Esta imagen me inspira madurez. A don Quijote, la madurez le ha pisoteado la niñez; y la realidad, la imaginación. En este preciso momento, don Quijote muere y aparece Alonso Quijano. Ya no tiene la imaginación de antes, ya no es el diferente ni el loco, ya es como los demás; la realidad también le ha contagiado a él. Ahora solo ve una simple calavera.
Jnj
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Si tienes razón, M.ª José, nuestro hidalgo ha de estar a puntísimo de quitarse la bacía de barbero con que adorna su cabeza como si del refulgente yelmo de Mambrino se tratara. Por cierto, tu imagen ha quedado muy acorde con la celebración de los cuadringentésimos aniversarios de los miembros de esta ilustre díada.