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Migrante

Imagen de moonietunes en Pixabay

La Asamblea General de la ONU, ante el aumento de los flujos migratorios en el mundo, proclamó que el 18 de diciembre se instituyese el Día Internacional del Migrante.

A buena parte de los hablantes, aún hoy, les sorprende el término migrante, pues hasta no hace tanto el uso habitual para referirse a esta realidad, terrible en demasiadas ocasiones, era mediante los derivados emigrante o inmigrante, según la perspectiva con que se enfocase el tema. Efectivamente, el sustantivo emigrante pone el foco en la persona que abandona su tierra para establecerse en otra, mientras que inmigrante hace referencia a esa misma persona, pero desde la perspectiva de quien ha llegado ya al nuevo destino para asentarse en él. Es decir, que mientras que Huang, Singh, Maalouf o Kovalenko se consideraron a sí mismos emigrantes al partir, al llegar, se sintieron inmigrantes. Mis propios padres, como los de tantos en Cataluña, formaron parte de los flujos migratorios de los años 60 y no fueron sino emigrantes de la Mancha e inmigrantes en Cataluña. Las dos caras de la misma moneda.

Por todo ello, resulta conveniente disponer en el idioma de un término que, de modo menos restrictivo, se defina simplemente con el sentido lato de ‘que migra’. A tal propósito, en 1989, la RAE incluyó en su DLE el término migrante como participio activo de migrar. En la edición actual del diccionario académico, figura ya como adjetivo, susceptible de sustantivación, que se aplica a personas. La precisión es pertinente, pues cabe recordar que los animales que migran no son migrantes, sino migratorios. Incluso sus desplazamientos, así como los de los seres humanos, son movimientos migratorios y no migrantes.

DEL 2021

Europallingues.jpg
CC BY-SA 3.0, Enlace

Hoy, domingo, como cada 26 de septiembre, se conmemora el Día Europeo de las Lenguas (DEL). A tal propósito, el Consejo de Europa apoya y coordina la efeméride que el Centro Europeo de Lenguas Modernas pone al alcance de todos a través de su página web.

Llegada esta fecha, resulta difícil resistirse a la tentación de introducir en un blog como este algunos chascarros basados en datos curiosos sobre lenguas europeas. Por ejemplo, ¿sabes cuál es la palabra más larga del castellano? ¿Y la de cualquier lengua europea?

Supercalifragilísticoespialidoso sodolipiaescotilisgifralicapersu son divertidas respuestas que a más de uno os pueden haber pasado por la mente; pero no se trata exactamente de voces del castellano, como tampoco lo son del inglés, pues se hallan fuera de los lexicones respectivos y resultan poco menos que nulas comunicacionalmente. También es posible que alguno de vosotros sea capaz de recordar el palabro que jocosamente mencionamos durante cierta clase: hipopotomonstrosesquipedaliofobia. No obstante, si abordamos la respuesta con seriedad y buscamos información fiable, la palabra que aparece con más letras en lengua castellana es anticonstitucionalmente. De hecho, las traducciones de esta palabra al catalán (anticonstitucionalment) y al francés (anticonstitutionnellement) también son las palabras más largas en dichos idiomas.  Con todo, sus 23 letras empatan con las 23 de esta otra: electroencefalografista. Unas y otras, sin embargo, se hallan muy lejos de las 67 que posee la voz alemana con la que los germanos se refieren a cierta ordenanza sobre bienes raíces:

Grundstücksverkehrsgenehmigungszuständigkeitsübertragungsverordnung.

Y sobre todo, quedan más lejos aún de las 131 con que cuenta la voz sueca que ostenta el récord de ser la palabra europea más larga:

Nordvästersjökustartilleriflygspaningssimulatoranläggningsmaterielunderhållsuppföljningssystem-
diskussionsinläggsförberedelsearbeten.

Por cierto, Aristófanes, el famoso dramaturgo de la Antigüedad griega, ya en una época tan lejana acuñó socarronamente las 183 letras que designaban un plato ficticio compuesto de toda clase de manjares:

λοπαδοτεμαχοσελαχογαλεο-κρανιολειψανοδριμυποτριμματο-σιλφιοκαραϐομελιτοκατακεχυμενο-κιχλεπικοσσυφοφαττοπεριστερα-λεκτρυονοπτεκεφαλλιοκιγκλο-πελειολαγῳοσιραιοϐαφητραγανο-πτερυγών.

Si sientes curiosidad por saber cuáles son las palabras más largas en el resto de idiomas europeos, puedes consultar la web del Día Europeo de las Lenguas, en la que podrás encontrar estos y otros muchos datos curiosos (por ejemplo, que burro en italiano no significa ‘asno’, sino ‘mantequilla’ o que lo que en inglés es un ‘atún’, en castellano es un grupo musical de estudiantes que cantan Clavelitos o Cielito lindo). Además, la página cuenta con una amplia selección de entretenimientos y juegos lingüísticos.

Feliz domingo. Y adiós, adéu, agur, adeus, au revoire, bye, arrivederci, αντιο σας…

Ada(m/n)ismo

adamismo

Esta semana los bachilleres de primer curso han tenido que vérselas con el diccionario en línea. Lo que parecía que iba a ser un simple ejercicio de consulta, en realidad tenía su intríngulis. El ejercicio en cuestión consistía en exponer cuál es la diferencia de significado existente, según el DRAE, entre los términos parónimos adamismo y adanismo.

La respuesta exacta es aquella que señala a la acepción segunda de adanismo, esto es, la que hace referencia a la práctica del desnudismo, como exclusiva de esta voz, mientras que el resto de acepciones de ambas expresiones son de uso compartido o indiscriminado.

Bautiza el “spinner”

Fidget spinnerSin duda, aunque en la imagen gire vertiginosamente, no habrás tardado apenas nada en identificar qué objeto aparece en ella. Efectivamente, es un fidget spinner o spinner, sin más. Ahora bien, ¿sabes a qué debe su nombre en inglés? Y ya puestos, aprovechando nuestros recientes conocimientos sobre procesos de creación léxica y considerando que, usada por nosotros en textos en castellano, el sustantivo spinner ha de considerarse un extranjerismo, ¿te atreves a crear un calco, ya sea por adaptación, por traducción o semántico? Deja tu propuesta en forma de comentario a esta entrada y… ¿Quién sabe si un día no la veremos también propuesta por la Fundéu o incluso admitida en el DRAE?