Sueño nº1

sueño núm.1

[Foto de autor sin identificar]

Tomo tranquilizantes para dormir. Duermo entre ocho y nueve horas diarias, en una tirada. Sin efectos secundarios, sin dependencia, solamente una contraindicación: sueño mucho. Sueños como la vida misma, horribles y rutinarios. Sorprende la veracidad de los espacios, de las personas, de los detalles; y lo peor de eso -o quizás, lo mejor-, es que los recuerdo uno a uno al despertar. En mi sueño número 1, tengo miedo escénico. Participio en un festival al que me he comprometido a asistir. Saludo a la soprano, está ya vestida, nerviosa. Yo también estoy ya vestido y parece que no me doy cuenta de que yo también he de salir al escenario y cantar y de que la gente ya nos espera afuera. Pero algo terrible me pasa: no me sé el papel, no recuerdo nada. Ni siquiera sabría cómo empezar, qué decir. Falta apenas media hora. Ya hay vida, murmullos en el teatro al aire libre, se encienden focos a pesar de que aún es de día. Pero yo no me sé el papel. Es de verdad. No soporto la ansiedad. De vomitar tengo ganas porque solo llorar no sería suficiente. Entonces me voy, me escapo, corro y corro.

Tu sueño recurrente, ese que se repite y repite, de extensión libre. Nota: si no sueñas, no nos lo digas. Inventa o huye de esta entrada.

20 thoughts on “Sueño nº1”

  1. Yo normalmente no sueño, o por lo menos no me acuerdo, pero voy a contar dos que sí puedo evocar. En el primero tenía dieciocho años, carné de conducir recién sacao. El sueño es más simple que una “o” con un canuto. Voy por la carretera en el coche como si estuviese en un juego de ordenador, y a cada curva me salgo y me estrello, y al segundo siguiente vuelvo a estar en la carretera y me vuelvo a estrellar y así todo el rato.
    El segundo sueño es más surrealista y es más reciente. Estoy en un bar, hay gente, pero yo no me fijo en nadie; lo que me llama la atención es una chica al fondo del bar, en un pasillo. Parece que está a su historia, bailando ella sola. Yo pregunto por el servicio: “La primera puerta a la derecha”, me dicen y es justo donde está la chica. A medida que me voy acercando la veo más rara: ojos de loca, muecas con la cara… y después, se da de cabezazos contra la pared. Tal como estoy viendo esto, empiezo a escuchar el rugir de una radial y ruidos raros, no los típicos de un bar, y mi pensamiento fue desafiarme:”Si a mí esto no me afecta…” Fíjate si me afectó, que me desperté.

  2. PERRO COME PERRO

    Ladra, aúlla, ladra, aúlla.
    El quejido inunda el apartamento. Me acompaña cuando desayuno y cuando hago los deberes. Se mezcla con mi llanto cuando estoy triste.
    Vivo en un edificio gris de una ciudad gris. Todo huele a huevo podrido, creo que viene de las fábricas que nunca dejan de humear. El chucho sigue ladrando en el patio de luces propiedad de un vecino que no vive aquí. Ya casi nadie vive por aquí. Mamá y papá nunca están en casa, la única compañía que tengo son los ladridos y aullidos del perro vecino.
    Despierto, es noche cerrada. Llamo a gritos a mamá pero no está. El perro no ladra, eso quiere decir que es domingo. Cada semana, puntualmente, el propietario que ya no vive aquí trae dos pollos asados y los lanza por encima del muro. Ese hombre da más miedo que su perro: no tiene rostro, solo una enorme sonrisa llena de colmillos astillados. El chucho vuelve a lloriquear, su amo se ha ido sin despedirse.
    Doy vueltas por la casa, golpeo puertas y armarios. Supuro ira, los ladridos me vuelven loco. Entro en el despacho de papá, atravieso la puerta con el cartel escrito en alemán, pone ACHTUNG. La habitación es un santuario dedicado a la memoria del padre de mi papá, creo que era un cazador famoso. La estancia está decorada con muchas cabezas de animales disecados. Veo la escopeta, me acerco a ella y la reconozco: es la que los italianos llaman lupara. Papá siempre cuenta historias, o contaba cuando no trabajaba tres turnos en la fábrica. Oigo un ruido, me asusto y salgo del despacho. Voy al baño, quiero ducharme y que papá y mamá vean que estoy limpio y se sientan orgullosos. La ducha no funciona, no recordaba nos cortaron el suministro. Me miro al espejo, estoy desnudo. Tengo trece años, las orejas demasiado grandes y un saco de complejos. Dejo al niño llorón del espejo y vuelvo al despacho, de manera automática cojo la escopeta y la cargo y vuelvo al baño. Disparo sin piedad contra el niñato. Ahora soy un hombre y los hombres matan por compasión.
    Ya no hay espejo, ni paredes, ni muro, ni edificio. Estamos solos el perro y yo, sigo desnudo y tirito de frío y miedo. El perro se acerca lentamente, no tiene uñas y la piel llena de eccemas y cicatrices. Apunto con la escopeta, el perro se detiene a un par de metros y fija su mirada en mi rostro, bajo el arma y observo sus ojos, son humanos -muy humanos- y piden clemencia. Vuelvo a apuntar.
    FUNDE A BLANCO
    (silencio absoluto)
    FUNDE A ROJO
    (ahora soy yo el que ladra y aúlla)

