He elegido esta imagen porque me ha llamado la atención la extrema delgadez y dejadez en lo que a aspecto se refiere del rostro del Quijote, ya preso de la locura que le ha producido tanto leer novelas de caballería.
También me ha llamado la atención la venda que lleva en la cabeza, quizás porque está herido a causa de alguna batalla reciente con algún caballero o con algún ser inanimado que según él tiene vida, fruto de su imaginación.
Quizá más famoso aún que este retrato de don Quijote, es aquel otro, muy parecido a este, en que Zuloaga dibuja al caballero con la bacía de barbero cubriéndole la cabeza.