Amor bajo cero

[Foto: Bahman Farzad]

El abrigo del coche les pareció suficiente; era tanto el amor que solo deseaban desaparecer, huir, estar juntos, aislados, recluidos, uno para el otro y nada más. Ella soñaba con aquel atardecer anunciado; él lo preparó todo para aquellas horas. Les dolía la boca de tanto besarse, sobraba la ropa con la calefacción. Qué bonita la nieve ahí fuera. En el estómago las mariposas, la coca-cola y algo de pizza. En el corazón, el amor más grande. Faltaban cristales donde dibujar corazones, sobraba espacio para ellos dos. Afuera, el hielo: adentro, amor intenso. Su amor de invierno.

Amor bajo cero, en unas cien palabras.

12 thoughts on “Amor bajo cero”

  1. — Hijo mío, siempre, pase lo que pase, estaré a tu lado – decía la madre a su querido Jonathan.
    — Fue duro el golpe que sufriste. Y los dos sabemos -continuaba – que jamás podrás volver a esquiar.
    Jonathan, esquiaba sobre la nieve blanca, cuando de repente, chocó contra un pilar de metal, y sobre él, cayó una avalancha de nieve. Se hizo una brecha en la cabeza que no paraba de sangrar, su madre -que iba tras él- lo encontró porque reconoció sus palos de esquí. Llamó a la ambulancia y lo trasladaron al hospital de la estación de esquí.
    — Era tu sueño… Convertirte en esquiador profesional y ganar premios, títulos… Y ahora – decía la madre, entre un mar de lágrimas -, te has quedado quieto para siempre. Yo cuidaré de ti. ¡Ay! Hijo mío, mamá siempre te ayudará en todo lo que necesites. Siento tanto lo que te ha pasado. Merecías disfrutar de la vida y no quedarte así. No puedo verte sufrir. Eres lo que más quiero en este mundo, mi pequeño. Tan solo tienes 16 años – ahora lloraba aún más fuerte- ¡Jonathan! ¿Por qué? No puedo verte así. Para una madre es muy duro ver a su hijo en este estado. Sé que me estás escuchando. Enseguida acabaremos con este sufrimiento -le acarició el rostro, cada vez estaba más frío
    – Este amor – dijo a su hijo – es como un amor bajo cero. ¡Lo siento tanto mi niño! Pronto me encontraré contigo.
    Desconectó las máquinas y le dijo:
    – Y ahora sé que desde el cielo estás sonriendo. Te quiero mi pequeño.

  2. Aún recuerdo esa noche de diciembre en la que una discusión lo cambió todo. Nuestra relación empezó a estar tan fría como la nieve que caía ese día. Nos mirábamos y no salían las palabras, solo suspiros de odio, dolor , amor, rabia , tristeza…
    Las dos sabíamos que teníamos que hablar. Nos daban miedo las reacciones de cada una; eran una mezcla de sentimientos: el dolor de una hija, el amor de una madre y la tristeza de ambas por el distanciamientos. Al final acabamos frías, tan frías como ese día de invierno. Nunca llegamos a tener esa conversación que cambiaría la vida para ambas y sobre todo la relación que teníamos.

  3. AMOR EN DICIEMBRE

    Me escuchas sin pedírtelo
    con las pupilas dilatadas
    cansado.
    A ciertas horas matinales
    me comprendes
    y agradezco tu acto
    sonámbulo de amor
    sin pedirme nada a cambio
    me otorgas tu mente
    yo sin llegar a manipularte
    te manipulo
    en este frío repentino
    de diciembre

  4. El amor que nos invadió aquel fin de semana, desbordaron los sentimientos hacia ti.
    El marco era ideal y romántico. Aquella masía con su chimenea y el exterior nevado.
    No me hubiera importado quedarme incomunicada contigo alli.
    No sé si para ti significó lo mismo. Nunca llegué a saber si tú sentias lo mismo por mí.
    Supongo que a tu manera me querias o quizás tenías miedo a que te volvieran hacer
    daño.
    Ahora puedo llegar a enterderte. No quiero volver a sufrir por amor.
    Este corazón está bajo cero desde que tú te fuiste para siempre y no sé cuándo volverá
    a encenderse su llama.