  3. Mi sueño número 1 es un sueño que se repite desde hace exactamente 6 años. No sé realmente su significado. El sueño siempre se basa en mi expareja: no sé por qué pero siempre sueño que volvemos, la misma ex una y otra vez, en diferentes situaciones pero acabamos volviendo, besándonos y lo que el sueño da de sí… Por más que quiero comprender el significado no lo sé adivinar, pues no volvería y no me paso el día pensando en ella, pero ahí está siempre, como mi sueño número 1.

  4. Los sueños nos llevan a otra vida; hay algunos sueños que son muy agradables y otros que son horribles o muy malos. Creo que normalmente, lo que vemos en sueños es lo que hacemos en nuestra vida en general o, a veces, lo que vemos en las películas.
    Yo también sueño mucho, a veces sueños bonitos y a veces desagradables. Este fue un sueño horrible que tuve y que me hizo llorar casi toda la noche:
    Era en invierno, una noche diferente a lo habitual, donde hacía demasiado frío y todo estaba oscuro en la calle. En mi sueño está lloviendo y yo estoy con mi padre y mi madre en una casa muy pequeña. Mi hermano nos dice por teléfono que se siente enfermo y nosotros nos ponemos muy nerviosos; salimos de casa y corremos donde está él. Y vemos una montaña que tenemos que atravesar, era muy duro llegar ahí. Por fin llegamos allí pero mi hermano ya había muerto. Lo llamamos muchas veces, pero nadie responde y, entonces, nos damos cuenta de que él nos ha dejado solos, y lloramos mucho, yo siento que nunca más le volveré. a ver. Este fuerte sentimiento me despertó. Mi almohada estaba mojada por mis lágrimas, Mi corazón latía muy muy rápido. Después de poco tiempo me di cuenta de que todo esto era un sueño. Se lo agradecí a Dios y quise escuchar la voz de mi hermano para saber que todo estaba bien, pero eran las cuatro de madrugada y no llamé. Tomé un vaso de leche caliente y volví a dormir tranquilamente.

  5. Me ha vuelto a pasar. Pero esta noche no cantaba; era, simplemente, una conferencia sobre una película. Y no me ha dado tiempo a preparar nada, y sé que no sé nada. Era a las siete de la tarde. En este caso, en las horas previas, está conmigo mi compañera de trabajo, que me entiende, pero me va dando toques. “¿Vas a avisar?, ¿Seguro que no puedes hacerlo?” Me entiende pero yo acepto su injusta presión estoicamente. He decidido que afrontaré cara a cara mi decisión y acudiré al evento, pero no estaré en la mesa. En este sueño, hay un doble sufrimiento; al miedo inicial se le suma mi vergonzante presencia en el terreno de batalla: veo la cara de disgusto de la gente que ha hecho un esfuerzo por venir, y que, por respeto, no me dice nada; observo la cara del profesor que ha organizado la charla, que me mira de soslayo, muy serio y que yo sé de su decepción; mi torturante remordimiento y mi desconfianza en mi incapacidad. Y yo disimulando en mi puesto de trabajo, cargando con mi pánico y deseando no haberme dejado vencer por la cobardía. O por haber aceptado la propuesta, joder, que ya me vale.

