U3. Participación infantil

Objetivos

  • Promover el reconocimiento de la participación infantil como un derecho de la infancia que requiere de promoción en el ámbito educativo.
  • Lograr que los docentes utilicen los recursos necesarios que favorezcan el bienestar, el fomento del desarrollo y el correcto tratamiento a la diversidad de todo el alumnado.

Ideas Clave

1. ¿QUÉ ES LA PARTICIPACIÓN INFANTIL?

Todos sabemos qué es participar, pero su significado y el valor educativo que aporta quizás no sean tan evidentes: participar nos ayuda a asumir responsabilidades, a adquirir independencia y a desarrollar nuestro máximo potencial en la vida.

UN DERECHO DE LA INFANCIA UNA HERRAMIENTA EDUCATIVA UN IMPULSO AL CLIMA ESCOLAR
El derecho a la participación incluye el derecho a opinar libremente en los asuntos que le afectan, la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, conciencia y religión, la libertad de asociación, el acceso a la información y el derecho a la protección de la vida privada. La Convención sobre los Derechos del Niño reconoce a niños, niñas y adolescentes como ciudadanos de pleno derecho: no son los ciudadanos del futuro, son los ciudadanos del ahora y, como tales, pueden y deben participar.
El ejercicio cotidiano de la participación permite desarrollar competencias educativas clave para el desarrollo de una vida independiente en sociedad: competencias de negociación, expresión, autoconocimiento, empatía, respeto, apreciación a la diversidad, trabajo en equipo, resolución de conflictos…
A través de la participación infantil y adolescente, toda la comunidad educativa puede avanzar en algunos de los elementos que caracterizan un buen clima escolar: la existencia de relaciones positivas, el sentido de pertenencia, la seguridad emocional, sentimientos de aceptación, percepción de equidad, fomento del respeto…

PARTICIPACIÓN=RESPONSABILIDAD

Aprender a participar es aprender a ser responsable. Cuando, desde la escuela y en función de la edad, los niños y niñas participan en los asuntos que les afectan, adquieren competencias relacionadas con la asunción de responsabilidades y avanzan en el desarrollo paulatino de una vida independiente que les permita, poco a poco, formar parte activa de la sociedad con independencia de criterio y plena responsabilidad.

2. ¿QUIÉN PUEDE PARTICIPAR?

Cualquier niño, niña o adolescente puede tomar parte en procesos de participación infantil. No importa su edad, nivel de desarrollo, capacidades, personalidad, rendimiento académico…

¡La participación es un derecho y es para todos!

Educación infantil: Conocer las preferencias

Una primera fase del desarrollo de las competencias de participación está en el desarrollo de la noción de “preferencia”. ¿Qué preferimos? ¿Qué prefieren otros? Saber que las preferencias de cada persona son importantes y que tenemos libertad para expresarlas, aunque no siempre podamos conseguirlas, permite sentar las bases de conocimientos, actitudes y competencias clave para desarrollar la competencia ciudadana.

Educación primaria: Aprender a convivir y a trabajar en equipo

En esta etapa educativa es crucial desarrollar competencias relacionadas con el trabajo en equipo: convivencia, respeto al otro, tolerancia al error y resolución de conflictos. A lo largo de toda la educación primaria, es posible desarrollar estas y otras competencias a través de la participación en proyectos de aula y de centro que favorezcan formas de participación infantil cada vez más complejas.

Educación secundaria: Preparación para la vida independiente

Esta etapa es clave en el desarrollo del sentido de la responsabilidad. La participación en distintas actividades del centro educativo y de la comunidad, incluido el asociacionismo, permite a los jóvenes avanzar en el fortalecimiento de su independencia, sentido crítico y en la asunción de las responsabilidades que les corresponden sobre el resultado, positivo o negativo, de los proyectos de las que toman parte.

¡LO IMPORTANTE ES PARTICIPAR!