  5. Aquellas navidades quería escapar de todo, así que eludí los compromisos familiares que tanto me asfixiaban y alquilé una cabaña bucólica en medio de la Cerdaña francesa. Al abrir la puerta lo primero que busqué fue la ansiada chimenea. Qué placer anticipado sentí, ya me veía saboreando mi vino favorito y escuchando el crepitar del fuego. Preparé todo con esmero para disfrutar de mi exquisita “cena privada”. Ropa cómoda, música suave, delicada, sensual. Una vela, una rosa, todo preparado, cerré los ojos extasiada y de repente escuché un sonoro “paff”, ¡ay Dios!, ¿qué había pasado? Todo estaba a oscuras, solo la tenue luz de la vela me permitía guiarme en una casa que apenas conocía.
    Sonidos en la puerta fuertes, de un puño golpeando. Me dirijo hacia ella, la abro y veo a un hombre con un corte en la frente, me pide ayuda. Se ha salido de la carretera. Lo miro, me parece buena persona, busco algo con que desinfectar la herida. Cuando se tranquiliza y yo también, me explica que se ha caído un poste eléctrico y ha dejado a toda la comarca sin luz. Parece que un ciervo en su camino ha sido el responsable de que acabara en mi puerta.
    Coche estropeado, única luz de la vela y móviles sin cobertura fueron los ingredientes para transformar mi cena en un romántico encuentro del que aún siento nostalgia.

  6. Suena el inoportuno timbre del despertador anunciando que ha llegado el gran día. Pero la ilusión puede más que el sueño y junto con mis bártulos salgo corriendo escaleras abajo dispuesta a hacer un largo viaje.

    Entre trenes y acordes enseguida se dejan ver, tímidas, las montañas que vamos a intentar conquistar, y un suspiro más tarde, me encuentro sobrevolándolas lentamente, disfrutando del dulce y frío viento que acaricia todos mis sentido y que me invita a pensar…

    Por fin me encuentro en la cima. Aún me sigue impresionando la belleza y la perfección con la que, por azar, la nieve viste todos los rincones de su hogar con blancos matices. Es entonces cuando siento la libertad y el respeto que entraña la inmensidad de la naturaleza. Y es también cuando pienso en ti, y sé que desde muy lejos sientes también ese frío con sabor a libertad. Y también tengo la certeza de que algún día nos volveremos a encontrar…

    Más tarde, y dispuesta a conquistar pequeños pedazos de ese gran hogar me lanzo pendiente abajo disfrutando al máximo de lo que me queda de sol.

  7. Tumbada en cama de escarcha
    frío hielo, desnuda mi espalda

    minúsculas agujas pinchan,
    blanca sábana, helada ausencia de la nada

    vaho en mis labios.

    La niebla esconde tu mirada
    dulce beso que asoma

    dedos de agua, blanca caricia
    deseo y calor arropan mi alma

    irrumpe tu mano y enciende
    fuego y brasa
    en el hielo
    en mi piel

  8. “Amor bajo cero”.Este título sólo me puede inspirar un gran “Homenaje” a ese “gran” escritor de romances noruego Knut Hamsun. “Hjaerlighetsromanen lav zero nimus grader” en litten hyllest fortelling til det storste norsk forfatter Kunt Hamsun.
    Paisaje Navideño. Un gran manto blanco de nieve lo cubre todo. Hay 15 grados bajo cero en el exterior. Sales afuera. Un gran silencio sepulcral lo inunda todo. La nada. El vacío…la muerte. Delante de ti, la inmensidad de la madre naturaleza. No se escucha nada. Ni un pájaro. Cielo gris. Solo sientes al andar el crujir de tus propias pisadas sobre la nieve. Y el sonido de tu propia respiración. Aislamiento total. No hay ni un alma a tu alrededor.
    Caminando sobre el el fiordo completamente congelado, finalmente ves un símbolo de vida, las pisadas de lo que parece ser un zorro. Otra alma en busca de cobijo, compañía o comida. Supervivencia.
    Soledad.Te preguntas cómo poder superar otro invierno como este. Después de muchos pensamientos negativos que dan vueltas en tu cabeza… de muchos pasos…de repente, ves a lo lejos, a tu vecino Thorbjörn sentado sobre el trineo pescando. Alguien.Te ha visto.Te saluda.Le saludas.
    Te acercas. Tu corazón helado te da un vuelco. Se acelera a cada paso que das para acercarte. Solo se oye el agitado latido de tu corazón. El calor empieza a notarse. Llegas, saludas, hablas, comentas, sonries, flirteas…todo ha cambiado. Sale el sol. Te das cuenta de que al igual que en época de deshielo, ese frío gélido que albergaba tu corazón, ha sido roto con estruendorosas carcajadas, con la compañía de tu adorable vecino, y con la llegada del amor.
    Nadie puede olvidar el deshielo en primavera en Escandinavia. Ese inmenso estruendo que te pone los pelos de punta, que llega al alma. Ese ruido infinito de las inmensas plataformas de hielo rompiéndose y chocando entre sí, como si fuera el ruido del martillo de Thor implacable azotando los cielos en una tormenta. Ese estruendoroso ruido de deshielo creado por esa luz de primavera lo he sentido yo. Siempre en mi corazón, mi gran pasión y gran amor, Noruega.

