Cápsulas

[Foto: Brooks Elliot]

Si te hubiera hecho caso, ahora recordaría – como tú – el tema que nos volvía locos sobre la pista aquel invierno cuando nos conocimos, para qué llamamos al médico de urgencias aquel sábado por reyes, las veces exactas que sentí tu mano confiada descansar sobre mi hombro o el nombre de aquel hotel barato en Málaga. Yo te envidiaba. Un día me confesaste que tomabas cápsulas que rellenabas en casa, en nuestra casa. Al principio no te entendí, pensé que bromeabas, porque se te ponía una sonrisa tan infantil que besarte parecía ilegal. Insistías en tomar, querías invitarme. Me abrazabas, te alejabas, volvías, te tirabas encima de mí, yo te aguantaba…y una tarde, bailando sin parar aquella música que sacábamos de no sé dónde, me convenciste. Al final conseguiste que descubriera el sabor de aquellas cápsulas caseras. Así supe lo que metías en ellas: eran nuestros recuerdos.

Tus deseos en una cápsula casera. Extensión abierta.

14 thoughts on “Cápsulas”

  1. Dónde está la cápsula que guarda todo lo que has hecho y has vivido, para que en los momentos de flaqueza, de tomar decisiones importantes y de hacer frente a tus miedos, la tomes y recuerdes el cómo y por qué estás en ese punto. Que te recuerde cómo has afrontado la vida, cómo has sido de fuerte para convertirte en la persona que eres ahora. Que te recuerde que tú te pones tus propios límites y que tu mayor amenaza, eres tú. Que te ayude a usar tu lado oscuro para tu propio bien, afrontando todo lo que venga tal y como lo has hecho siempre. Haciéndote más fuerte y más sabio solo con recordarte que estas aquí por una razón. Y esa razón eres tú mismo.

  2. La vida es como un frasco de cápsulas, de distintos colores. Cada color es una experiencia vital que nos acompaña y el contenido granulado de su interior,a veces, pasa bien por nuestra garganta y otras nos atraganta y hace toser. A pesar de la experiencia, sabemos como si fuera una prescripción facultativa, que no por ello debemos dejar de tomarlas, ya que interrumpir el tratamiento tiene fatales consecuencias.

  3. ¡¡Por fin el gran avance de la humanidad!! Las cápsulas Hoy Poy, la revolucionaria forma de guardar o almacenar cualquier cosa a través de cambios moleculares. Se puede guardar lo que quieras: desde una casa pasando por una batería musical, un coche, un avión… lo que quiera uno.
    Cada marca multinacional ya tiene sus cápsulas Hoy Poy. Se trata de una forma espectacular de ahorrar espacio; tú simplemente, que quieres esa casa de madera superbonita para vivir en la montaña, solo tienes que ir a la inmobiliaria y pedir tu cápsula casa y así con cualquier objeto que sea material. El funcionamiento es el siguiente: coger la cápsula y lanzarla en la zona donde quieras que esté situada la casa. Se usa el mismo procedimiento para todo tipo de cápsulas. Así que espero que le saquéis partido a este invento revolucionario que nos va a cambiar la forma de vida.

  4. Tú haces que sea especial, que todo en mi mundo sea diferente, que me levante cada mañana pensando en mi dosis de alegría. Esas cápsulas que sólo tú y yo poseemos, que tú y yo fabricamos, fruto de nuestra de complicidad. Cada dosis me ayuda a llevar mi día a día, a sacar una sonrisa en los peores momentos, a levantarme cuando me caigo, a ser yo misma.

  5. Estas cápsulas quizás las he tenido en mi mano pero no las he querido usar. Las podría haber llenado meses atrás, pero tampoco me pasó por la cabeza; aunque no me arrepiento porque en vez de guardar los momentos junto a una persona especial en una cápsula, los guardé en mi corazón. Las cápsulas se pueden perder, si les toca un poco de agua se pueden deshacer y perderse lo de dentro, aunque si pienso en la manera de olvidar algunos momentos, valdría más meterlos en una cápsula y que se perdieran. Que no que se queden en el corazón porque es imposible olvidarlos.

  6. Son tantas las cápsulas que necesitaríamos. Son tantos los recuerdos que nos gustaría guardar. Sería maravilloso poder tener todos los recuerdos guardados y poder, alguna de esas tardes de melancolía, recuperarlos y disfrutar de ellos junto con tus seres queridos. Poder enseñar a tus hijos los recuerdos de tu infancia y a los hijos de estos -nuestros nietos- los recuerdos de sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos y así toda la historía familiar. Qué bonito es soñar.

  7. Dependo de ti cápsula … para estar alegre, más animado, con menos hipertensión, con poco o menos dolor de espalda, para poder ir al baño, no quedarme calvo o padecer menos alopecia, no tener tantas manchas en la piel, el colesterol por las nubes, las uñas más fuertes, las relaciones íntimas más duraderas, el estómago sin reflujo gástrico… Me da igual que seas de color rojo, azul, violeta, blanco, gris … No sé si te fabricaron en mi ciudad, en mi comunidad autónoma, o mi país; si eres de gelatina, de doble absorción, sin efectos secundarios, de solo una toma al día o varias. ¡¿Dónde estás?! Te busqué en el pastillero del lavabo de casa, en la guantera del coche, en el botiquín del trabajo, en la bolsa que llevo al gimnasio…por favor aparece. No soy nadie sin ti.