Participar no es “estar presente” o “asistir”; al participar planificamos, organizamos, coordinamos, debatimos, decidimos, ejecutamos, evaluamos… Es en este sentido en el que la participación infantil y adolescente tiene un verdadero valor educativo. Además, el resultado sí importa: un ejercicio de participación en el que los participantes no se comprometen con el resultado, lo evalúan y se responsabilizan en la búsqueda de mejoras no es un ejercicio de participación real. En la medida de las capacidades y grado de desarrollo de nuestro alumnado, podemos buscar fórmulas de participación auténtica.

3. BENEFICIOS DE LA PARTICIPACIÓN INFANTIL

Adultos, niñas, niños y adolescentes que han vivido experiencias de participación infantil están de acuerdo en que esta es una gran contribución al desarrollo tanto personal e institucional como comunitario, como podemos ver en la imagen inferior. La participación es un proceso que:

• Aumenta la capacidad de los niños y niñas a formarse un juicio propio y expresarlo, escoger entre diversas opciones y aceptar responsabilidades.

• Promueve valores democráticos y prepara a los niños y niñas para cumplir sus funciones de ciudadana o ciudadano global.

• Contribuye a incrementar el respeto mutuo, la tolerancia y la aceptación de la diversidad.

• Promueve la negociación y ayuda a prevenir conflictos.

• Fomenta el respeto y el reconocimiento de la infancia como personas de derecho propio.

• Incrementa el efecto y la sostenibilidad de las intervenciones a favor de los niños y niñas.

Fuente:UNICEF
4.1. ALGUNOS MITOS SOBRE LA PARTICIPACIÓN INFANTIL I

“La participación es una nueva moda, otra tarea más”
Los beneficios son bidireccionales: impactan tanto al docente como al estudiante. La participación es una manera de entender la educación.

El optimismo reside en la evidencia de que en todas las múltiples iniciativas de todo el mundo se desprende el poderoso testimonio de las capacidades y deseos de los niños de estar incluidos e implicados. Actualmente hay mucho más reconocimiento de la experiencia y sabiduría de los niños en sus contribuciones, por ejemplo, en los asuntos políticos. Ejemplo de ello es la proliferación de los consejos municipales de infancia en más de 170 localidades en España, o la participación de niños y niñas en jornadas parlamentarias del Congreso de los Diputados. Sus voces e implicación hacen que las respuestas sean más creativas, más ricas, más adecuadas, más inclusivas…, en definitiva, la participación infantil conlleva mejores decisiones y pone en valor su capacidad como ciudadanos que son, pero también aporta a los maestros: ganan en confianza hacia ellos y en compromiso educativo. Por lo tanto, es ahora el momento de tomar en consideración las lecciones aprendidas en todas las experiencias de participación infantil desarrolladas y poner en práctica estrategias para superar las barreras y garantizar una aproximación efectiva que consiga una adecuada participación.

“Las niñas y los niños no son lo suficiente maduros para formarse una opinión propia y son fácilmente manipulables”
La forma de entender la participación está condicionada por el adulto-centrismo. Los niños y niñas son sujetos de la participación.

El desarrollo madurativo del alumnado debe respetarse y entender por ello que la participación es gradual. Sin embargo, gradual no significa que deba esperarse y asumir que habrá temas en los que no podrán participar hasta su mayoría de edad. Gradual significa que debe enseñarles cómo formarse opiniones, cómo dar a conocer esas opiniones, cómo respetar las opiniones de los demás; en definitiva, enseñarles a participar cuanto antes mejor. Las iniciativas en las que participan los niños y niñas, en muchas ocasiones, son lideradas por los maestros y profesores. Incorporar su punto de vista genera autonomía, empodera, cohesiona, les transmite una confianza mayor en la respuesta que se les da y deja de verse la educación como algo impuesto. Es importante ofrecerles información en formatos adecuados y darles la oportunidad de participar en aquello que sea de su interés, así como motivarlos para que se interesen por cuestiones que a priori “se piensa” que no son de su incumbencia. Pero, también, se tiene que incentivar el diálogo entre los niños y niñas y quiénes toman las decisiones y trasladan el mensaje a otros lugares y espacios. Habitualmente, el mensaje se da sin contar con ellos. Tan importante es su participación en el ámbito de convivencia escolar como en el curricular, en el de organización y gestión del centro o en las iniciativas de mejora docente.

