Había una vez un lápiz que, a medida que su dueño (Ángel) le sacaba punta día tras día, se entristecía cada vez más al verse tan pequeño. Pensaba continuamente que dentro de poco lo tirarían y lo reemplazarían por un lápiz nuevo, así que decidió despedirse de su amigo más cercano, el diario.
– Buenos días, diario, me parece que hoy es la última vez que escribiré en tus páginas.- dijo el lápiz con tristeza.
– No digas eso, que aún te queda mucho por escribir- dijo el diario con un tono de esperanza.
– Mírame, ¿no ves que apenas tengo 5 cm de longitud? Dentro de poco tendré que jubilarme y un lápiz nuevo seguirá escribiendo por mí.
– A lo mejor Ángel ya no te usará más, pero su hermana pequeña puede que sí.
– Ojalá sea así y pueda seguir escribiendo mucho más.
– Aunque me sepa mal que no vuelvas a escribir en mis páginas, me alegraría mucho que te utilizara su hermana pequeña.
– Te echaré de menos.
– Lo mismo digo.
Y así fue su última conversación. A partir de aquel momento Ángel le regaló el lápiz a su hermana pequeña.
Marina Olmedo 2.3
Este cuento me a gustado aunque en un principio de pena , al ver la tristeza del lápiz el diario lo a animado .Y al final a sido reutilizado por su hermana. Me ha hecho pensar en algo. Cuando yo pintaba con plastidecors( colores de ceras) se los pasaba a mi hermana Ona cuando eran pequeñitos . A ella le hacia gracia aunque aveces se quejaba de que se los daba muy pequeños.
Me ha gustado mucho este texto porque tiene mucha imaginación y acaba en un final feliz.