Tiburón

Fuimos a la capi a ver la película de la que todo el mundo hablaba. Nadie conocía a Spielberg -nosotros tampoco-, ni habíamos visto imágenes ni nada. Recuerdo aún el olor del cine ‘de estreno’, olor que milagrosamente aún puedo evocar sin dificultad. Éramos tres chiquillos de 10 y 12 años y pasamos tanto miedo durante la película que mantuvimos nuestras manos cogidas al menos en la primera mitad. Era el mar tan grande. Sería tonto repetir el argumento pero a mí una de las cosas que más me gustó fue la recreación de aquel principio de verano que se vivía en Amity. No sabría decir por qué, pero cada final de curso me devuelve las imágenes de las playas de la película. Al final, exhaustos de emoción, nos resistíamos a abandonar la sala. Yo sé que esperábamos que ocurriera el milagro de que pudiéramos ver el próximo pase sin movernos del asiento, como hacíamos en el cine del pueblo. Tiburón fue mi primera película de estreno. Todavía me emociona recordarla.

Tu primera película, en unas cien palabras.

9 thoughts on “Tiburón”

  1. La primera película que vi en el cine con mi familia fue “Tres Idiotas”. Es una película india. Me impresionó mucho. La película tiene muchas lecciones y enseñanzas. Los temas estaban tratados con buen humor y lo que me pareció más valioso es el mensaje de fondo, pues se observan distintas actitudes ante la vida que cada uno decide tomar. Según la actitud que se tome se obtendrán distintos resultados. Cuenta la historia de tres amigos; uno de ellos (Rancho) es muy inteligente y ve las cosas de un modo especial. Los otros dos entran en la universidad para hacer una carrera que no les gusta, la hacen obligados por sus padres. Entonces Rancho les apoya para que hagan la carrera que desean. Me enseñó mucho esta película. Procura estudiar algo que te guste, aprender es divertido, es un reto y también un juego donde se disfruta más enfrentándose deportivamente, con una buena dosis de humor. La pasión y el gusto no están reñidos con la humildad. Ser humilde, recordemos, es ser objetivo con nosotros mismos, y tener muy presentes nuestras capacidades o competencias y también nuestras limitaciones. Después de esta película cambió mi forma de pensar, aprendí a imaginar y a ver una cosa desde diferentes puntos de vista. Es una película que por muchas veces que la vea, nunca me aburre.

  2. El cine Padró, era un pequeño cine situado en la calle de La Cera del barrio del Raval, Barcelona. Hacía poco más de un año que había acabado la dictadura y una amiga y yo fuimos a ese cine porque era de reestreno y por unas pocas pesetas podíamos pasar la tarde del domingo.
    No recuerdo como se llamaba la película pero, sí que, me impacto ya que en aquella época la televisión daba poca información de la realidad y sin saber lo que proyectaban esa tarde nos encontramos con la historia de unas adolescentes, que engañadas por dos chicos, son grabadas mientras mantienen relaciones sexuales y sus imágenes son publicadas en las revistas porno, en pleno auge después de tanta represión. Como consecuencia, en vez de ser ayudadas por las autoridades y familias, son expulsadas del centro donde estudiaban, además de ser juzgadas y cuestionadas por todos los que las rodeaban.
    Fue como abrir los ojos a la vida real, entrando a hurtadillas en ese pequeño cine, ya que no teníamos la edad permitida para entrar, pues durante años solo sabíamos aquello que interesaba que supiéramos.

  3. Ahí estabamos, turbados ante la inquietante película de la que éramos partícipes, estaba todo preparado, D.N.I en mano y después la lista, en la que tu nombre retumbaba en aquel pasillo atestado de inquietos seres numerados; angustia, desazón y alguna que otra ilusión flotaban en el aire, impulsando por momentos mi ánimo que se desvanecía lentamente. Me senté entre hierro y madera, donde mi cuerpo y mis preguntas divagaban en el aire, descartando respuestas y naufragando entre palabras inconexas, agobiada por el pasar de las horas que se diluían como la tinta de mi bolígrafo.¡Pesar del tiempo! pesar de mi pensar en él, pasar o no pasar daba lo mismo, no me quedó otra más que continuar.