“La participación puede convertirles en pequeños tiranos”
La participación es un derecho que, a su vez, conlleva aprender a ser responsable con uno mismo durante el proceso educativo.

Los niños y niñas gozan de tener derechos desde su nacimiento, y la sociedad en la que viven tiene el deber de reconocérselos como propios. Nadie puede otorgar tener o no derechos, ni condicionarlos; son iguales para todos, pequeños o mayores. Reconocer la participación significa dar voz y que los niños y niñas puedan participar de todo aquello que les afecta, pero significa también hacerles ver que ese derecho conlleva una responsabilidad que deben ir asumiendo progresivamente a lo largo del proceso educativo. El ejercicio de la participación implica la responsabilidad hacia esta. Es decir, por ejemplo, debemos enseñar a los niños, niñas y adolescentes que tienen derecho a opinar pero, a su vez, acompañarles en el proceso enseñándoles a que el discurso que elaboren debe ser coherente y fundamentado como parte de la responsabilidad que comporta el ejercicio de ese derecho. Por otro lado, comprender que uno tiene ese derecho, permite comprender que otros también lo tienen y así ser más respetuoso con los derechos de los demás. Si el docente permite la participación infantil hará más autónomo al alumnado y más responsable con todo aquello que le afecta, incluso en el aprendizaje. La participación fomenta que se corresponsabilice de lo que aprende, respetando también los aprendizajes de los demás e incluso ayudándole para su consecución.

Los niños y niñas participan en el patio y aun así no cumplen con las normas de convivencia”
Existen varios escenarios de participación y es necesario que el alumnado sea parte activa en todos ellos.

Son diversos los escenarios de participación infantil en la escuela. En el aula permite incentivar la toma de decisiones y desarrollar la capacidad de reflexión. En el centro se fomenta desarrollar la convivencia, el diálogo y la cohesión entre los niños y niñas. En la comunidad, los niños y niñas tienen que considerarse ciudadanos del presente y miembros activos de la comunidad donde exponen sus puntos de vista y se tienen en cuenta. Sin embargo, en ocasiones las normas de convivencia y de saber hacer y estar impuestas por el centro o la comunidad chocan con los intereses de los niños y niñas y hace que no se sientan ni reconocidos ni representados. ¿Cómo hacer para ponernos de acuerdo? La participación puede ayudar a la mejora de la convivencia si se aplica para construir esas normas comunes. Por ejemplo, los primeros días de curso, el alumnado, en asamblea, acuerda mediante consenso las normas que regirán durante el curso en el patio de la escuela. De esa forma se fomenta la participación, se reconoce al niño como parte activa y se consigue que vean esas normas no como una imposición sino como algo que tiene que ver con ellos y de lo que sentirse responsables. Además, configura un escenario donde los niños y niñas conocen las preocupaciones de los docentes y de la comunidad, así como las de otros compañeros y les acerca un poco más a todos.

4.2 ALGUNOS MITOS SOBRE LA PARTICIPACIÓN INFANTIL II

“La participación infantil es algo aparte; nada que ver con los contenidos que enseñar”

La participación infantil es una responsabilidad docente vinculada al desarrollo de la ciudadanía global.

