El Quijote

Tras volverse loco, el hidalgo Alonso Quijano decide hacerse caballero andante, con lo que empieza una vida de lo más ajetreada. Don Alonso enloquece por las muchas horas que ha dedicado a leer libros de caballerías. Pretende hacerse caballero para lograr batallar con gigantes y malandrines y defender a los huérfanos y a las viudas.
Para conseguir su objetivo, D. Quijote lleva una lanza y una espada. Su caballo, llamado Rocinante, está en los huesos y tiene poco aguante; la amada que elige es una moza labradora del pueblo del Toboso, Aldonza Lorenzo, que tiene sobre el labio un lunar que parece un bigote y puede tumbar a un puerco con una sola mano, pero don Quijote le ha da el nombre principesco de Dulcinea.
Desde su primera salida, don Quijote no para de dar y recibir golpes. Mientras vela sus armas para poder ser nombrado caballero,  sale al patio un arriero que tiene que dar de beber a sus bestias y, como la armadura de don Quijote le molesta para sacar agua del pozo, la coge y la tira tan lejos como puede pensando que es un trasto viejo. Al ver esto, don Quijote se enfada y, sin pensarlo dos veces, alza su lanza y le da tal golpe al arriero en la cabeza que lo derriba al suelo y le deja medio muerto. Acto seguido, los compañeros del arriero salen al patio hechos una furia y comienzan a tirarle piedras a don Quijote, que se esconde tras su escudo para evitar los golpes. En otra ocasión, don Quijote intenta homenajear a Dulcinea y acaba en el suelo  molido como blanca harina. Ya de vuelta a la aldea, el barbero y el cura intentan remediar la locura del hidalgo, quemando sus libros; después se  excusan explicándole  que un mago se los ha llevado.
En su segunda salida, don Quijote se hace acompañar por Sancho Panza,  un campesino regordete y bajito que tiene un borrico. Sancho acepta el oficio de escudero porque la idea de ser  nombrado gobernador de una “insula” le parece muy bien. Durante el episodio de los molinos de viento, Sancho adopta una actitud de extrañeza hacia su amo y piensa que está loco, ya que don Quijote arremete contra los molinos, creyendo que  son gigantes y, al salir malparado, intenta convencer a Sancho de  que el mismo hechicero que le robó los libros ha convertido esos gigantes en molinos para verle vencido y deshonrado.
Cierta noche, don Quijote y Sancho se alojan en una venta y acaban enzarzados en una gran riña. Don Quijote cree que la venta es un castillo y que en él hay una princesa .La princesa es  una moza llamada Maritones que ha quedado con un viajero. Cuando don Quijote ve que se acerca a su cama, la coge y le empieza a confesar su amor. El viajero, muerto de celos, salta hacía don Quijote y le da tal puñetazo en la mandíbula que lo deja sangrando en el suelo. Una vez más, Sancho acude en su ayuda y también acaba golpeado. Para remediar sus dolores, D. Quijote prepara el bálsamo de Fierabrás y se lo toma, durmiendo plácidamente durante toda la noche. El pobre Sancho hace lo mismo y le sienta mal, pues le produce  grandes arcadas y fuertes dolores de barriga.
Al día siguiente, emprenden de nuevo el viaje. Al abandonar la venta, nuestro caballero se niega a pagar y Sancho hace lo mismo. En ese momento, dos hombres que están en la venta empiezan a mantear al pobre escudero que acaba en el suelo golpeado.
 Salman El Mail 2.3
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Una resposta a El Quijote

  1. yassir diu:

    !Muy buena redacción, te has esforzado mucho¡

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