  4. Yo también estaba allí. No sé cuánta antelación necesitamos para no fallar aquella vez…No nos podía pasar otra vez. No podíamos llegar a la maldita cola y quedarnos sin entrar. No otra vez. Iba a ser nuestra primera película de estreno y Jesucristo Superstar pasó de largo. Esperamos Tiburón y ahora sí, en la cola, pero con la entrada en nuestra mano. ¡Qué emoción! El cine era inmenso. El olor también. No he olvidado esta película. No quise ver segundas ni otras partes. Aquella era la nuestra, nuestra primera película fuera del barrio, la primera en el centro de una ciudad que, siendo tan jóvenes, no nos pertenecía.

  5. Sinceramente, no recuerdo cuál fue la primera película que vi. Creo que fue ET el extraterrestre, pero era tan pequeña que no me enteré de mucho. Me llevaron mis padres con mis primos, que son más mayores y fue más por ellos que por mí. También me llevaron a ver Superman, pero tampoco lo recuerdo, porque debió ser por la misma época. Pero recuerdo cuando las vi siendo un poco más mayor y ET, especialmente, me emocionó muchísimo (hoy en día me sigue emocionando). Creo que me gustó más que Superman.

  6. Día soleado, playas de aguas cristalinas y arenas blanquecinas…a lo lejos puedo ver unos dientes afilados saliendo de una cabeza puntiaguda y una aleta amenazadora que se acercan desde el horizonte…los bañistas en la playa disfrutan del sol ignorantes de la proximidad del peligroso escualo…¡Qué impresión! ¡Nunca había visto uno tan cerca! De repente saltan a tu recuerdo todas esas películas que vistes cuando eras pequeña. Revival de miedo. Terror en las playas con los bañistas mostrando sus cuerpos desmembrados después de haber sido atacados por el terrible depredador. Al verlo, no puedes más que saltar de la impresión. Se te hiela la sangre solo con verle la cara que ahora se encuentra justo delante de ti.¡Dios! El bicharraco está encima de la mesa en la bandeja, el camarero lo ha traído sorteando las mesas de los guiris de la terraza chill out. A pesar de que forma parte del menú y está ricamente cocinado tu subsconciente fílmico aún está esperando que de un momento a otro te salte al cuello y te coma de un bocado. ¡Qué daño hace el cine!

  7. Ahora que lo dices, la película que yo más recuerdo es Pirañas. Fue un verano en el pueblo de mis primos, yo tendría unos diez años. Era de estreno en ese cine, no era una gran sala, pero sí acogedora; sí que me acuerdo de haber hecho cola, estaba lleno; la verdad es que no recuerdo muy bien la película, pero sí algunas imágenes sangrientas, de esas que te dan ganas de deslizarte por el asiento y quedarte debajo o taparte los ojos hasta que pase la secuencia, y pedirle a la persona que va contigo que te avise cuando acabe. Lo bueno vino después, cuando salimos de allí: los niños como yo, que no eran pocos, teníamos todos la misma cara de miedo. No nos olvidemos de que era verano, tocaba piscina, y a ver quién era el valiente que se metía dentro, sin pensar que un niño que estaba buceando no era una piraña… ¡Qué miedo! Por cierto, no hace mucho han estrenado Pirañas 3D; seguro que es impresionante.

  8. Dos son las películas que me impactaron, tan dispares como la noche y el día: El Baile de los Vampiros y Love Story. Poca cosa recuerdo de ellas, pero sí recuerdo el miedo y el llanto que despertaron en mí.

    El baile de los vampiros la vi en la plaza de mi pueblo, un verano, no tendría más de 10 o 12 años.

    Vago por calles húmedas asustada, sola y perdida
    entornadas las puertas de las casas
    me persiguen sombras y gritos
    tengo miedo.

    En cuanto a Love Story, la vi ya en un cine como dios manda, con butacas y acomodadores. La vi con mi hermana detrás de una bolsa de palomitas que no pude tragar. Creo que aquel día tomé conciencia de la vulnerabilidad.

    Maldita sea la enfermedad que te lleva!!
    moriré en el momento que se cierren tus ojos
    moriré con tu último aliento

  9. Yo también recuerdo cuando, a final de curso, fuimos al cine todas las amigas con nuestros padres a ver la película Grease. . Estábamos realmente emocionadas por ver a aquel chico bailar. Durante el rato que duró la película ninguna de nosotras pudimos abrir la boca, ya que lo que estábamos viendo en la pantalla nos estaba dejando totalmente eclipsadas. A la salida del cine nuestros comentarios eran más o menos “cómo me gustaría ser la protagonista” . Después de esta película hubo un antes y un después: renovamos nuestro vestuario. Ahora mismo, cuando observo las fotos de aquella época, me pregunto cómo fue posible que mi madre me dejara salir a la calle vestida de aquella manera.

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