La participación infantil, además de un derecho, es un principio educativo y un valor democrático. Históricamente, la participación de los niños y niñas ha sido uno de los grandes referentes en el marco de las experiencias educativas e innovadoras. Facilita mayores cuotas de igualdad porque permite visibilizar la diversidad, por ejemplo, evitando que sólo algunas visiones se conviertan en la norma general. En una escuela inclusiva, la participación infantil es un elemento integral del día a día que estimula la presencia y la participación de todo el alumnado y, por lo tanto, hace evidentes las capacidades que tiene cada uno y aporta riqueza al grupo subrayándolas por encima de las diferencias. Impulsa también el crecimiento personal de los niños y niñas en un marco de libertad, de confianza en ellos mismos, de formación de valores, de mejora de la convivencia y de compromiso con la colectividad. La participación infantil es la esencia del desarrollo personal, colectivo y comunitario. Un buen ciudadano conoce, cumple y defiende sus derechos. Un buen ciudadano se compromete también con la mejora del bienestar de los demás y busca transformar la sociedad. Nos formamos como ciudadanos y ciudadanas cuando nos brindan la oportunidad de ejercer y responder de nuestros derechos en las comunidades y espacios de los que formamos parte. El fomento de la competencia ciudadana es responsabilidad del docente. Y, precisamente, el reconocimiento de los niños y niñas como personas capaces de participar y responsables de su propia ciudadanía, junto con la poca capacidad de los adultos para otorgar el poder que necesitan para desarrollar y ejercer su derecho, son algunos de los obstáculos más importantes que nos encontramos en el desarrollo de este ejercicio. A pesar de los esfuerzos, tanto en materia legal, práctica como política, para potenciar y mejorar la participación infantil, ésta continúa siendo un reto, incluso en las sociedades más democráticas. Los docentes tenemos la labor de garantizar que en cada escuela se promuevan valores democráticos, pensamiento crítico, inclusión social, ciudadanía activa, cultura política y, por su puesto, participación democrática. ¿Estamos, por lo tanto, dispuestos a generar relaciones horizontales en la comunidad?

“Las niñas y los niños ya participan lo suficiente en la escuela”

En las escuelas podemos hablar de distintos grados de participación.

La participación infantil es ciertamente una realidad en muchas escuelas. Sin embargo, hay diversos niveles de participación ¿en cuál se sitúa el alumnado de tu clase? ¿y de tu escuela? La participación infantil no puede ser ni anecdótica, ni casual, ni puntual, sino que tiene que dar una respuesta holística y transversal que convierta al niño en el centro de la acción permitiéndole reconocerse e influir tanto en la vida del aula, del centro y de la comunidad, así como en su propio proceso de aprendizaje y desarrollo.

Esta participación puede adoptar distintas formas. La simple es la más elemental y en la que el niño o niña suele tomar parte de una actividad como espectador. La consultiva implica un paso más allá y da lugar a que se implique opinando, proponiendo o valorando temas que le afectan directa o indirectamente. Niveles más altos de participación -como la proyectiva- permiten al niño o la niña transformarse en un agente corresponsable del proyecto y convertirse en “un creador de iniciativas”, un agente de cambio. Y de ahí puede surgir la metaparticipación, en la que los mismos niños y niñas exijan y generen nuevos espacios y mecanismos de participación. Para ello, las experiencias de participación infantil deben establecer principios claros y normas de base definiendo cómo se tomarán las decisiones, quién las tomará y cómo será la relación entre adultos y niños. A medida que el niño gane confianza y competencias a través de su participación, crecerá su deseo para determinar sus propios intereses. Veremos en la propuesta práctica algunas estrategias para los diferentes grados de participación.

“La participación ya está representada por sus delegados y los consejos escolares”

Todos los niños y niñas, no solo los delegados, deben tener la oportunidad de participar.