  6. He tenido un sueño muy bonito. Yo estaba en el mar con la chica que amo. Estábamos allí, sentados en la arena. Pensaba que era un día maravilloso para mí. No había problema ni nadie que interrumpiera nuestra intimidad. Estábamos relajados y disfrutando el día, con un sol muy agradable. Éramos como las primeras personas en la historia de la Biblia: ella Eva y yo Adán. Observábamos el mar: las olas y las peces que parecían estar jugando en el medio y en el fondo, las montañas -que eran muy verdes-, los animales que vivían allí, y los pájaros que cantaban y prometían prosperidad en nuestra vida. Además, teníamos mucha comida preparada porque me aventuré hacia el centro de la montaña y cogí frutas frescas. Decidí que prepararía una barbacoa de carne y peces grandes y mucho más. Yo estaba muy feliz, pero después de algunos minutos, yo caí, me sorprendí y me pregunté a mí mismo: “¿Por qué estoy aquí, debajo de mi cama y solito?, ¿dónde está mi novia?” Hace casi dos semanas que ella y yo cortamos nuestra relación, y creo que yo soñé porque todavía estoy enamorado de ella y la echo de menos.

  7. Oigo un ruido suave, insinuante. Es casi un susurro que acaricia mis oídos y despierta mis sentidos. Me relaja y me hace sentir bien, pero no consigo identificarlo. Después veo, poco a poco, de dónde procede esa música que me cautiva: son las olas del mar, con su baile acompasado y su sonido recurrente. Es como un amante que te habla flojito al oído, te roza erizándote la piel y te envuelve entre sus brazos haciéndote sentir segura y amada.
    No puedo resistirme a su encanto y mis pies se arrastran sobre la arena acercándome hacia la orilla despacio, sin prisas. El agua me moja los pies y dejo que su hechizo me lleve cada vez más adentro. Ya casi no siento la arena bajo mis pies y de pronto el susurro se convierte en un ruido fuerte, ensordecedor y el movimiento de las olas rápido, incluso violento. Pero ya es muy tarde, no puedo escapar, siento como sus brazos de espuma y agua me agarran fuerte y me quieren arrastrar hasta el centro de sus entrañas. Pero lucho con todas mis fuerzas para ganarle la batalla, saco la cabeza del agua una y otra vez para coger aire. De repente siento que una bocanada de aire entra por fin en mis pulmones. Miro a mi alrededor buscando la orilla y atónita descubro que estoy en mi cama. Me miro y estoy realmente empapada, pero no de agua sino de sudor.
    Todo ha sido un extraño sueño que vuelve de vez en cuando. Un sueño que como si de un mal amor se tratase empieza tranquilo y cuando me cautiva me traiciona y pretende destruirme, espera que su fuerza me asuste, pero no me dejo intimidar.
    ¡Nos vemos en mi próximo sueño!

  8. He tenido dos veces este mismo sueño: estoy en el ático de un edificio muy alto, sin barandillas que eviten mi caída y me encuentro sentado, sin poder moverme del sitio, sin saber tampoco cómo he llegado allá arriba. Solo sé que cada vez que vuelve este sueño a mi cabeza sufro porque tengo un poco de vértigo a las grandes alturas y me despierto con el susto aún en el cuerpo y me vuelvo a dormir, por suerte, soñando otra cosa.

