La mujer pasaba horas mirando aquella pared. Aquella pared estaba vestida por un tapiz amarillento. Aquel tapiz amarillento fue comprado por su esposo cuando viajó a la India. Su marido no sabía lo que ocurría con aquel tapiz , pero su mujer era completamente consciente de lo que le ocurría al tapiz.
Mientras hacía las tareas del limpieza por la casa, se detuvo por un instante en medio del silencio reinante en el lujoso comedor principal. Detrás del sofá estaba el tapiz que su marido importó cuando hizo un viaje de negocios a India. Escuchó un golpe procedente de la pared y se giró súbitamente con una mano en el pecho. Ladeó la cabeza escudriñando el tapiz de formas amarillentas y exóticas. Una forma, como una protuberancia en el papel, se formó en el tapiz. Se acercó vacilante al tapiz. Pensó que era su imaginación, una deformación visual encima del tapiz amarillento. Al tocarlo pudo notar cómo la forma se movía más y más, así que soltó una sonrisa y continuó hipnotizada mirando el tapiz. Pasó el día entero mirándolo, como si un espectáculo de magia se tratara.
Al final su marido llegó al hogar y la vio concentrada en el tapiz amarillento. Le preguntó que qué hacía a esas horas de la noche. La trató de mover para llevarla a la cama, pero ésta trató de zafarse, gritó como una poseída para que la soltara.
A partir de entonces enloqueció, nadie supo cómo fue, solamente oían cómo la mujer decía que tuvo una gran revelación. Claro, nadie ve cosas así, es de locos.
Así que la llevaron a un centro psiquiátrico, donde pasó el resto de su vida en un continuo enloquecimiento. mientras el tapiz de formas amarillentas y exóticas esperaba su próxima víctima.
Gabriel Iurian