Recuerdo tener una gran amiga a mi lado, era mucho más que una persona para mí. Se llamaba Lyna. La conocí en la guardería. Fue mi primera amiga allí, la única que se me acercó. A partir de allí, comenzó una gran amistad, pero no acabó del todo bien. De momento, te explicaré la parte en la que aún estábamos juntos.
En esa época, para nosotros, el colegio era un lugar de tortura, un sitio donde nos encerraban para estudiar. Lo único entretenido allí eran los amigos. Con ellos reías, te enfadabas, jugabas, llorabas… pero había amigos con los que solo reías. Ese era mi caso. En cuanto me juntaba con Lyna, nos tronchábamos de risa. Cada minuto que pasaba, para nosotros eran segundos.
Pasados unos años, nos empezamos a considerar mejores amigos, pero yo pensaba que podríamos aspirar a más. Cada día iba mejor, pero cuando ya hacíamos sexto curso de Primaria, me dio una muy mala noticia. Se mudaba a Francia. A partir de ahí, me quedé roto, helado, de piedra…, en general, destrozado por dentro.
Ocultando mi gran frustración bajo una amplia sonrisa, le pregunté con mucho cuidado, evitando que mi voz no se rompiese, cuándo se iba a trasladar. Su respuesta me dio un ligero alivio, pero una gran parte de tristeza seguía dentro de mí: se iba dentro de tres meses. Por una parte, había 90 días; por otra parte, pocas horas para estar con ella.
Después de los tres meses más cortos de mi vida, se fue de ella, así, sin más. Perdí lo que podría haber sido un amor, perdí a mi mejor amistad, perdí parte de mi vida. La sigo viendo en sueños, pero no en la realidad.
La echo de menos.
Sergio Vasile Daraban 3.4
Muy bonito texto Sergio!!!
¡Muy buena redacción, espero que lo sueperes!
Me a gustado mucho tu redación, tiene mucho sentimiento y la verdad es que los has expresado muy bien.
Muy bonito, me encanta tu redacción.