4 ESO. El Romanticismo. Características generales

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Introdución

El Romanticismo es una corriente artística y vivencial que florece en diversos paises de Europa durante los primeros compases del siglo XIX. No obstante, ya a lo largo del último tercio del siglo XVIII se habían ido produciendo, manifestaciones artísticas prerrománticas en algunos países europeos, destacando, por su solidez, las del Reino Unido (ThomsonMacpherson, Chatterton… ) y las de Alemania (Goethe, Schiller, Herder…).  Se trata de un movimiento de amplio espectro, con implicaciones en terrenos muy diversos de la vida, de la sociedad y la cultura de su época. Nacido oficialmente en Alemania, el Romanticismo se extiende con rapidez por diversos paises de Europa: Inglaterra, Rusia, Italia… y de América. En nuestro país, la entrada del Romanticismo se produce de forma tardía, cuando ya el movimiento manifiesta signos de decadencia en el resto de Europa.

Son nombres importantes de la lieteratura romántica:  Novalis y Heine, en Alemania; Lord Byron, Walter Scott, Shelley y Keats, en Inglaterra; Pushkin, en Rusia; Victor Hugo, Chateaubriand y Dumas (padre e hijo), en Francia,.. En España destacan los nombres de Espronceda, Zorrilla, Duque de Rivas, Larra, Rosalía de Castro y Bécquer, si bien éstos dos últimos son románticos tardíos cuya obras se produce en la segunda mitad del siglo XIX.

En general, el Romanticismo es entendido como una enérgica reacción vital, filosofica y artística contra el racionalismo y el clasicismo imperantes en el siglo anterior. Al mismo tiempo, es considerado como un indicador de la honda crisis que la Revolución Francesa ocasionó en la sociedad y el pensamiento europeos.

Características generales del Romanticismo

Las características generales más relevantes de este movimiento son las siguientes:

1. Amplio espectro. El romanticismo deja sentir su influencia en casi todos los aspectos de la vida: política, costumbres, arte, literatura, modas…

2. Individualismo. Frente a las normas unificadoras que pretendían regir la época anterior, el Romanticismo exalta la subjetividad, la personalidad y la individualidad del ser humano, así como su derecho inexcusable a la libertad absoluta en todos los terrenos (artístico, religioso, moral…). Como fruto de todo ello, los héroes románticos muestran un marcado individualismo, ajeno o contrario, casi siempre, a las convenciones sociales, lo que frecuentemente les convierte en seres marginados, incomprendidos. rebeldes o asociales.

3. Sentimentalismo. Frente al culto a la razón, el Romanticismo propugna y reivindica el culto al sentimiento. El héroe romántico vive y quiere vivir traspasado por unos sentimientos potentísimos e incontenibles que le arrastran desde el entusiasmo más vibrante a la melancolía más intensa o a la desesperación más amarga. Los cambios de estados de ánimo se proyectan sobre el paisaje, que se convierte con asiduidad en el representante externo del ánimo del protagonista. Frente a la naturaleza armoniosa y serena de las manifestaciones artísticas del siglo XVIII, la naturaleza romántica, siempre grandiosa e inquietante, tiende a los paisajes agrestes o inhóspitos y a los ambientes tenebrosos, con frecuencia, nocturnos, en los que a menudo se pueden encontrar ruinas, cementerios, etc. La mujer, otro gran tema romántico, aparece representada de manera dual: unas veces es un ser angelical, dechado de dulzura, bondad y virtud: otras, un ser malvado y destructivo que conducirá al desastre a su enamorado o pretendiente.

4. Idealismo. Movimiento de extremos, el Romanticismo propugna unos ideales absolutos (felicidad, libertad, justicia, paz, amor…) que difícilmente pueden ser conseguidos e, incluso, concretados. Fruto de esa dificultad, es que el hombre romántico, al no conseguir sus ideales, tienda a la decepción y al desengaño, lo que suele conducirle a un intenso deseo de huida, de evasión. La vida se convierte, pues, en un problema sin solución ante el que sólo caben dos actitudes: la angustia metafísica, que puede llevar al abandono, la droga o el suicidio (la gran huida); o la evasión a lugares y tiempos exóticos (Oriente, Grecia, la Edad Media…) o, también, hacia lugares y tiempos totalmente imaginarios.

