Una vez, un hombre muy sabio me explicó su teoría sobre la “verdad”. Para que yo entendiese bien su mensaje, empezó a descifrarme un pequeño mapa entre las estrellas, donde cada una tenía un papel. Había estrellas que herían con mentiras, otras que no sabían que lo hacían y otras más que solo
pretendían ser sinceras.
Cuando miramos al cielo, si nos fijamos bien, podemos distinguir un pequeño hilo que une todas las estrellas. Y es que, aunque sean distintas, cada una de ellas es imprescindible. Si quitásemos una al azar, cambiaríamos
todo el esquema. Sin una mentira no existiría una verdad, y sin una estrella no existiría la otra. Piénsalo. Si de un día para otro desaparecieran todas aquellas personas que de un modo u otro mienten, ¿cómo sabríamos apreciar la verdad?
Con esa pequeña hipótesis él me quería dar a entender que el mentir forma parte de la naturaleza del ser humano. Todos mentimos. Ahora seguro que te harás el héroe y dirás: “No, yo no”. ¿Lo ves? Ya has mentido. Seguramente más de una vez habrás dicho: “Estoy bien”, cuando en realidad te estabas muriendo por dentro. Seguro que habrás intentado sonreír entre lágrimas y habrás ocultado tus pequeños placeres por miedo a no ser aceptados
. Aunque no lo consideremos como tal, todo eso son pequeñas mentiras. Tampoco es tan malo mentir si es para protegerse, ¿verdad?
Con esto yo no quiero
defender la mentira y tampoco quiero ir en contra de ella. Las mentiras son las culpables de hacernos felices, aunque sea tan solo por efímeros instantes. Y es que, visto de esta forma, aquí la mala es la verdad, ¿no? Siempre es ella la que nos hace sufrir. Al cuerno todo, ¡vamos a mentir!
Nerea Ramos 3.3
Me ha gustado mucho porque me he sentido bastante identificada. Creo que está bastante bien redactada.
Tienes mucha razon la verdad duele a veces pero a veces la mentira tambien duele el doble
Tienes razon la verdad duele mucho pero a veces la mentira duele el doble
Me ha gustado mucho. Tienes razon la verdad siempre suele ser dolorosa.