Si consideramos a los niños y niñas como centros de la acción y protagonistas de su desarrollo, no podemos pensar en una participación exclusivamente “representativa”. La escuela son todos y cada uno los alumnos y alumnas. Cada niño tiene su propia experiencia y es necesario escuchar las voces de todos porque las experiencias son diversas. La voz de cada alumno es única y necesaria, sin voz no hay acción, ni tampoco participación. Así pues, no basta con los delegados o líderes ya que difícilmente pueden ser representantes de todos sus compañeros y compañeras. Es necesario que el liderazgo en el aula esté repartido entre los diferentes grupos que conforman el aula, debe incluir alumnos más populares como alumnos de grupos más minoritarios. La participación, sin embargo, cuando permite la participación de todos deviene inclusiva. Para ello, es necesario no solo pensar en las formas de participación que ponemos en juego, sino en cómo acompañamos y garantizamos que todas las voces estén recogidas y se visibilizan en el centro. La participación se construye entre todos y todas, y no suele quedar suficientemente representada cuando se concentra en algunos estudiantes. Si se crean estructuras no jerárquicas, donde nadie tiene un líder o representante, todos son susceptibles de representar a los otros en diferentes ocasiones y todos desarrollan diferentes roles.

“Los niños y niñas deben ganarse el derecho a participar”

La participación se aprende participando y hay distintas formas de hacerlo.

No podemos esperar que sean ellos mismos quienes aprendan a participar. Alguien debe dejarles participar, pero, sobre todo, enseñarles a hacerlo. Si no se les brinda la oportunidad, difícilmente podrán aprender. Se trata de empezar planificando acciones que comprometan a la participación del alumnado y, poco a poco, ir delegando esa asunción de responsabilidad y derecho, renunciando también al control que tenemos de él. Si desde pequeños no adoptan este rol protagonista de sus propias vidas -sin dejar atrás las responsabilidades que el derecho a la participación conlleva-, será difícil que siendo adolescentes quieran y sepan participar. El formato más común para la participación es el oral, pero esta va más allá de la palabra. Son diversos los formatos en los que un niño o niña puede participar. No siempre debe ser el recurso oral. Habrá niños y niñas que prefieran expresarse con otro formato y los docentes tienen que brindarles el espacio adecuado para poder hacerlo. Otros formatos menos habituales son el escrito y la representación visual o plástica. Uno de los formatos preferidos en infantil y en primaria es la acción. En ella, la participación implica el hecho de hacer. Ya en secundaria, se da prioridad al formato digital o del multilenguaje que integra formas de expresión, comunicación y construcción.

5. MODELOS DE PARTICIPACIÓN INFANTIL

Existen infinidad de modelos de participación; en este apartado se recogen aquellos que responden a los marcos legislativos alineados con la Convención sobre los Derechos del Niño y que han gozado de mayor calado. Se han seleccionado aquellos mejor contextualizados que, bien se han aplicado en nuestro país, o se han elaborado en el mismo.

La escalera de la participación de Roger Hart
Hart RA. 1992. Children’s Participation, from Tokenism to Citizenship. UNICEF, Florence.

Hart se ayuda de una escalera con 8 peldaños (niveles) para identificar cuando no y cuando sí, se generan experiencias reales de participación infantil.

Los criterios cualitativos que distinguen un nivel de otro son: el grado de implicación de los niños, niñas y adolescentes y la relación Adultos-infancia/adolescencia.

Los tres primeros peldaños se corresponden con una participación ficticia, y son:

  1. La manipulación: Los niños, niñas y adolescentes desconocen o no comprenden el motivo de su participación. Esto ocurre porque los adultos usan la voz de los niños para comunicar mensajes que no les son propios.
  2. La decoración: Toman parte como figurantes en una escenificación, sin haber sido oportunamente informados, ni involucrados en la planificación y organización de las actividades.
  3. La participación simbólica: Se da la oportunidad a los niños, niñas y adolescentes de expresarse, pero éstos no pueden elegir los temas sobre los que tienen que opinar, se trata además de declaraciones no vinculantes, sin gran incidencia posterior.

A partir del cuarto escalón aparecen los “escalones participativos”:

4. Asignados, pero informados: Los niños, niñas y adolescentes toman parte porque se les ha informado, pero las decisiones sobre cómo y en qué pueden participar vienen de los adultos.

