La imagen que podemos apreciar está extraída de una edición del Quijote del año 1989 en la que hay diversas ilustraciones de Gustavo Doré que han sido grabadas por Pisan. El editor de este libro es J. Pérez del Hoyo.
El motivo por el que he escogido esta imagen en particular es que nos deja vislumbrar cómo fue la primera interacción de don Quijote y Sancho, en la cual el hidalgo consigue convencer al labrador prometiéndole una ínsula que podría gobernar a su gusto. Además, podemos ver cómo don Quijote viste ropajes propios de su clase social, que, pese a no ser muy alta, era muy superior a la de los labradores). El hidalgo muestra una actitud persuasiva con tal de conseguir que Sancho se convierta en su escudero, y como bien sabemos ya, el labrador accede a su petición, emocionado por la promesa formulada.
Otro motivo por el que he elegido esta imagen es que es en esta conversación en la que se origina uno de los dúos más icónicos de toda la literatura y gracias a ella se desarrollarán todas las aventuras que se cuentan a partir del capítulo VII del primer libro y en todo el segundo libro.
Seguramente, este no sea el más conocido de los numerosos grabados de Doré, a pesar de que, como bien dices, sitúa el prístino instante en que principia la inmortal relación entre amo y escudero. De hecho, la imagen resulta una representación inusual en la que, sin contexto, cuesta reconocer a la inmortal pareja. Casi toda la iconografía sobre ellos los presenta haciendo camino o en plena aventura, por lo que el labriego suele estar acompañado por el caballero don Quijote no por el hidalgo Alonso Quijano. De hecho, cuando es este la figura representada, la mayor parte de las veces suele mostrarse siempre en su casa solariega o bien leyendo y enloqueciendo o bien postrado, recuperándose de sus derrotas. Y, en cuanto a Sancho, aparece al margen de su burro, aunque sostiene en sus manos la collera de su aparejo. Con todo, lo que resulta menos predecible es la escena que configuran los otros seis personajes representados. ¿Se trata de la familia de Sancho Panza? ¿Son simplemente lugareños? El hecho de que junto a Sancho aparezca una mujer con un bebé y junto al burro, un niño y tres mozalbetes. parece sugerir lo primero. Si ello es así, se trataría de una interpretación libre de Doré, pues, en la primera parte del Quijote, la prole de Sancho queda fuera de la escena narrativa y en ningún momento se precisa ni el número ni el género sexual de cada uno. Sin embargo, en la segunda parte sí se concreta. Sancho y Teresa Panza tienen dos hijos: Sanchico, de quince años, y Mari Sancha o Sanchica, uno o dos años mayor que su hermano, por lo que solo la mozalbeta y uno de los dos mozalbetes del fondo de la imagen serían candidatos a ser la progenie. Pero el concepto de familia se desdibuja entonces.