Hace tiempo que vemos que entre los adolescentes han incrementado las autolesiones. Estos suelen cortarse con objetos punzantes en los antebrazos de forma horizontal, en los muslos de las piernas, en la barriga, etc. Pero no tienen intenciones suicidas. Lo hacen íntimamente, aun sabiendo que no deberían hacerlo, no pueden parar.

La finalidad de esta acción es calmar y intentar substituir el dolor que sienten por otro mayor, así no dolerá tanto. Neurológicamente funciona, la persona empieza a usarlo cada vez más. Se ha demostrado científicamente que esta rutina acaba generando placer, el joven lo hace cada vez con más frecuencia y lo que siente en torturarse pasa de ser dolor a sentir un placer sutil.

En consecuencia podemos realizar terapia familiar o terapia individual. Habitualmente consiste en ver al adolescente con su familia y dar indicaciones o consejos a cada uno de los miembros. Cuando se hace la terapia individual solo se dan las indicaciones directas de cuándo y cómo autolesionarse, así como trabajan las otras problemáticas psicológicas que puedan estar relacionadas.

Lídia Gonzàlez y Anna Albacete.