Invéntame

invéntame

[Fotógrafa: Daniela Benedetti]

No la conocemos; de hecho, ha aparecido casualmente gracias a un motor de búsqueda. Ignoramos si esta foto es reciente, o fue tomada años atrás, cuando le llegó al artista la inspiración y el personaje pasó y posó. ¿Cuál es su nombre? ¿Cómo le va? Vemos su rostro, la luz que la envuelve, ese instante entre mil que finalmente se escogió para el retrato; ahí la ropa, casual o no. Inventa una vida para ella, una trayectoria, tropiezos. Observa detenidamente la foto -pero detente- y déjate llevar: revélanos quién es, qué papel juega esta persona en tu fantasía.

Retrato-ficciónen tercera persona.

14 thoughts on “Invéntame”

  1. Yo creo conocerla: se llama Ángela Morales, nacida en España, exactamente en la ciudad de Barcelona, en 1957.Sus padres son de Granada, emigraron por falta de trabajo.
    La madre se quedó trabajando en una panadería y su padre fue ferroviario, la verdad que siempre estuvieron cómodos en Barcelona.
    Al cabo del tiempo su madre abrió su propio negocio y con el tiempo Ángela se convirtió en propietaria de las mejores pastelerías de Barcelona.
    Es una mujer muy capaz de todo, siempre ha tenido gran visión para los negocios y nada la detiene.
    Como ves, su carácter es emprendedor y positivo, nunca tiene una mala palabra y siempre intenta mantener un buen trato con sus trabajadores aunque ella podría estar mirando desde casa cómo llevan su negocio, prefiere estar al pie del cañón, junto a ellos.
    Hace unos meses se quedó viuda y ahora ocupa sus tardes con clases de meditación y de relajación.
    Su hija Lara es igual que ella, aunque prefirió montar una zapatería y lo ha hecho recientemente.
    Ángela es de las pocas mujeres a las que les gusta estar siempre a tu lado.

  2. Os preguntaréis que quién es esta mujer de aspecto peculiar, de pelo castaño. Pues bien… me han hablado mucho de ella, y sé que trabaja en un bufet de abogados. Es sencilla, disciplinada, puntual y agradable. No ha tenido hijos, pero de haber sido madre hubiera sido muy buena, no lo dudo. Le gustan los animales, y le fascinan las películas de terror, de drama, de ciencia-ficción y sobre todo las de comedia. Se siente fascinada por la naturaleza, vive en el campo, cerca de Cabrera de Mar. Le gusta el silencio siempre y cuando no canten los pájaros. Hoy tiene un mal día: hace siete años que se le murió el marido; lucha por ser feliz aunque no es fácil. De aquí a unas horas irá a visitar la tumba de su difunto marido, en el cementerio.

  3. Ella es Alba C., tiene 50 años, es italiana de nacimiento y se mudó a España por amor. Aquí tuvo 3 hijos: Carlos, Rube y Beatriz. Admiro de ella la fuerza que tiene para sacarlos adelante sola, pues su pareja resultó no ser quien parecía ser, un buen hombre familiar y trabajador, sino todo lo contrario: un hombre de vicios y bares. Ella, como buena madre coraje apartó a tal elemento de la vida de sus hijos y de la suya propia por el bien de todos;apoyada por su madre desde la distancia. Pero no todo en ese viaje iba a ser negativo: poco después encontró un trabajo que la llenaba: es arquitecta y gana un buen sueldo con el que inscribió a sus hijos en el mejor colegio de la ciudad: todo cuanto tenía era para ellos.

  4. Su nombre es Donna, nació en Madrid y tiene 47 años. Es profesora de niños pequeños. Estudió en la Universidad de Barcelona y en 1995 comenzó a trabajar en Italia, donde conoció a su marido y a una de sus mejores amigas, Bernadeth; en aquel país, se unió a un grupo de música como cantante a los 30 años y también fue allí donde la operaron de pólipos en la garganta.
    Después de vivir cinco años en Italia, vuelve en Madrid con su familia. Ella es hija única. Su padre murió hace dos años y su madre, que tiene casi 70 años, reside como ella en la capital. Su marido es director de una empresa de vinos. Sus hijos, que tienen 6 y 4 años, estudian en el Colegio de San Agustín, donde ella trabaja para el ciclo infantil.
    Donna se siente muy contenta con su vida. De lunes a viernes está ocupada enseñando música en colegio. El fin de semana realiza un voluntariado como educadora musical, enseñando a tocar instrumentos a los niños interesados por la música. Para ella, la música es parte de su vida: cree que es un arma que puede ayudar a la gente a vivir con ganas y feliz, porque, según Donna, es algo muy importante que siempre nos acompaña. Ella es muy feliz porque no le pie más a la vida: tiene una familia buena a la que amar y cuidar, tiene un trabajo fijo, buenos amigos, estudiantes que la adoran y mucho más.
    Donna es buena gente: yo la conozco muy bien. Cuando yo llegué a España hace diez años, ella fue la única persona que me ayudó. Incluso me acogió en su casa cuando tenía que dormir en la calle. Para mí, ella es un ángel de cielo que vive sobre la tierra.

