Los niños que pararon el mundo

Un día Max, Leo y Aidan estaban jugando en el parque con la hermana de Leo: Sofía. Se hizo tarde, así que se fueron a sus casas. Al día siguiente quedaron en casa de Leo.
Su madre les hizo el almuerzo: tostadas de mermelada con miel. Cuando acabaron de almorzar, estaban tan aburridos que se fueron a explorar una cueva. Al entrar, empezaron a andar, andar y andar. ¡La cueva era larguísima! Después de horas andando en la oscura cueva, vieron una luz.
Estaban en un sitio lleno de flores de mil colores.
¡Todo era precioso! Pero, una cosa dejó intrigado a Aidan.
Era un gran botón rojo que al lado tenía un cartel en el que se podía leer “No tocar” en letra grande y negra.

-Toquémoslo a ver que pasa- dijo Max.

– No lo hagas- dijo Aidan, pero Max no lo pensó dos veces y apretó el gran botón. No sucedió nada y los chicos se quedaron decepcionados.
Max, Leo y Aidan decidieron volver a sus casas, ya que presionar el botón no surgió ningún efecto.
Después de horas recorriendo la cueva lograron volver.
Leo se dio cuenta de que aún iluminaba la luz del sol, miró el reloj y… ¡eran las diez de la noche! ¿Cómo podía ser?
Llegaron a casa de Leo y su madre les dijo que en las noticias habían dicho ¡que la Tierra había parado de rotar!
Ellos no se lo podían creer, así que se pusieron a investigar y… era verdad.
Entonces las tres familias se pusieron de acuerdo para en verano vivir donde siempre es de noche y en invierno vivir donde siempre es de día.

ADA

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