[BAAS Arquitectura, Tanatorio en León]
Mi abuelo fue un bromista. A nadie le gustaban sus bromas. Era un día muy lluvioso, pero acudimos todos al sepelio, ya que era uno de los requisitos para recibir la parte de la herencia. Durante las palabras del cura, desde el móvil de mi primo suena constantemente “El exorcista”. Yo me río y mi madre me da una colleja. Más tarde, mientras todos observábamos cómo bajaban el féretro, y a causa de la lluvia, a los trabajadores se les escapó de las manos la cuerda mojada que sostenían y el ataúd se soltó y el impacto contra el fondo ocasionó un tremendo ruido. Nos asomamos y pudimos ver que el cuerpo del abuelo había quedado fuera, a la altura de la cintura. Tras unos momentos de terror, empezó a sonar la música de “Psicosis”. En ese momento, un estremecedor trueno rompió el silencio y sobresaltados, los presentes huimos en estampida. Al día siguiente supimos que esta había sido la última voluntad del abuelo.
Patricia García, GS
Redacta un pequeño texto en el que describas una vivencia personal en un tanatorio o en un entierro. Si quieres, como en el modelo, puedes inventar un argumento.