  5. Cuando la veo por primera vez en un restaurante marroquí, trabajando como cocinera, tengo la sensación de que la conozco y cuando le pregunto, ella me lo confirma: es Alina, la chica de Tánger, la jovencita vecina, la chica más feliz y más divertida del barrio. Alina fue la menor de sus hermanos y su abuela la quería mucho y le enseñó a cocinar platos marroquíes. Más tarde acabó el bachillerato pero no continuó estudiando: siempre tenía el sueño de ser un ama de casa clásica. Nunca le gustó la idea de ser una mujer trabajadora, siempre soñaba cuando casarse, vivir en una casa a las afueras de la ciudad y tener muchos hijos…
    No volví a verla durante mucho tiempo, me dijeron que se casó y que se fue con su marido a Barcelona, pero nunca pensé que, después de 20 años, volvería a verla, trabajando en un modesto restaurante, con cara triste y cansada. Parecía mayor de lo que es, me acerqué de ella, la saludé y me presenté, ella me conoció en seguida… Tras una pequeña charla, la invité a tomar un café en mi casa. La pobre allí me contó que enviudó seis meses atrás, y se quedó con tres hijos de dos, de cuatro y de siete años. Ha tenido que buscar trabajo para sacarlos adelante, pero su edad y la crisis no han permitido conseguir el empleo adecuado. Le gusta mucho cocinar, estar al tanto de su familia, asistir a las fiestas familiares. Hasta ahora su vida había sido muy sencilla, muy fácil, pero ahora las preocupaciones le quitan el sueño, tiene más responsabilidades, tiene ahora que ser la madre y el padre de sus hijos a la vez.
    El trabajo en el restaurante no está mal pero ni el sueldo ni el horario le permiten cuidar de sus hijos como debe ser. Me ha dicho que si pudiera crearía su propio negocio: un restaurante marroquí, porque cocinar es la única cosa que le gusta y sabe hacer bien. Yo la he animado y le he ofrecido mi ayuda. Desde aquel encuentro, la veo dos o tres veces a la semana y ahora somos, de nuevo, grandes amigas.

  6. Inmaculada F. es una mujer que siempre aspiró a una vida normal. Normal desde un punto de vista predefinido y aprehendido de su madre, su abuela, su tía y cualquier otra figura femenina que priorizara el arte de lo doméstico a un futuro laboral. En esa vida corriente, Inmaculada conoció a Enrique, un joven que mutaría de pretendiente a novio, de novio a marido y de marido a entidad afanosa que, al volver a casa, caía rendido ante los encantos de un sillón. Ni entre cenas y comidas le daba tiempo a distribuir las mínimas atenciones emocionales que Inmaculada requería, finalizando la jornada pronto, no fuera que el cansancio le impidiera perfeccionar su modus operandi. Por aquel entonces, a Inmaculada el concepto divorcio le parecía tan abstracto como la muerte, pero rápidamente entendió que, cuanto más tardara en llegar el primero, más posibilidades tendría la segunda de alcanzarle. De ahí que rompiera con la tradición familiar, y de paso con sus lazos matrimoniales, y llenara su vida de emociones fuertes, como hacer cola durante media hora en la oficina al paro, brillar en empleos del sector servicios donde el brillo solo interesa a los suelos, y encadenar entrevistas de trabajo que no la dejaban pegar ojo la noche anterior. En la actualidad, tras todos esos causa y efecto que el grueso de la población llamamos experiencia laboral, Inmaculada F. trabaja en un edificio de oficinas atendiendo llamadas, gestionando el archivo y poniendo orden allí donde otros no se atreven. En ocasiones, su jefe, un señor afable que asegura haberse hecho a sí mismo, abandona su despacho y recorre hileras de mesas y licenciados y se planta ante el escritorio de Inmaculada y comienza sus frases con un “a ver qué le parece a usted esto”. Y en esos momentos, a la par que escucha, Inmaculada reflexiona y piensa que en este mundo se puede aspirar a muchas vidas normales y ser todas igual de buenas.

