Lo que no sabes de mí

lo que no sabes de mí[Foto: Matt Martínez]

Esta nuestra primera tarde no quise decirte que trabajé muchos años en un circo; que si te abrazo fuerte es porque quiero poner los pies en el suelo, no volar sobre trapecios o dormir en caravanas. Que si tienes vértigo, yo sabré enseñarte a controlarlo; que no tengas miedo de mí, que yo sé escupir fuego. No quise decirte el porqué de las cicatrices: mi cuerpo siempre estuvo expuesto. Esta primera tarde mi alma está también abierta, pero no quise contarte aún nada. Lo que no sabes de mí es que ya te sueño, que haré malabares para tenerte; no sabes lo feliz que pienso hacerte…

Microtextos de realidad-ficción de 80 a 100 palabras; se trata de relatos en primera persona que, o bien desvelan algún misterio, o bien retratan nuestro presente y pasado.

22 thoughts on “Lo que no sabes de mí”

  1. Hemos compartido tanto que me gustaría contarte algunas cosas importantes en mi vida que no sabes de mí. Aunque me tengas de referente, sigas mis conejos y después me los agradezcas, he de confesar que yo jamás me los aplico, que me siento la persona más fracasada del mundo, la peor madre, la peor pareja, la peor amiga. Me encanta cocinar: a los cinco años fue la primera vez que preparé una tortilla para mi padre y así poder ofrecérsela cuando llegara del trabajo. Me dediqué a la cocina durante más de diez años pero tuve que dejarlo por problemas de salud; así que estudié Contabilidad y es a lo que me dedico ahora. A los nueve años, tuve un pensamiento de futuro: quería salir de mi país y ser bailarina y cantante. Me encanta el claqué y es una tarea pendiente que tengo. Se me da muy mal la Física por lo que estudié Administración Hotelera en vez de Informática, que era mi verdadera ilusión. Reconozco que me cuesta mucho aprender. No me gustan las personas prepotentes ni engreídas y evito acercarme a ellas; no me gustan los fumadores, los bebedores ocasionales ni mucho menos los habituales; no me gustan las personas que mastican chicle cuando hablan; a veces me cuesta relacionarme con la gente y elijo estar sola.

  2. Allí estás , paseando entre tus sueños, con tus bellos ojos guardados mientras los míos, tímidos, te contemplan encandilados. Solo la Luna es testigo, respirando de tu respiración. Entonces mis manos acarician tu pelo, tu rostro tan dulce; en ese momento quisiera decirte que te amo, aunque quizás sobren las palabras .

  3. ¿Cómo he llegado a este punto? La sensación de fracaso me inunda. Los nervios, la ansiedad, me susurran que pare, que lo deje. Pero…¿ por qué? Es lo que he soñado siempre, es la razón que siempre me ha ayudado a avanzar, he luchado por ello… Te quiero, has estado presente en todos los momentos de mi vida, me has acompañado haciéndome sentir como nada ni nadie. Me sedujiste desde el primer día que tuve consciencia y apareciste, tan dulce, tan intensa, tan embriagadora. Así eres tu, música. No puedo echarme atrás, tengo que salir al escenario y hacerles sentir lo que me hace sentir a mí. Tengo que dejarme llevar.

  4. “Te pareces a tu padre”, te dicen imprudentes sin saber cuánta razón tienen. Solo tú y yo sabemos la historia que encierran tus ojos azul plomo, la que te cuento antes de dormir, la que a ti tanto te divierte y a mí tanto me pesa. La del hechicero que conocí una noche de verano, que encantaba con poemas y levantaba huracanes; el de los ojos azul plomo. Si quieres te la cuento también esta noche, solo a ti, que me sirvo de tu inocencia para limpiar mi conciencia: No hace tanto tiempo y en un lugar no tan lejano…

  5. Hace aproximadamente cuatro años conocí a un chico; era un chico agradable, guapo y gracioso, pero me di cuenta de que yo no le gustaba. Nos veíamos de vez en cuando, por no decir que no nos veíamos nunca; si llegaba, una vez al año. Aun así me gustaba, gustar creo que no es la palabra, me encantaba. Pero yo a él no. Fue pasando el tiempo. Dos años después empezamos a hablar más, a echarnos miradas, sonrisas, y a compartir agradables momentos. Hasta que un día surgió lo que más ansiaba en el mundo: el primer beso. Fue mágico, bajo la lluvia con mucho frío, pero aun así, perfecto.

