ROBERT SALADRIGAS
Es sencillamente imposible disociar a Doris Lessing de una novela cuyos fulgores ensombrecen el resto de su dilatada obra iniciada con Canta la hierba (1950). Me refiero a El cuaderno dorado, aparecida en 1962 y que inmediatamente fue celebrada por las intelectuales feministas británicas como la quintaesencia ficcional de la condición de la mujer. Era razonable, aunque parcial, verla sólo desde este prisma. Esta novela, temáticamente ambiciosa donde las haya, experimental en cuanto a estructura narrativa, tiene muchos más méritos. Aunque siempre me resisto a considerar capítulo aparte la literatura escrita por mujeres, en este caso es preciso señalar que Lessing se adscribe a la generación de autoras inglesas emancipadas que se dieron a conocer en los 50 y 60 como Iris Murdoch, Muriel Spark o Margaret Drabble. De entre ellas, interesadas en plasmar sus experiencias vitales, Lessing es la que poseía un más complejo bagaje biográfico y una visión más lúcida de la época. Entre 1952 y 1969 escribe bajo el título de Children of violence una larguísima novela, dividida en cinco tomos, basada en sus recuerdos africanos a través de la historia de una protagonista, Martha Quest, que plantea las abominaciones de la política colonial británica, su liberación como mujer y, ya anciana, concluye en una Inglaterra apocalíptica. Pero en ningún momento la pentalogía alcanza la dimensión literaria ni el compromiso absoluto e incluso agresivo, a la manera sartriana, que hacen de El cuaderno dorado una obra de referencia para asimilar la turbiedad de aquellos años 60 y el profundo desengaño de toda actitud idealista que situaba a Lessing al borde del nihilismo. Su novela extremadamente pesimista abarca temas tan diversos como el conflicte entre la ficción y lo vivido, la represión de la sexualidad femenina y la neurosis, y, por encima de todo, la conclusión de que en tales circunstancias las mujeres y los hombres están en la más completa soledad, indefensos, sin dogmatismos ideológicos ni utopías por cuya realización valga la pena empeñar la vida.
En ese texto magmático y barroco sobre la frustración histórica del individuo tras la segunda catástrofe bélica del siglo XX, Lessing se vació. Ha seguido escribiendo y su obra siempre crítica e interesante llena un espacio digno en la narrativa europea actual, pero pienso que para comprender el espíritu que sustenta a esta autora es indispensable buscar en El cuaderno dorado. Ofrece la severa autobiografia de su conciencia rescatada de toda alienación.
SALADRIGAS, Robert. “Sin utopías”. La Vanguardia. [Barcelona] 45252, (12.10.07), p. 34