  7. Ella es un enigma. He investigado con mucho sigilo las andanzas sinuosas de esta dueña del tiempo y del espacio. Parece inmutable. Y he descubierto que vive rodeada de incesantes vaguedades, lo que me ha hecho pensar mal con manifiesta avidez. Se está guareciendo, su tapadera vegetariana es una manera perfecta de bordear el camuflaje. No puede postergar su repudio por los jerarcas, y la suelo pensar con la clara y mala intención de servir al integrismo islámico. Estoy segura. Se dedica a chatear y engatusar a chicas y chicos que, desilusionados, con o sin trabajo, son fáciles de convencer entre las evocadoras promesas que ella propone con gran denuedo: la gloria de aspirar a una vida mejor entre los suyos, conseguir el cielo de Alá lleno de huríes o convertirse en héroes para siempre en la historia de su país, así como la promesa de prosperidad para sus padres y familiares. Ellos mismos se ven como los salvadores de la saría gloriosa del Estado Islámico. Pensad en la maldad que encierra esa apariencia de mujer sencilla con un fervor especial por la agricultura. La muy malvada mujer posee un máster en ingeniería electrónica expedido en Silicon Valley y dispone de un servidor privado de correo, creado especialmente para su fatal función. En la zona chatea como lo que aparenta, una bloguera superficial y con poca maña, donde vende sus mermeladas y hortalizas.

  8. Ella es aún la dulce joven que en su día lo fue. La anónima nació envuelta de estrellas lilas de purpurina, con un primer apellido ambicioso: príncipe en catalán. Cangrejita en astrología, nutría con amor a todos sus compañeros de colegio y de vez en cuando los hería con sus pinzas, las cuales protegían sus vulnerables sentimientos. El instituto fue su mejor escenario donde competir con los más célebres. Su inteligencia matemática y de razonamiento atraía a los seres más abstractos y desbordados. Sin embargo, ella mantenía su principio de pureza: confiaba en E.T, en la Luna y en el romanticismo. A ella le encantaba también abrir ventanas y observar los matices de cada paisaje. Una noche abrió una de ellas y observó a una muñeca de madera sentada encima de una lámpara. Obviamente, la tomó y la arropó en sus algas marinas: esa luz edisoniana podía haberla quemado y la pobre muñeca no era ninguna bruja… La madera cada vez se hacía más blanda al empaparse de agua amorosa. La hacía más humana. Solía escuchar Wicked Game de Chris Isaac en momentos de soledad. En realidad la quería, la amaba y la necesitaba. Todo quedó allí. Así que la muñeca volvió a su ventana, pero esta vez sentada en la cama arropada entre cojines. Finalmente, la anónima, al finalizar su carrera de odontología, viajó a Londres y allí ejerció su profesión. Conoció a un hombre de bien, se casaron y tuvieron tres hijos…todo muy convencional. En la actualidad está divorciada y muy necesitada de ternura. Todavía recuerda la muñeca que un día la hizo tan feliz y se pregunta en qué cama habrá acabado… Belleza madura.

  9. Ella se dedica al periodismo. Trabaja para La Vanguardia y cubre las noticias de la sección de Internacional en África. Es de aquellas personas a las que no les importa llevar una vida llena de acción. No le gusta la rutina, ni el periodismo provincial que había convertido su vocación en algo insípido, pleno de aburrimiento y carente de emociones. Ella busca la verdad más allá de lo cotidiano, necesita sentir que su trabajo sirve para algo. Es por ello que decidió irse a África. Allí suele vivir grandes experiencias que le enseñan y que comparte a través de las redes sociales mostrando ejemplos de su integridad de manera contundente y cruel, a veces. Grabaciones de niños sin familia muriéndose de hambre, tirados en el suelo sin poder moverse debido a la falta de alimentación. Ella llora de impotencia cada vez que se acerca a algún poblado perdido en el África subsahariana. Y le llena de esperanza ver cómo un simple trozo de pan o un par de galletas les pueden aportar la energía suficiente como para poder sentarse solos, incorporarse, sin ayuda de nadie. Le sorprende y se admira cómo una niña de ocho años puede cuidar a sus dos hermanos e instintivamente saber qué es lo que tiene que hacer en todo momento, ofreciendo esos alimentos a sus hermanos antes que comérselos. Son estas muestras de valentía las que le llenan tanto su trabajo y por lo que se siente realmente orgullosa. Sin embargo, se siente avergonzada y arrepentida de pertenecer a un mundo en el que por encima de todo se valora más el dinero que la vida de una persona. Y le incomoda e irrita la hipocresía establecida en todo occidente frente a los intereses comerciales y políticos establecidos en estos países sumidos la mayoría de veces en dictaduras basadas en promesas vacías, o en la esclavitud financiera internacional, el comercio injusto y en definitiva condenados a la simple supervivencia del más fuerte. Suele vestir una camisa que la identifica en la que se puede leer “África es el futuro”.