  6. Cuando solo tenía nueve años de edad, conocí a un muchacho que me miraba al pasar y siempre me regalaba una linda sonrisa que me hacía temblar; cada día lo veía en el colmado al comprar las cosas del hogar y si no, le hacía una llamada para que estuviera allá. Pero el día menos pensado todo se terminó. Me llevaron a un país lejano y no lo pude volver a ver, pero por cosas de la vida, en el destino hay que creer, porque hoy en día este chico tan encantador hoy es mi marido y el padre de mi bebé.

  7. Siempre caminando hacia delante, sin pensar en lo que dejé ayer, buscando encontrar a ese alguien; alguien que completará mi puzzle, que me haga sentir que los días se hacen cortos, alguien que tenga el poder de hablarme con su mirada, alguien que llenará mi vacío, que no me haga dudar. Sé que ese alguien existe, en alguna parte; es ficción, pero también realidad, es un sueño pero también un despertar. Mientras tanto seguiré caminando pensando en que ese alguien llegará, pues no tengo prisa, lo bueno se hace esperar.

  8. Que pienso que me muero si te pierdo; aunque durante algunos años nos hemos llevado como perro y gato, a día de hoy disfruto cuando me tienes en tus brazos. Adoro sentir tu piel suave junto a la mía. Me gusta escuchar de tu boca que me quieres, ir de compras contigo, hablar horas y horas y reírnos sin parar. Saber que te preocupas por cada paso que doy, así sea para adelante o hacia atrás. Saber que hay confianza y sinceridad, porque puedo contar contigo para todo y más. Quizás esto nunca lo leas o me lleve años decírtelo pero mientras tanto te lo digo con un “Te quiero, mamá”.

  9. Voy a confesarte que me desgarras el alma cada vez que te vas, no sé cuándo volveré a verte. Me arrancas las ilusiones que tú mismo construyes. Me prometes que todo va a cambiar. Mentiras, todo lo que sale de tu boca son mentiras. Tus actos no tienen nada que ver con lo que me haces soñar pero sabes endulzarme la amargura, convertir mis lágrimas en sonrisas y mis derrotas en esperanzas. Lo que no sabes es el precio que puedo llegar a pagar para poder volver a verte unos instantes más, aunque eso suponga el fin de mis días.

  10. Este es mi momento, en el cual tengo que decidir si seguir este camino de soledad y tristeza o cogerte la mano y poder caminar juntos, que todo me parezca pequeño a mi alrededor, que pueda comerme el mundo cada mañana, no bajar la mirada para nada e ir siempre con esa sonrisa que hace que sienta que puedo con todo y más. Ahora es el momento en el que tengo que saber si todo el esfuerzo y dedicación han servido para algo. Y yo sé que sí es así; que podré con todo y más.

  11. Es el momento de tomar una decisión; quiero hacerlo, pero no me atrevo. Tengo tanto miedo a quedar en ridículo, a la opinión que puedan tener de mí… que siempre me frena y me quedo con aquella sensación de no haber aprovechado la ocasión que me brinda la vida. Hasta que llega el día en que me armo de valor y doy ese paso. Me lanzo al vacío sin red, un vértigo tremendo me ahoga, mi adrenalina se acelera, y entonces descubro que no caigo al suelo, que no me hundo. Que esta vez sí que he sido capaz de hacerlo y he recibido el reconocimiento de los que me rodean. Me siento feliz.

  12. Cuando volvieron a cruzarse nuestros caminos sabía que no era una casualidad, sino el destino. No creo en las casualidades, tampoco en las coincidencias, por eso sé que este camino lo debemos andar juntos, porque no hay nada más fuerte que mi amor por ti y sé que tú sientes lo mismo, por la forma en la que me hablas, la forma en que me miras… Por esto te doy las gracias, gracias por existir. Por siempre tuya.

  13. Yo aquí, siempre buscándote, sin saber hacia dónde nos dirigimos, siempre viajando en tren, yo hacia abajo tú hacia arriba. Vidas cruzadas que se reencuentran cada dos semanas durante seis años. El principio fue duro, como todos los principios, pero con el paso de los años nos sigue uniendo la distancia que salvamos con nuestros sentimientos. Siempre sabes que me gusta decírtelo: sin prisas pero sin pausa. Lo único que sé es que cuando estamos juntos nos sentimos bien y a gusto, así que esperaré hasta la próxima semana y no pensaré más.

