SI TÚ, YO TAMBIÉN. SI TÚ NO, YO TAMPOCO

En una sociedad en la que uno mismo se siente en calma al justificarse pensando que los demás también lo hacen, no es de extrañar que se perpetúen los casos de agresión sexual.
Desde tocar un culo en una discoteca, decir ‘piropos’ a una mujer por la calle, intimidarla y hacerla sentir incómoda sin que ella pueda hacer nada, hasta participar en el acoso por no haber hecho nada para evitarlo.

Hace 5 días, se denunció el caso de una mujer, que mientras paseaba a su perro fue violada incluyendo la penetración. No es más repulsivo el acto de ese hombre como el de las dos personas que al ver esa situación aprovecharon para robarle las pertenencias sin prestarle ayuda en ningún momento.
Exagerada, buscona, seguro que lo consintió, podría haberse defendido…  Es un círculo para mentes cerradas, de personas inconvenientes, de personas que no son capaces de hacer un zoom y ver que la víctima no es culpable de nada. Pero cómo vamos a conseguir esto si eres tú el que juzga a la amiga que te dice que tiene miedo de ir sola a casa porqué ‘no es para tanto’, eres tú el que se ríe con los amigos cuando uno insiste en hablar con una chica a pesar de haberle dicho que no, eres tú el que cuando se acosa una mujer en público se queda callado y vas a ser tú el que eduque a su hija advirtiéndola de lo que pueda pasar-le provocandole miedo en vez de enseñarle a tu hijo que no debería hacer nunca.
La diferencia es que mientras tú no haces nada 2500 mujeres han denunciado ser acosadas en el trabajo, 56 mujeres mueren al año por violencia machista y 9 de cada 10 mujeres han sufrido acoso callejero. La mejor decisión que puedes tomar será la voluntad de no olvidar lo que has leído, aunque discrepe de la que creías que era tu realidad.
Ariadna Tarrida Valle

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