5. Preocupaciones filosóficas y políticas. Nacionalismo. Dios, el alma, el destino, el sentido de la vida y de la muerte, etc, son temas que constituyen la materia troncal de muchas de las obras románticas. Igualmente,  ideas políticas y sociales extraidas de los enciclopedistas franceses (los derechos del indivíduo y de los pueblos, el bienestar de la humanidad, el progreso, la patria, etc ) están también presentes en la producción literaria de los románticos, que, en ocasiones defendieron estas ideas tanto con la pluma como con la conducta. Además, en clara oposición contra el internacionalismo dieciochesco, los románticos exaltan y destacan los rasgos diferenciales de sus paises, con lo que resurgen, durante esta época los sentimientos y los movimientos nacionalistas. De esta forma, se revalorizan los poemas épicos o legendarios ligados al origen de los pueblos o de las naciones, se potencian las tradiciones locales y toman impulso las lenguas vernáculas (el catalán entre ellas), que ven, durante este periodo, un intenso resurgimiento de su cultivo literario.

6. Rechazo del Neoclasicismo. En general, el Romanticismo se manifestó beligerante con respecto del Neoclasicismo, y lo hizo tanto en el fondo como en la forma. Así, ya se ha visto como, con diferentes grados de intensidad según sus personalidades, los románticos rechazaron troncalmente el racionalismo del siglo anterior en favor del sentimiento, la pasión, la inspiración… Igualmente, los románticos rechazaron la rigidez de la estética neoclásica eliminando las fronteras entre los géneros literarios, entre la prosa y el verso, entre lo trágico y lo cómico, entre lo bello y lo sórdido, entre lo real y lo ficticio…

Romanticismo y Liberalismo

En función de sus tendencias ideológicas, muchos artistas e intelectuales entendieron el ideal romántico de libertad como una simple restauración de los valores ideológicos, patrióticos y religiosos que el racionalismo del siglo XVIII había deseado anular. A este grupo de románticos conservadores  (Romanticismo Tradicional) pertenecen los escritores: Novalis, en Alemania; Walter Scott, en Inglaterra; Chateaubriand, en Francia;  Zorrilla y el Duque de Rivas en España… Otros, sin embargo, entendieron y defendieron esos mismos ideales románticos desde unos puntos de vista radicalmente opuestos a los anteriores. Se trata de artistas e intelectuales que, adscritos la mayoría de ellos al Liberalismo emergente, mantienen posturas renovadoras o  innovadoras, en cualquier caso, progresistas, y, en ocasiones, hasta revolucionarias. La pugna entre este Romanticismo Liberal y el Romanticismo Tradicionalista se extenderá a lo largo de todo el siglo XIX, y los escritores no permacerán ajenos a ella. Son escritores románticos del ámbito progresista el inglés Lord Byron, los franceses Victor Hugo y Dumas, el español Espronceda, y otros.

El Romanticismo en España

Los románticos europeos creyeron entender que España era el país romántico por excelencia. Ya desde los primeros pasos de este movimiento, algunas de las figuras más relevantes del Romanticismo volvieron sus ojos hacia lo español y cultivaron temáticas españolas cuando el Romanticismo no se había iniciado, todavía,  en España. Así, en Alemania, los hermanos Schlegel (en 1809) defendieron el “romanticismo” de Calderón de la Barca y lo propusieron como modelo digno de ser imitado. También el historiador Sismondi consideró (en 1829) la literatura española “enteramente romántica y caballeresca”.  Además de todo ello, la cultura española influyó directamente en la constitución del movimiento romántico europeo proporcionando los ejemplos, muy leídos e imitados, del Romancero, del Quijote y del teatro del Siglo de Oro. En todos ellos, los románticos encontraron modelos de libertad de invención, de pasión, de fantasía y, por supuesto, de los valores ideológicos que pretendían impulsar.  España se puso de moda: escritores, pintores, grabadores y artistas de todo tipo viajaron por España buscando temáticas inspiradoras acordes con la nueva estética romántica. De esta forma, la literatura, la historia, el paisaje,  la vida e, incluso, la manera de ser española, fueron considerados como modelos de romanticismo y sirvieron, muchas veces, de inspiración a los artistas románticos europeos.

