Elisa y Carlota, que bailan desde pequeñas en una escuela de danza, se presentan a un concurso en Zaragoza cuyo primer premio es una beca de un año en París, en la Escuela de Ballet de la República Francesa, dirigida por el afamado bailarín y coreógrafo Mario Segovia. Elisa prepara el vídeo para el concurso con César, un periodista experto en ballet al que ha conocido por medio de su padre. César la aconseja cómo mostrarse ante la cámara.
El proceso de selección resulta emocionante: Elisa debe improvisar su actuación porque Carlota le ha «robado» la que tenía preparada y el jurado premia a Carlota, aunque el público no opina igual. Elisa recibe consuelo de mucha gente y se reafirma en la decisión que había pactado con su padre: dejar el ballet.
Carlota pasa el año de su beca en París, pero la experiencia acaba con su vida. César explica
a Elisa que el responsable directo de esa muerte es Mario Segovia, un perfeccionista patológico, que exige demasiado a sus bailarines. Para demostrar su responsabilidad en la muerte de la chica, César propone a Elisa entrar en el ballet de Mario y conseguir cintas de vídeo con conversaciones entre Mario y los alumnos.
Elisa consigue entrar en la escuela de Mario. Pronto descubre que las cosas no son lo que parecen: César (o Julio, como le llamaba Mario) había sido primer bailarín del ballet francés hasta la llegada de Mario; a partir de ahí, el maestro se adueñó de sus coreografías sin que César pudiera demostrarlo. Su plan consistía en que Elisa entrara en la fortaleza cibernética en la que vivía Mario para robarle un cuaderno que le serviría para demostrar su autoría.
Elisa, que está investigando la muerte de Carlota, se siente muy mal al descubrir el juego de César, de quien casi se había enamorado. Después de unos cuantos sustos, se hace con un DVD en el que aparecen las famosas conversaciones con Carlota; pero no con Mario sino con César, que desea su muerte porque desde el principio, él contaba con Elisa para su plan y Carlota había vencido inesperadamente en el concurso. Hay que desenmascarar a César, por falso y por asesino. Elisa se lo promete a sí misma y a su amiga muerta.
Así comienza la novela:
—Señoritas…, antes de terminar la clase, la secretaria de la escuela me ha rogado que les diga que no dejen de leer a la salida el tablón de anuncios.
—¿Por qué?— Pregunta Carlota.
Siempre es igual: Carlota nunca se conforma con medias explicaciones. Ni con un porque sí. A veces se pone un poco repelente con eso.
—Lee el tablón de anuncios y lo sabrás— replica Rosana.
Lista de lectores de este libro:
- Cristina Melero (3.º de ESO, curso 13/14)
Es un libro que te engancha desde el principio, hay una historia de amistad preciosa que no acaba del todo bien, pero el tiempo que las dos amigas pasan juntas te hace pasar buenos momentos. Lo que más me ha decepcionado de la historia es el final: me lo esperaba mucho mejor; me ha sorprendido muchísimo, pero para mal. Aun así, el libro, en general, me ha parecido maravilloso, ¡muy recomendable!