  14. ¿Qué has estado buscando ahí fuera? Te has pasado la vida intentando alcanzar objetivos. ¿Crees que te quieren más por haber alcanzado estos objetivos? Te lo preguntaré de otra forma: ¿consideras que te quieres más a ti mismo por haberlos alcanzado, o lo único que has logrado fue alimentar tu ego y conseguir la aceptación de otros tontos? Ahí te tienes, delante del espejo diciéndote a ti mismo lo maravilloso que eres por haber llegado a ser jefe, por tener una novia que está buenísima, por tener un iPad, un BMW, y por todos tus éxitos. ¿Y ahora qué? Ah, ya…ahora a intentar alcanzar el estatus de otro imbécil que sigues envidiando. Yo te diré qué significa todo esto: basura, pura distracción de lo que realmente importa; te empeñas en perder el tiempo, que es lo más valioso que un hombre posee y ¿para qué?, para olvidarte de quién eres. Sí, sí, porque una persona no necesita llegar a ser nada, pues ya lo es; ya es todo lo que necesita ser, pero se distrae con tonterías que le enseñan desde la niñez. ¡Despierta y deja de perseguir la zanahoria! ¿Que quién soy para hablarte así?…Arrogante…soy Tu Muerte, idiota.

  15. No sabes nada de mí, soy una máscara para ti y para el resto del mundo; temo decirte quién soy por si no te gustara, siendo esto lo único que tengo. Pero si te acercas a mí con ternura y calidez tal vez la máscara se resquebraje y por las brechas abiertas se vayan mostrando partes de mí olvidadas, desconocidas, algunas atrayentes, otras amargas… pero es lo que de una forma u otra conforma mi singularidad y me hace único, al igual que tú, que estás tan cerca y tan lejos a la vez. Eres único.

  16. El amor nos sorprendió en plena adolescencia. Crecimos a pasos agigantados. Nos adentramos en un laberinto con muchas salidas falsas y una sola meta. Soñaba llegar contigo al final, pero un día te adentraste sin mí dentro de uno de los caminos y te perdí. No sabes cuánto me esforcé en encontrarte. Corrí tanto que me cansé, lloré tanto que mis ojos se secaron y cuando regresaste sobre tus pasos yo estaba allí, esperando, pero lo que no sabes es que mi corazón se perdió contigo entre los escondites del laberinto y me condenó a vivir el vacío del desamor. Desde entonces la noche es mi aliada, me transporta en sueños a ese viejo laberinto donde me amaste y te amé. Y mientras duermo busco mi corazón perdido. Porque solo mi almohada sabe lo difícil que es vivir sin poder amar.

  17. Todos nerviosos, por lo poco que quedaba para una noche especial. Pero a ti te daba igual, no iba contigo. Tal vez dormías, o simplemente estabas mentalmente ausente. ¿Para qué? Tus preocupaciones eran que te quitasen el suero, no tener que vomitar la comida, ese tremendo dolor que no dejaba de molestar, no estar en tu casa… De repente se abrió la puerta de la habitación. Dos chicos. Uno de ellos, vestido de Santa Claus con una bolsa de caramelos en la mano y el otro, con una cámara de fotos. En cinco minutos, unas anécdotas, risas, situaciones inverosímiles…¡¡para estar en un hospital!! Al acabar la visita te encontrabas mejor. Quizás, al pasar el tiempo, valoras aún más que fuimos pacientes, que repartimos caramelos o “ambas cosas”, pero sobre todo, que existió aquel encuentro y que acabamos la noche deseando a todo el mundo …..¡FELIZ NAVIDAD!

  18. Recuerdo mi primer beso a finales del verano del 98. Sentado en un banco de madera bajo la luz de una luna resplandeciente, y los árboles haciendo sombra bajo la oscuridad de aquella noche. Siento una sensación y un cosquilleo desde la cabeza hasta los pies. Esas caricias que recorren mi cuerpo y cuando menos lo esperaba, ese beso que durante años anhelaba sentir entre mis labios. La sensación se vuelve más interesante e intensa pero lo que no iba a imaginar es que aquel día no se repetiría jamás. Perdí la inocencia e ignorancia de mi juventud pasada.¡Cuánto deseo volver a tener esa experiencia inolvidable!

  19. Hace 10 años que nos conocemos, pero es ahora en este momento cuando hemos decidido emprender un camino juntos. Subir esa montaña que está llena de acantilados y tener miedo a caer es normal cuando temes tropezar. Soy presa del miedo, miedo a perder la amistad y convertirnos en verdaderos extraños; sé que este no será un camino fácil pero juntos debemos escalar y subir hasta la cima sin mirar atrás. Mis sentimientos me mantienen viva para llegar a tocar el cielo contigo. ¿Qué habrá al final del camino para que anhele tanto llegar hasta él?

Responder a Sandra Álvarez CFGS Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *