Manolito “on the road”

Manolito on the road

El padre de Manolito ha decidido llevarse a su hijo con él en su próximo encargo. De modo que, al amanecer, salen juntos por primera vez en el camión. Manolito quiere convertirse en un copiloto callado y lleno de misterio, pero cambiar de personalidad no es tan fácil; el verdadero «yo» de Manolito pasa la mitad del viaje contándole a su padre su experiencia oriental en la Semana del Japón, con samuráis asesinos incluidos. Aunque no hace falta irse tan lejos para enfrentarse a lo desconocido: desde un desayuno sin chococrispis en un bar de carretera hasta una noche de pesadilla en el hostal de lujo El Chohuí, un viaje de Carabanchel (Alto) a Cuenca da para muchas aventuras.

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Así comienza la novela:

Un día estaba en la cola del cine esperando para entrar a ver El Zorro, que la ponían en un cine de Carabanchel Bajo, se me acercó un chaval y me preguntó por todo el morro:
–Oye, niño, ¿tú no serás Manolito Gafotas?
Y yo le dije a ese niño que sí que lo era y que por qué lo había sabido. Y ese niño me dijo que se lo había imaginado por las gafas, porque las llevaba sujetas con una goma, porque llevaba de la mano al Imbécil, por las orejas de ese Orejones que iba a mi lado, porque había un chulo conmigo que debía de ser Yihad y porque también me acompañaban dos niñas bastante bestias, que seguramente eran: La Susana Bragas–sucias y Melody Martínez.
Todos nos quedamos bastante alucinados con la inteligencia sobrenatural de aquel niño adivinador y le rodeamos para preguntarle cosas sobre nuestras vidas y lo sabía todo de todo, porque había leído los cuatro volúmenes que se han escrito sobre mi vida.
El niño adivinador superó todas las pruebas sobre quién era la Luisa, las collejas de efecto–retardado que da mi madre, la próstata de mi abuelo o los peluquines de mi padrino Bernabé, pero sobre lo que no pudo contestar casi ninguna pregunta fue sobre mi padre, porque me dijo que casi nunca salía en los capítulos de mi espeluznante vida. Todos mis amigos, que además de ser mis amigos son unos cerdos y unos traidores, le dieron la razón y dijeron a coro: «Es cierto, es cierto, a tu padre no lo sacas nunca».

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Enlaces de interés:

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Lectores de esta novela:

  • Josep Maria Sánchez (4.º de ESO, curso 14/15)
Juanjo

Quant a Juanjo

Profesor de lengua y literatura castellanas, y amante de la una y la otra.
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