Intentar representar el mundo quijotesco con una sola imagen es poco menos que imposible, pues este incluye una increíble variedad de situaciones y eso hace que representarlas todas a la vez no sea una hecho al alcance de nuestra mano. Pero, si hay algo que en seguida nos recuerde a don Quijote y sus historias, es una imagen de la Mancha. Así pues, a través de Rafa del Moral, un conocido residente en esa zona que, además es fotógrafo, he conseguido esta fotografía de uno de esos paisajes tan característicos.
Tal como he dicho anteriormente, he escogido esta imagen porque en seguida nos sitúa en la Mancha y nos recuerda a la novela, pero también creo que los enormes campos, totalmente llanos y que parecen ser infinitos, son el sitio perfecto para don Quijote, pues no tienen de nada, y justamente por eso son, sin restricciones, susceptibles de que el hidalgo los llene con su imaginación. Quiero dejar a la vista, con este segundo argumento, la gran habilidad de Cervantes al escoger esta ubicación, dándose así el margen necesario para escribir absolutamente lo que quisiera, haciendo que ningún límite le pudiera resultar un problema en ninguna de las aventuras de don Quijote y Sancho.
Sergi, reconozco que me sorprendí en cuanto recibí por c. e. la propuesta de redactar una entrada a partir de esta fotografía; sin embargo, veo no solo que has sabido justificarla concienzudamente sino que, además, has sabido sacarle provecho.
Se me ocurre que la idea principal que se extrae de cuanto dices puede resumirse en un paradójico: la nada lo es todo. Ya el espacio narrativo queda expresado en el celebérrimo inicio de la novela: “En un lugar de la Mancha…” y, a partir de ahí, irá cobrando especial relevancia en la obra por varias razones. En primer lugar, porque es un elemento paródico (en realidad, como acabamos de ver, el primero que aparece); no en vano se contrapone al habitual espacio narrativo, fantástico, onírico o remoto, en que se desenvuelven las novelas de caballerías. En segundo lugar, un espacio donde apenas hay nada, y por el cual va haciéndose camino en compañía, poco menos que obliga a la conversación; y es el constante diálogo entre caballero y escudero uno de los mayores logros de la novela. Por último, tal y como tú apuntas, un vasto espacio carente de fronteras geográficas perceptibles es, también para la imaginación artística, un vasto espacio sin fronteras.