5. Informados y consultados: Los adultos tienen en cuenta las opiniones infantiles para abordar actuaciones o proyectos. Estas actuaciones son llevadas por adultos.

6. Iniciada por los adultos, y decisiones compartidas con los niños, niñas y adolescentes: Los mayores implican a los más jóvenes en la toma de decisiones sobre acciones y proyectos.

7. Iniciada y emprendida por los niños, niñas y adolescentes: Estos proyectan y ejecutan.

8. Iniciada por los niños, niñas y adolescentes pero éstos, optan por involucrar a los adultos.

Harry Shier y el itineario de la participación

http//www harrysh1er net/docs/Shier-Caminos_hacia_la_Partic1pacion-lnglaterra-2001.pdf

Shier presenta 5 niveles de participación y un itinerario muy bien señalizado mediante interrogantes a los que hay que responder, para ir progresando hacia cotas más altas de protagonismo y empoderamiento infantojuvenil. Avanzar, supone asumir mayores dosis de compromiso a través de nuevas oportunidades y obligaciones.

Los niveles por superar son cinco:

  1. Arranca cuando los niños son escuchados
  2. Se ofrece apoyo a los niños, niñas y adolescentes para que estos opinen.
  3. Las opiniones de los niños son tenidas en cuenta
  4. Los niños se implican en la toma de decisiones.
  5. Niños, niñas, adolescentes y adultos comparten responsabilidad y poder en la toma de decisiones.

6. ESTÁNDARES DE PARTICIPACIÓN

Para concluir este módulo, nos gustaría compartir algunos de los estándares de la participación infantil elaborado por la Alianza Save the Children en 2005. Estos estándares representan los requisitos mínimos que los profesionales deberían tener en cuenta en el ejercicio de promoción de la participación.