  9. Fin de año

    Se puede decir que sueño de dos maneras diferentes: dormida y despierta. Y según qué días realmente prefiero soñar despierta, ya que cuando tengo sueños un tanto angustiosos no dejo dormir a quien tengo cerca. Recuerdo igualmente sueños con seres queridos de la familia y este es uno de ellos.
    Es el día de fin de año, y como cada año llego a casa de mi abuela con mis padres y mis hermanos a la hora de merendar, y allí encuentro a nuestros tíos que vienen de Sevilla, a mis primos… y a todos los que por costumbre y tradición somos todos los años, y sin ellos es como si no existiera ese día. Pero…no sé por qué no aparecen ni mi abuelo ni mi abuela; me angustio, doy vueltas por el pequeño piso del Besós (que es donde vivían) y no los encuentro; de pronto, vuelvo a la habitación donde mi abuelo tenía una mesa de carpintero y donde solía preparar el postre (unas macedonias riquísimas), y allí está. Se me pone una sonrisa de oreja a oreja y me da un trocito de fruta.
    Sigo sin ver a mi abuela… ¿qué pasa, por qué no aparece, por qué no está? Salgo de la habitación, vuelvo a mirar y entonces poco a poco va apareciendo una sombra -es como una imagen de película que pasa de ser una imagen transparente a ser como de carne y hueso-, pues así es en mi sueño. Al fin aparece y como siempre ese día lleva sus labios pintados con un toque de carmín, nos ofrece a todos su mejor sonrisa, muchos besos, la bandeja de polvorones, y empieza la fiesta de fin de año.
    Hoy en día ya no están ni mi abuelo, ni mi abuela, ni mi padre… pero ese día es un día que en mi casa lo recordamos con mucho amor, y aunque no estén soy feliz pensando que todavía están vivos en mis sueños.

  10. Tengo que decir que me paso muchísimas partes del día soñando y que dormido sueño poco. Una lástima, porque es el mejor momento del día, aunque depende del sueño, está claro. Dicen algunas personas que es bueno ser soñador; yo pienso entre comillas, siempre desde mi opinión, que soñar es de personas cohibidas, poco constantes, cobardes quizás, y que conste que yo soy el primero, pero tampoco me considero cobarde ni cohibido, igual poco constante sí… Creo que todos o casi todos los sueños se pueden cumplir, o haberse cumplido; igual ya es demasiado tarde en algunos, lo que hace falta es valentía… Mis sueños casi siempre se repiten: sueño que salgo a un estadio de primera división a jugar un partido de fútbol, o que corro una carrera de moto gp con Valentino Rossi y Marc Márquez y llevo sus vidas… Creo que hay que internar soñar menos y actuar más. Si yo cuando jugaba a fútbol, antes de lesionarme -llevo ahora mismo sin jugar cuatro años y tres operaciones de pubis- nos decían a mí y a mi padre que valía, si yo no hubiera salido por la noche el día antes del partido, si no hubiera fumado, sí hubiera seguido algunas pautas… pues igual en vez de estar soñándolo ahora podía estar viviéndolo. Así que es bonito soñar, pero si uno se lo curra, que soy el primero que no lo ha hecho, igual en vez de soñar pues lo acaba logrando y eso es todavía más bonito.

  11. Sueño cuando duermo y normalmente nunca recuerdo qué sueño, pero también sueño despierto y son sueños recurrentes. Sueño la utopía, anhelo un mundo justo, sin fronteras culturales o económicas. Pienso en cómo podríamos conseguir un mundo mejor para todos, donde unos pocos no decidan por el resto en beneficio propio, donde se busca el beneficio común y se entiende la globalización como un todo para todos. Imagino nuestro planeta, la Tierra, nuestro hogar, como un lugar acogedor que cuidamos y que nos cuida, como un ser vivo en su conjunto. Sueño que no hay guerras, que las armas desaparecen y que los problemas se solucionan con la palabra y la razón.
    Canto esta canción: http://www.youtube.com/watch?v=JDzQLQ952ZU

  12. Una de las cosas que más me gusta es soñar, ese momento en el que dejas a tu imaginación volar y donde se reflejan alegrías o preocupaciones; somos espectadores de todo eso como si fuera nuestra propia película. Mi ultimo sueño me gustó bastante la verdad. Estaba de viaje en una de las ciudades que más me gustaría visitar, por fin estaba eb Nueva York. Concretamente en un garito, con un par de amigos, tomándonos una cerveza tranquilamente, charlando. De repente por el televisor anuncian que es el día en el que el tiempo se detendrá a las seis de la tarde y se quedará todo tal cual, pero solo tendrán el placer de vivir esta experiencia durante 12 horas un número contado de personas. Faltaba como media hora para saber si nos quedaríamos parados o seriamos de los afortunados que podrían hacer lo que quisieran por la ciudad durante 12 horas… faltaba un minuto para las seis y de repente: ¡Chas! Nos miramos y éramos los elegidos, podíamos hacer con la ciudad lo que nos diera la gana… Y en ese punto del sueño, me despertó mi perrita lamiéndome la cara.