Características del Romanticismo Español

G. A. BécquerLos poetas románticos expañoles tienden a ser unos escritores apasionados que vuelcan en sus composiciones la totalidad de sus sentimientos. Este extremo, que en ocasiones da origen a poemas inspirados, sinceros e intensísimos,  tiene como contrapartida la carencia de contención y, en ocasiones, la falta de un criterio de selección que filtre las composiciones propias y elimine las menos acertadas. Expresan con frecuencia sentimientos de melancolía, protesta, rebeldía y hastío y, desde el punto de vistas temático, cantan su intimidad amorosa, su disidencia,  su desacato a las normas, así como los temas legendarios, de la historia antigua o de sociedades exóticas. Aman el misterio, lo que frecuentemente se traduce en un marcado interés por los ambientes nocturnos, los lugares solitarios, lúgubres… Prefieren la naturaleza salvaje e  incontenible, con tormentas, mares embravecidos, huracanes… En general tienden al pesimismo y al desaliento. Como nombres destacados, cabe resaltar el de Espronceda y los ya citados (y tardíos) de Bécquer y Rosalía de Castro.

El teatro romántico triunfó enseguida, ya que los intentos teatrales del período anterior no lograron calar en profundidad en la sociedad española. De entre las numerosas obras que alcanzaron el favor del público y se representaron con profusión, tal vez convenga destacar  el Don Älvaro (del Duque de Rivas) y el Don Juan Tenorio (de Zorrilla), aunque tampoco deberán ser olvidados El trovador (de García Gutiérrez) y La conjuración de Venecia (de Martínez de la Rosa). Las características más notables de este teatro son:

  • Acciones entrecruzadas (varias acciones que interfieren las unas en las otras)
  • Temas legendarios, caballerescos, de aventuras, de la historia nacional…
  • Fractura de las reglas de unidad de tiempo, acción y lugar.
  • Mezcla de lo trágico y lo cómico.
  • Los dramas se estructuran, normalmente, en cinco actos (en vez de en tres).
  • Se mezcla prosa y verso en los textos teatrales. El verso experimenta multiplicidad de medidas, combinaciones e innovaciones.
  • Se renuncia a la intencionalidad didáctica
  • Aparecen personajes marcados por la fuerza de un destino que generalmente es trágico.
  • Se dan, con gran abundancia, escenas nocturnas, fantasmagóricas, desafíos, muertes y suicidios, personajes misteriosos, acciones heroicas o generosas, actitudes cínicas, desesperadas…

Respecto a la prosa literaria, se cultivan tres tipos de género:

  • Los cuadros de costumbres (Mesonero Romanos, Estébanez Calderón) que intentan describir con gracia y vivacidad los modos de vivir, las costumbres populares o los tipos presentes en la sociedad española. En algunas ocasiones (Larra) tienen carácter satírico.
  • Las novelas históricas (Navarro Villoslada, Gil y Carrasco), inspiradas en el modelo, ampliamente traducido y difundido, del inglés Walter Scott.
  • Los artículos periodísticos, muchas veces de gran calado intelectual e inmensa calidad literaria (Larra).

Algunas actividades

Imágenes de la pintura romántica

Observa las siguientes pinturas románticas e identifica en ellas rasgos temáticas y aspectos generales que sean característicos del movimiento romántico. Elabora una ficha en la que recojas los aspectos observados en cada una de ellas.


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K.Aivazovski y I.E.Repin - Adiós de Pushkin al mar (1877)

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Eugène Delacroix - La libertad guiando al pueblo (1830)

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Caspar David Friederich - El caminante sobre un mar de nubes (1818)

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Caspar David Friederich - El árbol solitario (1833)

Friederich - Abadía en el robledal

Caspar David Friederich - Abadía en el robledal (1809)

Caspar David Friederich - Acantilados blancos en Rügen (1818)

Caspar David Friederich - Acantilados blancos en Rügen (1818)

Caspar David Friederich - El naufragio en un mar helado (1818)

Caspar David Friederich - El naufragio en un mar helado (1818)

Caspar David Friederich - La ruina de Eldena (1825)

Caspar David Friederich - La ruina de Eldena (1825)

Francisco de Goya - El entierro de la sardina (1812-1819)

Francisco de Goya - El entierro de la sardina (1812-1819)

Henry Wallis - La muerte de Catterton (1856)

Henry Wallis - La muerte de Catterton (1856)