ESTÁNDARES

Un enfoque ético: transparencia, honestidad, responsabilidad.
  • Existe claridad en el propósito de la participación y el impacto que puede lograrse.
  • Los niños, niñas y adolescentes reciben la información pertinente.
  • Los roles de los adultos y los de los niños, niñas y adolescentes quedan claramente definidos.
  • Los niños, niñas y adolescentes pueden expresar sus puntos de vista y opiniones libremente>
  • Los niños, niñas y adolescentes se involucran en todo el proceso, desde la primera etapa de diseño y contenido del proceso participativo hasta el final.
  • La representación de niños, niñas y adolescentes en los procesos se basará en los principios de Democracia y No-Discriminación.
  • Formación de los adultos que participan de los procesos.
  • Responsabilidad en seguir los compromisos asumidos en el proceso participativo.
La participación de la infancia es apropiada y relevante.
  • Los temas tienen importancia real para la infancia y ellos/as se involucran en la definición de contenidos y metodologías (considerar ritmos, tiempos, otras obligaciones de los niños y niñas).
  • La participación es voluntaria. Consentimiento personal e informado sobre su participación.
  • Información adecuada a las familias.
Un entorno favorecedor y amigable para la infancia y adolescencia
  • Entornos que consideran la posibilidad de favorecer la participación y tengan en cuentas las diferencias de edades, madurez y niveles de desarrollo.
  • Los métodos de participación se desarrollan junto con los niños, niñas y adolescentes.
  • Tiempos y recursos para asegurar la participación.
  • Los niños, niñas y adolescentes se involucran en la definición de todo el proceso, en los contenidos y metodologías, lo que hace más fácil considerar factores como ritmos, tiempos, lenguaje, etc.
  • Compartir información relevante en formato amigable. Considerar a los niños y niñas con problemas de vista o audición, o lenguas diversas.
Igualdad de oportunidades
  • La infancia y adolescencia no es un grupo homogéneo.Considerar proporcionar igualdad de oportunidades para la participación y evitar la exclusión, independientemente de la edad, idioma, género, etnia, religión, capacidades u otros factores. No discriminación.
  • Considerar prácticas y metodologías adaptadas a los diversos grupos.
  • Asegurar la participación de grupos tradicionalmente discriminados (acciones positivas).
El personal trabaja con efectividad y confianza
  • Adultos sensibilizados y capacitados, en condiciones, para acompañar este tipo de procesos.
  • Adultos reciben apoyo e información adecuado, se les asesora y acompaña en su práctica y apoya en el desarrollo de sus capacidades.
  • Se crean habilidades o especializaciones técnicas (facilitación, comunicación, resolución de conflictos, etc.).
  • Relaciones entre los adultos y de los adultos hacia la infancia basada en el respeto.
  • Posibilidad de poder expresar dudas o inquietudes sobre el proceso.
La participación promueve la seguridad y la protección de la infancia y adolescencia
  • Obligación de los adultos organizadores de proteger a los niños, niñas y adolescentes, minimizando cualquier riesgo de violación de alguno de sus derechos.
  • Considerar la protección de los niños, niñas y adolescentes a la hora de planificar y organizar la participación de los mismos.
  • Evaluación de riesgos previa a la organización del evento participativo.
  • Los niños, niñas y adolescentes conocen sus derechos, en especial su derecho a ser protegidos de cualquier forma de abuso o violencia, y saben donde recurrir en caso de ser necesario.
  • Procedimiento de quejas confidencial accesible a todos los niños, niñas y adolescentes.
  • Existe un protocolo sobre cómo serán analizadas y encaminadas las quejas, y es conocido por todos.
  • Existe personal capacitado sobre el tema que conoce sus obligaciones legales y éticas.
  • Existe un sistema para reportar incidentes y es entendido por todo el personal. Sistema destinado al personal adulto.
Asegurar el seguimiento y evaluación.
  • Es importante que los niños, niñas y adolescentes comprendan cuál ha sido el resultado de su participación y qué uso se ha dado a su contribución.
  • Los niños, niñas y adolescentes participan en actividades de seguimiento y evaluación.
  • Los niños, niñas y adolescentes difunden y comparten las experiencias con otros niños de sus comunidades.
  • Los niños, niñas y adolescentes reciben información sobre el impacto de su participación, resultados y siguientes pasos.
  • Los resultados del monitoreo y evaluación son comunicados a los niños, niñas y adolescentes que participaron y sus opiniones son tenidas en cuenta durante todo el proceso.
  • Compromiso de utilizar las lecciones aprendidas para mejorar los procesos.
  • Se conversa siempre sobre la sostenibilidad del apoyo, alcance y límites de continuar apoyando el proceso participativo iniciado con los niños, niñas y adolescentes.

GLOSARIO SOBRE PARTICIPACIÓN INFANTIL

RETO

LOS DESAFÍOS DE LA PARTICIPACIÓN INFANTIL

Para algunos autores, el gran desafío de la participación infantil pasa por construir un nuevo modelo de infancia, donde los niños, niñas y adolescentes tengan la oportunidad de influir tanto en su sociedad como en las decisiones políticas y económicas, impulsando con su actividad las transformaciones sociales. En ese sentido, uno de los grandes desafíos que atraviesa la participación de los niños, niñas y adolescentes en España es configurar estructuras y mecanismos que puedan alcanzar a lo local, a lo autonómico y a lo estatal. ¿Qué es necesario para que la participación infantil alcance tanto el ámbito de las decisiones estratégicas como el de las cotidianas?

La expansión de los entornos colaborativos on-line y de las redes sociales configuran nuevos escenarios de participación infantil. El reto de desarrollar contextos seguros de participación infantil en los espacios virtuales cobra cada día más relevancia. ¿Podrá la inteligencia artificial o la mayor conectividad e interacción semántica garantizar una participación infantil adecuada a escala planetaria?

Estos son algunos ejemplos de los desafíos que enfrenta garantizar el derecho a la participación de la infancia. ¿Cuál crees tú que es el mayor reto de la participación infantil y cómo podemos abordarlo desde el ámbito educativo?

En contrucción

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