  13. Tengo que reconocer que soy un soñador apasionado. Lo mismo sueño dormido que estando despierto. Y esto, aunque podría ser la mayor de mis virtudes, no deja de tener sus inconvenientes.
    Mi último sueño me dejó bastante impactado, y como suelo hacer, al despertar no podía contener el impulso de querer continuar soñando. Es un ejercicio que intento a menudo. Si el sueño que tengo me gusta o me sorprende, no quiero despertar. Es como un juego y no es difícil de llevar a cabo. Mientras está el recuerdo fresco, intento pensar en lo que pasó, hacer un repaso mental de los acontecimientos, y luego, manteniendo el estado relax y la respiración pausada, imagino esa continuación que me gustaría que tuviese el sueño. En pocos segundos, vuelvo a estar en el mundo mágico de Morfeo.
    Esta vez, el sueño me hizo despertar de manera impulsiva. Y cuando esto pasa, suelo recordar poco de lo soñado. En cambio, la sensación de impotencia que tenía al despertar, me daba una pista de que no había sido nada bueno. Hice el esfuerzo, y las imágenes se iban sucediendo por mi mente como destellos de las bengalas que encienden los niños en la fiesta de San Juan. Sabia que algo me perseguía. Era una imagen oscura, como la sombra de un señor con sombrero de copa, sin rostro. De una estatura normal, no mucho más alto que yo. Pero sus manos tenían unos dedos largos que acababan en unas uñas puntiagudas, y eso dejaba de parecerme propio de un humano. Llevaba una gabardina larga, también negra como toda su silueta. Su manera de ir detrás de mí no era precisamente la de una persecución. Él caminaba. Yo lo miraba de vez en cuando e intentaba acelerar el paso para perderle de vista, pero cuando volvía a mirar, estaba a menos de diez paso de mí, siempre a la misma distancia. Yo buscaba darle esquinazo en alguna calle, pero tampoco tenía intención de correr. Intentaba que nadie se diese cuenta de la situación, y de alguna manera, y aunque sabía que estaba asustado y nervioso con ese personaje detrás de mí, intentaba disimular.
    De pronto me encontré perdido. Estaba en la orilla de un rio, y a mi izquierda se veía, imponente, un puente de hierro tan alto como un edificio de diez plantas. A traves de él, una luna llena, tan blanca que iluminaba tanto como el propio sol. No podía seguir caminando sin meterme en el agua, y mire hacia atrás. Allí estaba él. Mirándome, pero yo seguía sin ver su cara. Lo que hizo a continuación fue lo que acabó de trastocarme del todo. Abrió su abrigo, cual exhibicionista ansioso por enseñar su misterio, y de su cuerpo, de la sombra, empezaron a aparecer niños de diferentes edades, que sin fuerzas iban arrodillándose y arrastrándose por el suelo hasta quedar estirados como si solo quisiesen dormir. Uno de ellos, llego a gatas hacia mí y con los ojos prácticamente cerrados, alargó su mano para que yo la cogiese. Yo la agarré con fuerza y me incline hacia él con la intención de ayudarlo a levantarse, hasta que oí, en un susurro, cómo me pedía auxilio. En ese instante, mientras lo incorporaba, levanté la mirada para ver al hombre sin rostro, que seguía ahí, de pie. Fue cuando me di cuenta de que estaba todo el lecho del río cubierto de niños medio dormidos, haciendo esfuerzos por moverse, o sollozando y agonizantes.

    El intento por continuar este sueño no tuvo éxito. En varias ocasiones lo intenté, pero creo que nunca encontraré respuestas. ¿Qué mensaje tenía ese personaje para mí?, ¿qué les pasaba a esos niños?, ¿cómo podía yo ayudarlos? Ojalá algún día él 0vuelva a aparecer en mis sueños. Le temo, pero lo espero.

