.
  • Transmitirle la idea de que no es culpable. En todo momento debe transmitirse la idea de que nada de lo sucedido es por culpa suya. Él o ella no han hecho nada malo.
  • Identificar posibles heridas. Debemos considerar la posibilidad de la existencia de lesiones sin realizar ningún tipo de exploración física. Ante la sospecha de heridas debemos acudir a los servicios sanitarios.
  • Proteger a la víctima.  Notificar las sospechas es la única manera de garantizar la protección frente a posibles agresiones futuras.  Paralelamente, debemos evitar el proceso de revictimización, para lo que es fundamental garantizar la confidencialidad. Debemos tener en cuenta que frente a la amenaza de la estigmatización podremos actuar más eficazmente si en el centro educativo hemos creado un clima de integración y aceptación de las diferencias individuales y sociales.

 

QUÉ NO DEBEMOS HACER

  • Juzgar o dudar del testimonio
  • Pedir detalles
  • Alarmarnos
  • Emplear palabras que puedan asustar (policía, detención, abuso, denuncia,  etc.)
  • Afirmar que no se lo diremos a nadie o comprometernos a guardar el secreto

 

Sexting y sextorsión

Un nuevo desafío es la emergencia del material sexualmente explícito generado por los propios adolescentes. Esto, a menudo, se refiere al sexting consensuado, pero también puede incluir material producido de manera no consensuada, por ejemplo, a través de solicitación, captación y extorsión sexual on-line. El informe de 2015 de la Internet Watch Foundation (IWF) sobre el contenido sexual producido por los jóvenes reveló hasta qué punto se pierde el control del contenido una vez que está on-line: el 89,9% de las imágenes y vídeos evaluados como parte de su estudio estaban siendo redistribuidos por sitios web diferentes al que se subieron. Si bien a menudo se supone que el material del contenido sexual autogenerado se produce mediante dispositivos móviles, el 85,9% del contenido que representa a menores de 15 años se creó utilizando una cámara web. Un tercer hallazgo clave de este estudio fue la alta proporción de contenido que representa a niños de 13 años o menos.

 


 

[1] OMS (2009). Prevención del maltrato infantil. Qué hacer y cómo obtener evidencias, Ginebra: OMS.

[2] Finkelhor, D. (1984). Child sexual abuse: New theory and research. New York: Free Press.

5. CLAVES PARA LA ACCIÓN

Protocolos de actuación

Prevención y preparación constituyen los dos pilares de la protección de la infancia en el ámbito educativo. Planificar y preparar la respuesta frente a las situaciones en las que el derecho a la protección de nuestro alumnado se ve vulnerado (acoso escolar, maltrato, desatención familiar, abuso sexual, etc.) nos permitirá evitar las funestas consecuencias de la improvisación en esas circunstancias.

Algunos estudios han desvelado la necesidad de una mayor implicación desde el ámbito educativo, datos como que tan sólo el 15% de los centros escolares en los que el alumnado comunicó que estaba sufriendo abusos sexuales lo notificó a las autoridades [1] refuerzan la idea de la importancia de que los centros educativos estén preparados y dispuestos para enfrentar estos retos.

Los centros educativos deben contar con protocolos en los que se especifique la actuación adecuada de cada profesional del centro (profesorado, tutoría, equipo directivo, equipo de orientación, etc) frente a cualquier situación de desprotección además de establecer los cauces de coordinación con el resto de ámbitos intervinientes.

Las diferentes consejerías de educación han elaborado instrucciones para abordar estas situaciones pero recae en el centro educativo el establecimiento de los protocolos y su puesta en práctica. Tan importante como elaborar unos protocolos eficaces es mantenerlos actualizados y difundirlos adecuadamente a la comunidad educativa.

Hojas de notificación de riesgo y maltrato infantil desde el ámbito educativo

En el año 2001, el Observatorio de la Infancia publicó los modelos de notificación de riesgo y maltrato para los ámbitos de educación, servicios sociales, sanidad y policía, y en la actualidad las Comunidades Autónomas tienen en funcionamiento dichas hojas u otras de características similares. Su uso promueve la coordinación entre instituciones y la recogida sistemática de la información para tomar decisiones en favor de la protección de la infancia.

Notificar es trasladar información sobre el supuesto caso de riesgo o maltrato infantil a las instituciones adecuadas, sin perjuicio de prestar al niño, niña o adolescente la atención inmediata que precise. Es una condición necesaria para posibilitar la intervención y una obligación legal y profesional de los educadores. Comunicar los indicios de maltrato no significa tener la obligación de probar el maltrato. La detección debe ser lo más precoz posible y tiene que incluir aquellas situaciones donde existe maltrato y también aquellas situaciones de riesgo en las que pueda llegar a producirse [2].

En los protocolos de maltrato infantil de vuestro centro deberá figurar con claridad quién tiene la responsabilidad de remitir las hojas de notificación.

RECUERDA

Comunicar NO es denunciar

Ten en cuenta que realizar una comunicación y que no se confirme la situación no tiene efectos legales, mientras que no comunicar el maltrato, el abuso o el acoso puede tener graves repercusiones legales para el centro y para los educadores implicados.

El prestigio de una institución educativa se basa en estar preparada y actuar debidamente.

La confianza de la comunidad educativa en el centro se ve más gravemente afectada por la inacción frente a las situaciones de desprotección.

Construir un entorno protector

El acoso escolar, el maltrato infantil, el abuso sexual, los hábitos tóxicos, los trastornos alimentarios, los riesgos online y los accidentes, tanto domésticos como escolares o de tráfico, son riesgos habituales presentes en las aulas. Debemos asumir las responsabilidades derivadas de la protección de la infancia como inseparables de la función docente y emprender acciones de prevención y planificación de la respuesta frente a estas situaciones de riesgo.

No debemos circunscribir la protección a lo que ocurre en nuestro centro educativo sino a lo que le ocurre a nuestro alumnado en su relación con los demás y con el entorno.

Los riesgos son variables y evolucionan rápidamente por lo que resulta imprescindible identificar las situaciones de riesgo desde el ámbito educativo y estar preparados para actuar colaborando con el resto de instituciones.

El criterio del interés superior de la infancia es una valiosa guía de las intervenciones y es clave para enfrentar estos retos. Por otro lado, es fundamental dotar a la infancia del conocimiento de los riesgos y de las adecuadas herramientas de autoprotección, ser proactivos, ir más allá de la elaboración de normas y emprender decididamente acciones preventivas.

Garantizar el derecho a la protección de la infancia en nuestro centro educativo pasa ineludiblemente por crear un ambiente de relación interpersonal seguro, construir un entorno protector y fomentar la participación infantil.

 


 

[1] Save The Children (2107) Ojos que no quieren ver. Los abusos sexuales a niños y niñas en España y los fallos del sistema. Madrid: Save The Children España.

[2] Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2014) Protocolo básico de intervención contra el maltrato infantil en el ámbito familiar. Madrid: MSSI

 

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