  10. Amalia es una mujer argentina que lucha diariamente por su sustento y el de sus hijos; ella se sincera y confiesa que algunos días han llegado a pasar hambre. Está divorciada y su exmarido tampoco tiene trabajo. Sueña con vivir en una casita de campo cerca de la ciudad y poder cultivar un huerto propio.

  11. Hoy hace un buen día, soleado y con un poco de viento. Un clima excelente, pensó ella. Siguió su rutina diaria: desayunar, arreglarse, ir al trabajo… Una vez allí, recuerda la cita con sus hermanas y el día ya no le parece tan perfecto. Habían decidido, días atrás, hacerse un retrato individual para regalárselo a sus padres en el aniversario de boda que iban a celebrar. Tres hermanas, tres fotografías. Un bonito regalo, pensaron sus hermanas y ella aceptó. Al acabar su jornada laboral, se encaminó hacia el estudio de fotografía, con pocas ganas, pero decidida a hacer el esfuerzo. Observó cómo sus hermanas daban cuerpo los retratos, y ella quedó para el final. Al no haberse acordado de la cita, no iba arreglada como las demás, por lo que se soltó el pelo y usó un poco de maquillaje que llevaba encima y posó.

  12. Hoy he estado con Lucía Sánchez, la chica que veis en la fotografía. Ha compartido conmigo cómo le va la vida ahora y me dice que está trabajando muchísimo, que tiene una consulta de psicóloga en Barcelona, que se ha mudado al centro y que, en estos momentos, se plantea adoptar una criatura. Hemos recordado que, de pequeña, se burlaban de ella todos sus compañeros y compañeras y siempre andaba sola sin relacionarse apenas con nadie, excepto conmigo. Yo me acercaba siempre a ella. Veía a una niña inocente que no era capaz de hacer daño ni a una hormiga. En aquellos años entablamos una amistad que hoy en día aún perdura.
    Como psicóloga, el hecho de poder ayudar a personas con problemas la satisface y se siente realizada profesionalmente. Muestra empatía con sus pacientes: ella sabe, por ejemplo, lo que significa sufrir un abuso y conoce perfectamente -o casi- el camino de salida.
    María es, para mí, una luchadora nata. Y me siento orgulloso de ser su amigo.

  13. Roxana nació en Quilpue (Chile), fue la última de once hermanos. Su papá era ferroviario y su mamá ama de casa; criaron a la pequeña entre algodones, ya que era delicada de salud. Su vida transcurrió con ciertas idas y vueltas, pero fue la más mimada. Aunque debeños señalar que, en algún momento, fue maltratada por algunas de sus hermanas, por envidias o por travesuras de la edad.
    Roxana siempre fue respetuosa, muy bien educada. De pequeña su carita era un amor, pero ya triste de semblanza. Durante unas vacaciones de colegio pidieron por ella para ir al campo de su tíos y lamentablemente, debido a la ingesta de algún alimento o agua, enfermó de hepatitis. Tuvieron que ingresarla en un hospital, donde permaneció una larga temporada.
    Lloraba al ver a su mamá desde una ventana, que la saludaba todos los días con un beso; su padre, en cambio, era un tipo duro que solo pasaba y la miraba, mientras ella con una sonrisa le devolvía un cariño fraternal.
    Más adelante, en la época de la dictadura, participa en reuniones en la casa de su hermano donde todos iban encapuchados y nadie sabía quién era quién. Entraba con clave secreta y siempre que volvía a su casa, lo hacía por calles diferentes.
    Su amor al comunismo le proporcionaba satisfacciones y sus opiniones, recogidas por escrito, llegaban a cualquier parte del planeta y era correspondida con respeto y admiración. Como buena estudiante, se fue a Santiago a estudiar Profesorado Infantil. Realizó prácticas en orfanatos, donde encontró a niños desnutridos, donde hacía falta amor y calidez humana. Siempre fue fuerte de corazón, resistió aquella dureza y siguió adelante. Empezó a trabajar en una escuela de Quilpue, donde se mantuvo durante 18 años, dedicándose a los locos bajitos. Muchos de ellos, pasaban a saludarla muchos años después de haber sido sus alumnos y ella allí seguía, al pie del cañón.
    Tuvo dos hijos, que crió con amor; pero un día, cansada de humillaciones en su hogar, decidió cambiar de aires. Con 40 años decidió vivir su vida en Barcelona, donde estudió un Posgrado en Desarrollo Psicomotor. Era muy sociable y consiguió un trabajo en un bar, donde se sentía a gusto y donde mucha gente buscaba su compañía por su forma de ser, porque en definitiva, ayudaba a mucha gente desde sus palabras y convicciones. En esos años de estudio en Barcelona, cuidó de dos niñas que eran como terremotos y que encontraron en ella una mujer antisísmica, porque el amor era aún más fuerte.
    Su vida siguió quién sabe por donde…En algún sitio de esta ciudad anónima que es Barcelona, estará ella, disfrutando con calma de una vida cargada de detalles. Ojalá tenga aún guardada una flor rosa que una vez yo le regalé.

