En 1968 los Beatles lanzaron su álbum de estudio número nueve, “The White Album” (El Album Blanco), un disco doble con 34 canciones, del que traemos la pieza que nos ocupa hoy, “Ob-La-Di, Ob-La-Da” a cargo del grupo Tune Grab Bag.
La canción cuenta la historia de dos jóvenes que se enamoran: Desmond, que tiene un puesto en el mercado, y Molly, que canta en un grupo pop. Se casan, tienen un par de hijos y dejan fluir la vida. Los hijos crecen, ellos se hacen mayores y aguardan entre risas el final del asunto. La pieza repite en su estribillo que, hagas lo que hagas, vivas como vivas, la vida continúa:
Ob-la-di, ob-la-da, life goes on, brah!…
La la how the life goes on.
La expresión «Ob-la-di, ob-la-da» la sacó McCartney de un conguero nigeriano que se llamaba Jimmy Scott y lideraba un grupo musical. La frase significa en lengua yoruba «la vida continúa». El nigeriano solía gritarla en los conciertos: «¡Obladí!», decía, a lo que el público respondía «¡Obladá!», para culminar con «life goes on, brah!», expresión que le encantó a McCartney hasta el punto de componer su canción alrededor de la frase.
Hace un par de años, los investigadores del Instituto Max Planck en Alemania concluyeron que «Ob-La-Di, Ob-La-Da», es la canción pop más cercana a la perfección, tras analizar 80 mil progresiones de acordes en 700 canciones grabadas entre 1958 y 1991.
Utilizaron una técnica avanzada para dar una puntuación a cada acorde en función de lo “sorprendente” que resultaba comparado con el acorde que lo precedía. La investigación encontró que cuando los voluntarios estaban relativamente seguros de qué acorde vendría a continuación, disfrutaban de ser sorprendidos. También resalta que el hecho de no estar seguro de cómo progresa una canción causa actividad en una región del cerebro relacionada con el placer musical.
Vincent Cheung, estudiante de doctorado del instituto, y participante en el estudio, dijo: «es fascinante que los humanos obtengan placer de una pieza musical simplemente por cómo se ordenan los sonidos con el tiempo. Las canciones que encontramos agradables logran un buen equilibrio entre el creer que sabremos lo que sucederá después y la sorpresa de algo que no esperábamos».