  8. Mi madre se está quedado ciega debido a una enfermedad que desgraciadamente le roba la vista poco a poco. Desde muy pequeña he visto cómo las ganas de no olvidar lo que un día no podrá ver lo ha guardado en una cápsula: mis cumpleaños, las tardes en el parque, los viajes, los rasgos de mi cara, la pequeña mancha de nacimiento, el color del mar, del cielo y la montaña. Para que el día que esté en plena oscuridad no olvide los colores de la vida.

  9. Todos hablan de esas cápsulas milagrosas. Llevo semanas buscándolas en mi botiquín personal y a pesar que son gratuitas no las encuentro. La desilusión y el desánimo han invadido mi vida. Esta etapa es importante para mí y si no encuentro rápido esas cápsulas, todo el esfuerzo hasta ahora habrá sido en vano. Espero encontrarlas y así reanudar mi marcha hasta el final de este viaje. Si alguien está en mi misma situación, podríamos buscar juntos esas cápsulas que te hacen seguir y sentir que aún estamos a tiempo para terminar este viaje.

  10. Siento que te hayas ido sin avisarme; nunca pensé que en este tiempo te podría tomar tanto cariño. Me hubiera gustado mantener más conversaciones contigo, porque aunque muchas veces me repitieras las misma batallitas de tu juventud, siempre las escuchaba sorprendida y admirada de todo lo que has luchado y lo que ha dado de sí tu vida. Yo quiero dejarte mi pequeño regalo:¡ mi cápsula casera para que no me olvides y te la puedas llevar allí donde estés! Está llena de momentos vividos juntas. No te preocupes porque yo también tengo otra y este será nuestro pequeño secreto.

  11. Te ayudé a poner fin y tomaste la decisión, sabías que sería por muchos años, que tendría que ser cada día, que no podrías olvidarlo cuando te apeteciera sin más, porque gracias a ellas hoy sonríes de alegría. Vuelves a estar tranquila, conciliaste la paz, tu estabilidad emocional, tu alegría, recuerdas lo que hiciste ayer, vives el día a día y piensas en mañana como algo posible.
    ¡Parece raro pensar que alguien no tiene a su alcance todo esto sin una cápsula que le devuelve a la vida!

  12. La vida es como una cápsula: la puedes abrir, la puedes cerrar, llenar, vaciar… Puedes hacer con ella muchas cosas, pero siempre con cuidado de no dañarla, porque entonces no hace su efecto. Puedes necesitar machacarla para tragarla, puedes pintarla por fuera para sentirte feliz, puedes enriquecerla por dentro para que se haga grande, puedes guardar en su interior los secretos más importantes…

  13. Hoy será el final, tú aún no lo sabes. Me provocas con tu golosa retórica y tus roces descaradamente conscientes, preludio habitual de nuestras noches prohibidas. Más tarde brindaremos por la libertad de los amantes y una vez más nos tragaremos, con el primer sorbo de vino, una de las cápsulas rojas que nos hacen olvidar para siempre las siguientes doce horas. Seguros de que la amnesia arrastrará la culpa con ella, nos abandonaremos a la más decadente de las pasiones. Crees que cuando despiertes contemplarás, casi extrañado, los vestigios de una hoguera extinta desde la serenidad natural de quien no tiene nada que confesar. Pero hoy he vaciado las cápsulas. Levanta tu copa. Hoy será el final, tu dulce sonrisa me dice que no lo intuyes. O quizás será el principio.

  14. Casi rozo el medio siglo y mi vida ha estado llena de duros golpes. Las personas que me conocen me preguntan: ¿Cómo consigues seguir adelante, sonriendo, con todo lo que llevas pasado? Entonces les cuento la parte más bonita de mi vida.
    Cuando era una niña, tuve la suerte de vivir, unos años, con mi abuela. Era una persona a la que la vida no había tratado bien: huérfana a los tres años, sobrevivió a una guerra y en pocos años, una cruel enfermedad le arrebató dos de sus tres hijos. Aun así, siempre tenía una sonrisa que regalarte, un momento para escucharte, un abrazo que darte…gracias a todo eso, con los años, llené un gran botiquín de cápsulas para curar las heridas. Cuando esta vida se empeña en ponerme una dura prueba, saco mi botiquín, busco la cápsula que contiene esa cantidad justa de alegría que me impulsa a seguir adelante. Me la tomo y al revivir los momentos felices de mi vida, me retornan las ganas de continuar, con alegría renovada. Porque en la vida, por dura que sea, siempre hay cosas bonitas e importantes para desear vivirla.
    Mi abuela me enseñó como guardar, en esas cápsulas, la medicina que nos ayuda a vivir con alegría. Se llenan con las pequeñas cosas bonitas que la vida nos da y que en realidad son las más grandes, como la sonrisa de un niño, el abrazo de un amigo, un paseo por la orilla del mar, el primer beso y tantas cosas a las que normalmente no damos importancia. Por eso intento repartir esta medicina a todo aquel que esté dispuesto a medicarse con dosis de alegría y optimismo. Siempre les digo, a aquellos que me quieren escuchar, que la ilusión se encuentra dentro de uno mismo y que cuando algo falla podemos, recurrir a nuestro botiquín particular, buscar una cápsula de recuerdos alegres y entenderemos que lo mejor de la vida es vivirla. Espero que este nuevo año, todos busquéis ese botiquín, que seguro que habéis llenado a lo largo de vuestra vida, y os ayude a curar las penas del corazón. La alegría de la vida se sirve en pequeñas cápsulas. Prescripción: tomar siempre que sean necesarias.

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