Feliz año nuevo

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Tradicionalmente, las gentes se han felicitado las Navidades y el cambio de año mediante una tarjeta postal, que a menudo no era tal, pues no llegaba a través del correo, ya que el emisor la depositaba directamente en el buzón del receptor o se la entregaba en mano. Hoy día, la tarjeta de Navidad parece obsoleta y caduca, si no extinta, su vigor ha sucumbido a manos de las nuevas tecnologías: las aplicaciones de mensajería instantánea y las redes sociales nos ofrecen, además de la inmediatez, un alcance infinitamente superior; así, de la felicitación a los más allegados, hemos pasado a la felicitación indiscriminada o casi. Esta evolución, además, exige de nosotros menor dispendio y menor esfuerzo, por lo que, a menudo, la felicitación única en la que solíamos desear «Feliz Navidad y próspero Año Nuevo», solemos escindir en dos: una para cada acontecimiento.

Sea como fuere, cuando deseamos una feliz Navidad, resulta ocioso que lo hagamos con el sustantivo en minúscula o en mayúscula, como indistinto resulta hacerlo en singular o en plural. Ahora bien, a la hora de desear un feliz año nuevo, siempre es preferible hacerlo en minúscula que en mayúscula. ¿Sabrías explicar por qué?

Efectivamente, si deseamos una feliz Navidad escribiendo el sustantivo con mayúscula, nuestra felicitación puede circunscribirse al día 25 de diciembre, festividad en que se conmemora el nacimiento de Jesucristo, o, más probablemente, al tiempo comprendido entre Nochebuena y el día de Reyes. Esto último sucede igualmente si felicitamos la «navidad», escrita esta con minúscula, o las navidades (indistintamente con mayúscula o minúscula). No así sucede con nuestros buenos deseos para el cambio de año, pues, si deseamos un «próspero Año Nuevo», las mayúsculas apuntan al primer día del año y el alcance de nuestro parabién, por tanto, se limita necesariamente al día 1 de enero. Si, por contra, optamos por la grafía con minúsculas, añadimos la posibilidad de aludir al año que está a punto de empezar o que ha empezado recientemente, por lo que nuestros buenos deseos se prolongan durante 364 días más. O 365, cuando sea bisiesto.

Con todo, cada vez son más quienes en sus felicitaciones prescinden del nombre propio de las festividades y desean, como yo os deseo ahora, unas muy felices fiestas. Con minúscula, por supuesto.

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