  14. Me veo en la obligación moral de contar al mundo todo lo que he descubierto sobre esta persona. En realidad se me hace difícil explicarlo, porque sé que pocos me van a creer pues el mundo está repleto de los mal llamados conspiranoicos, y voy a tener que asumir que me tacharán de loco. Aunque soy consciente, lo que sé podría acabar con mi propia vida o incluso perjudicar a otras personas. Pero sopesando los pros y los contras, he llegado a la conclusión de que el hecho de guardar para mí esta información podría suponer el fin de la propia humanidad. Y yo no quiero hacerme el héroe, pero llegados a este punto, no me queda otro remedio que ser el primero en tirar del hilo para que si alguien sabe cómo solucionarlo, pueda hacerlo. El verdadero héroe aún está por venir.

    Lo que se sabe sobre la identidad real de esta mujer es poco. Se tienen registros de ella desde principios de la Primera Guerra Mundial que la sitúan en la Bulgaria de la ofensiva del Frente Balcánico. Se dice que por aquel entonces una mujer de mediana edad se intentó infiltrar sin éxito en asuntos de estado de su país y que fue asesinada por un alto cargo del ejército búlgaro en extrañas circunstancias. Años más tarde, en 1944, se la volvería a ver en Grecia pasando información y documentos confidenciales al ejercito británico. Las imágenes que fueron tomadas en ese momento por espías rusos del Ejército Rojo la relacionan directamente con la mujer asesinada en la capital de Bulgaria en el año 1914. Tendrían que pasar varias décadas hasta que alguien registrase algo más sobre ella, pero en esta ocasión los datos son incluso más sorprendentes: en Londres, en el año 1996, se halló el cadáver de una mujer de mediana edad en la cuneta de una carretera de una zona boscosa. El cuerpo estaba desnudo y presentaba signos de descomposición. Durante la autopsia, se descubrió que, de la parte baja de su espalda, de su coxis, salia un apéndice formado por capas de piel seca, de una longitud de cinco o seis centímetros, con apariencia de cola de una serpiente de cascabel. Se entiende que esas capas eran consecuencia de las sucesiva mudas de la piel acontecidas a lo largo de su vida. Y se pudo determinar que había hecho la muda unas doce veces durante los últimos 60 años. Después de esa autopsia fue incinerada.

    En la actualidad, las investigaciones sobre ella nos llevan al barrio del Raval de Barcelona. Según afirma un profesor de Lengua Castellana que ejerce en una escuela de adultos de la zona, esta mujer vive sola en una casa de campo de los alrededores de Tarragona. Se dedica a cultivar fruta y a preparar mermeladas y confituras que vende a comerciantes de la zona. Esa es su identidad real. Se cree que espera el momento adecuado para llevar a cabo sus verdaderas y ocultas intenciones. Pero la realidad es que descubrir su verdadero yo no es fácil, porque a algunas personas las ha llegado a controlar telepáticamente para hacerles creer que posee una identidad distinta. La intención es despistar, y lo consigue, porque cada cierto tiempo aparecen personas anónimas describiéndola de una manera o de otra. Y no dudo, que en los próximos días, escuchemos a varias personas que afirman haberla visto o conocerla personalmente, y aportando toda clase de detalles, que en realidad, no son más que alucinaciones que ella misma les ha metido en la cabeza. Mucho cuidado con ella, por favor.

    El profesor está bastante desconcertado con todo esto y ha querido poner a sus estudiantes en la tesitura de compartir todo lo que sepan de ella, de manera encubierta, en un trabajo escolar. Sabemos que su verdadera intención es contrastar informaciones para llegar a alguna conclusión. Los que sabemos la verdad, estamos asustados. Pero confiamos en que entre todos acabaremos con ella y salvaremos a la raza humana.

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