En esta película no hay buenos y ni malos. Ni escenas de odio. Tampoco aparece de forma clara el sentimiento de culpa. Ni el dedo acusador o señalador. Esta película es diferente.

Una película que no nos lleva a seguir “matando”. Nos lleva a mirarnos en el espejo.

Estamos acostumbrados a esas películas donde el malo es muy malo. Y el bueno, con mucha razón, es muy castigador. En ese contexto, de acción reacción, el odio encaja bien. Y el deseo de venganza. Aquí, de eso, nada.

La historia tiene tres personajes: La mujer que quiere morir dignamente y su amiga. Y un hombre, a través del cual, el director expone su preocupación por la salud del planeta.

Algún espectador puede pensar que la visión que tiene del planeta el hombre de la película, “Esto no puede durar”, se parece a la visión que las dos mujeres tienen de la vida, “cada vez nos quedan menos cosas con las que disfrutar”.

La película a mi me ha gustado. Todas las de Almodóvar me han gustado, menos, “Los Amantes Pasajeros”. La película me ha gustado, por muchas razones y me ha impactado, por una: La muerte de mi madre.