  14. Me gusta que llegue la hora de dormir, para echarme en la cama y soñar. No tengo un sueño que se repite, cada noche es una historia diferente; en unas soy la protagonista y en otras solo un personaje secundario a quien miro como si estuviera en un película. Pero lo que más ocurre en mis sueños son hechos que me pasan por el día y no han terminado como yo quería. Entonces me vuelven a pasar. Es como si tuviera otra oportunidad. No creo que analice, simplemente la veo desde otra perspectiva. Otras veces, gente que me rodea entra en mi sueño; no he hablado nunca con ellos pero en mis sueños forman parte de mi vida. Pero lo que más me gusta y no siempre pasa es que puedo estar con la gente que más quiero y que ya no están a tu lado. Durante un instante estoy con ellos, hablan, puedo abrazarlos mientras me aconsejan. Estos sueños son los que me hacen levantarme bien y ser más feliz.

  15. Cuando la gente me cuenta sus sueños me cuenta historias. Yo sólo sueño escenas. Un solo decorado, una pequeña acción y despierto, así de breve. Una noche pasó una ballena bajo mis pies, inmóviles sobre un suelo de cristal. Otra me vi cepillando el pelo inexistente de mi caballo de cartón. Ya así casi cada noche. Ya guardo un extenso imaginario de escenas surrealistas, porque recuerdo casi todos mis sueños. El último me divirtió especialmente. Estaba plantada frente a un espejo mirándome a los ojos, perfectamente maquillados. Un sombreado ligero, un trazo impecable con lápiz negro y una máscara espesa. Pensé que estaba estupenda. Pero al abrir el campo de visión algo me llamó la atención, algo poco perceptible pero que rompía la monotonía de una imagen tan familiar a mis ojos. Una barba. Tenía una barba espesa y negra, salpicada por algunas canas. Cómo no me había dado cuenta. La acaricié. Era terriblemente suave y agradable. Pero no podía conservarla, qué locura. Menos mal que mi mano derecha sujetaba, de repente, una cuchilla. Empecé a pasármela por la cara con la destreza con la que lo hacía mi abuelo. Entonces desperté, y la eché en falta.

  16. He tenido el mismo sueño dos veces, pero en distintos ańos. La primera vez tenía aproximadamente diez ańos. Yo estaba con mi tía en una especie de bosque y nos quería atacar una serpiente enorme; no sé cómo cogí aquel animal e intentaba que no me mordiera, pasaron varios segundos y yo seguía luchando con esa serpiente hasta que de repente, al tener mis manos abriéndole la boca, la partí en dos… Cuando me desperté, seguía asustada, no entendía el sueño. Después a mis 19 años volví a sońar con esta serpiente, la misma que en aquel entonces. Esta vez yo estaba con distintas personas, mi novio y una prima entre ellas; supuestamente yo ya había estado en ese bosque con mi novio tiempo atrás y sabíamos que estaban esos animales allí y evitábamos entrar, pero acabamos de nuevo en ese lugar junto a mi prima; ella entró primero y yo iba detrás, de repente me acordé de las serpientes que existían… Mi prima iba más adelante, salí corriendo de ese camino, grité a mi prima para que no siguiera por ahí, pero mientras ella intentaba volver, que lo logró, vi como las serpientes enormes emergían de la tierra y me asusté mucho.. Parecía que estuviesen ahí dormidas, enterradas, yo pensaba que eran troncos de árboles. Salimos corriendo los tres y nos seguía una de ellas, la misma de mi sueño de nueve años atrás -aún puedo recordarla a la perfección-. Acto seguido nos alcanzó y yo luché contra ella; volvió a suceder lo mismo pero esta vez, al mantenerle la boca cerrada y apretarle la cabeza… la presioné muy fuerte supongo…destrocé su cabeza… Yo iba a los sitios con la serpiente muerta en mis manos.
    Suelo soñar poco o no me acuerdo si soñé o no pero las veces que lo hago siempre son cosas raras.