  9. Cuando me paro a pensar, me doy cuenta de que hace una eternidad que empezó nuestro amor. Hacía bastante frio, pues nos conocimos en invierno. Pero no fue hasta llegada la primavera cuando nos dimos cuenta de que aquello que sentíamos era algo tan fuerte que nos quemaba el corazón. Tan grande era ese sentimiento que dos años más tarde ya habíamos formado una familia -nos casamos y tuvimos dos hijas-.
    Cuando me paro a pensar, no recuerdo en qué momento se acabó nuestro amor. Solo recuerdo que un día, sentada a tu lado, sentí una ráfaga de viento que me heló el corazón. Tu amor se fue por la ventana y el mio lo dejaste bajo cero.
    Y ahora cuando me paro a pensar, pregunto: ¿Volverá algún día el verano a mi corazón?

  10. Hace apenas unos días me crucé con alguien que parecía que eras tú, pero con tanta bufanda y gorro y chaqueta dudé. El invierno hace que las personas se distancien ¿no crees? Pero luego, esa persona se giró repentinamente; había algo en sus gestos que me era familiar.
    En mis labios una sonrisa y en mi corazón un sentimiento… Por un instante nuestras miradas se cruzaron y mi latido se paró. Sé que eras tú, lo sé, mi alma te reconoció y mi cuerpo tembló.
    Hacía años que no te veía pero aún así te reconocí. El brillo de tus ojos no ha cambiado, rezuma vida y pasión por doquier y es lo que me enamoró de ti y todavía me tiene cautiva.
    El vapor que se escapa de mi boca parece humo salido de un cigarrillo; hoy han bajado más las temperaturas,sin embargo no siento frío, tu recuerdo me invade y dentro de mí un cálido sentimiento empieza a renacer, derrite el hielo de mis últimas barreras y… muy a mi pesar te diré que no puedo luchar más contra este sentimiento, es más fuerte que yo. Por eso seguiré amándote en silencio en este invierno crudo…

  11. Qué bien se está bajo las mantas. Tú, yo y las mantas… Triángulo perfecto. República cálida y amorosa. Fuera, la nieve y el frío forman una galaxia lejana, un país remoto al que no tenemos que llegar. Que no suene el despertador, que no sea lunes, que no tenga que salir de mi república inventada…que pueda seguir soñando que las cosas son como eran, que no ha tenido lugar un golpe de estado, que el frío está afuera y no dentro, que las mantas y yo aún somos tus vértices…

  12. Cuando vi cómo removías la cucharilla dentro de aquel café, supe que ya nada volvería a ser como antes. Me hablaste de tiempos pasados, de primaveras lejanas.
    -¿Recuerdas las manchas de césped en aquellos vaqueros blancos?
    -Sí, y mi madre también las recuerda: le costaba horrores sacar aquellos borrones verdes de los bolsillos traseros.
    Un sonrisa de nostalgia cruzó mis labios.
    El frío se había instalado en tu mirada, que se resistía a dejar de mirar aquel café moviéndose en círculos. Supe entonces que todo había terminado.
    Y yo, con el corazón bajo cero me pregunto cómo puede seguir latiendo y caigo en la cuenta de que la ciudad, pese a la baja temperatura, también sigue su ritmo frenético y nosotros, que ya no somos tú y yo, perdidos en él.

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