  17. De repente me encontré en medio de una gran multitud, alabándome y gritando mi nombre. No sabía cómo, pero allí me encontraba frente a esa multitud de personas que me divinizaban. Al parecer había triunfado, sentía cómo la gloria se apoderaba de mí tras haber finalizado mi debut. Pero no fue hasta entonces cuando caí en la cuenta de que realmente me había condenado a vivir en la gloria eterna. Me quedé paralizado frente a tal pensamiento. Mientras, observaba el escenario donde yacían multitud de flores como rosas, claveles, entre otras de la misma índole y que sutilmente perfumaban el lugar. Asimismo había algunos objetos que no podía visualizar con claridad debido a los focos que me iluminaban con gran intensidad. “Este es el fin -pensé yo-, por fin podré descansar en paz. Después de todo la fama no es tan horrible como suelen decir las celebridades”. Fue entonces cuando, de golpe, aquellos focos que me iluminaban se apagaron repentinamente y pude observar cómo aquellos objetos que no podía clarificar en el escenario, poco a poco iban tomando forma, hasta que pude observar con claridad que se trataba de mis padres. Junto a ellos había un hombre muy alterado que discutía sobre la prioridad del paso; a parte de aquella multitud de gente que se encontraba detrás de mí gritando: “¡Está vivo!”

    Cuando recuperé la conciencia pude observar que los focos que me iluminaban eran las luces delanteras de un Renault 5 que me apuntaban fijamente a la cara y que aquellas voces que me aclamaban no eran sino espectadores cuya visión de un niño de cinco años debajo de un coche y sin daño alguno, les dejó boquiabiertos y en algunos casos pletóricos de felicidad. Fue entonces cuando me di cuenta de que aquella experiencia podría haber sido un ir y venir del más allá al más acá o que, simplemente, se podría haber tratado de imágenes malinterpretadas debido a mi desorientación. Aunque un niño tan pequeño tiende a pensar lo primero. De igual modo, si hubiera sido así, aún no me puedo explicar esa sensación de gloria que junto al olor de aquellas flores me llenaba de paz y de tranquilidad eterna.
    Así pues, nunca sabré si podría haber sido un reflejo de mi muerte o si esta se manifiesta en forma de sueños, o si solo fue un sueño más que se produjo durante mi estado de inconsciencia.

  18. SUEÑO Nº1

    Mi sueño es, entre tétrico y feliz, según se mire; a mi modo de ver es feliz y triste al mismo tiempo. Sueño que estoy en una montaña, rodeada de árboles, cerca pasa un río que junta su sonido con el del viento y el canto de los pájaros que por allí revolotean. Me encanta la sensación de paz que me da ese lugar. Cierro los ojos para disfrutar de todos los sonidos que me rodean, pero cuando los abro descubro que no estoy sola: hay alguien más que me observa. De entre los arbustos solo distingo una figura oscura que posa su mirada en mi rostro; no tengo miedo, esa mirada me da paz, mucha paz. La figura se mueve lentamente, viene hacia mí, no tengo miedo alguno. Cuanto más cerca está, más paz siento. Esa figura que ahora esta frente a mí es mi abuelo, que solo me mira con amor y esperanza y se acerca a mí y me rodea fuertemente con sus brazos; yo solo puedo abrazarlo, no puedo articular palabra alguna, me embarga la emoción y solo puedo disfrutar de ese abrazo entre los dos. Cuando despierto tengo la sensación de que sigo sintiendo los brazos de mi abuelo y me siento triste al ver que tan solo era un sueño.

  19. Soñé que mientras conversábamos, me ahogaba tomando mi último trago, mientras mi copa se precipitaba de forma irremediable contra el suelo de madera en el cual descansaban mis pies. Un trágico desenlace digno del más tórrido culebrón venezolano, pero no digno de algo real.
    Me quedé petrificado, estupefacto, inconsciente y desconcertado sin entender cómo aquella estupenda velada se estaba desvaneciendo ante mis ojos, transformándose en una amarga pesadilla de la cual no podía escapar, solo deseaba despertar y darme cuenta de que solo era un sueño. ¿O es que no era un sueño?
    Al despertar de la efímera oscuridad el sollozo de tu boca me hizo entrar en sí, ahora consciente de todo lo que había sucedido a mi alrededor, mientras me gritabas: ¿Qué te ha pasado? No me vuelvas a pegar estos sustos, que no quiero verte más así.
    Aún desorientado llegué a comprender que el agua de mi supuesta copa no fue la culpable, que el sueño no era un sueño, solo un desvanecimiento temporal provocado por una bajada de azúcar.

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