“El tiempo de los héroes”, de Javier Reverte.
La obra cuenta la vida de un jefe miliciano comunista, llamado Juan Guilloto León y conocido como Juan Modesto, que combatió en las principales batallas de la Guerra Civil española. Gracias a su grandioso talento militar fue el único que alcanzó el rango de General del Ejército Popular de la República.
En marzo de 1939 se vive la agonía de la joven República española. Con las derrotas del Ebro y de Cataluña, el ejército y el gobierno republicanos se ven obligados a retroceder mientras los sublevados avanzan rápidamente hacia Levante, el último rincón que queda en el país a salvo de los nacionales. En Petrel (Alicante), el gobierno de Juan Negrín y buena parte de los dirigentes del Partido Comunista se preparan para huir al exilio. El general Juan Modesto llega para organizar la evacuación del gobierno.
Lo que más me ha llamado la atención ha sido el texto siguiente: “Pero el Madrid republicano no se entregó al día siguiente. Ni al otro. Miles de ciudadanos no huyeron de la ciudad y, por el contrario, salieron de sus casas a cavar trincheras, alzar barricadas con sacos de terreros y construir parapetos con los adoquines arrancados de la calle. Entretanto los miembros de la Junta de Defensa se instalaron en los edificios abandonados por el gobierno. Por vez primera, en las avenidas y plazas de la ciudad aparecieron carteles con un lema acuñado por la dirigente comunista Pasionaria en uno de sus discursos: ¡No Pasarán!
Es increíble la valentía y el ímpetu que tuvieron aquellos miles de ciudadanos, entregados plenamente a la causa de parar los pies a las tropas rebeldes, haciendo de la calle un campo de batalla y dando todo el coraje que tenían en sus corazones.
Otra frase que me ha gustado la he encontrado en el punto de libro que viene dentro del mismo. En él, el autor expone: “Siempre quise hacer una novela sobre la Guerra Civil. Toda nación que cuenta con una gran epopeya en su historia tiene el deber de crear literatura sobre ella.” Es justamente lo que Reverte ha realizado.
Me parece que te ha ido muy bien, Roger, hojear y leer estos libros de historia y de novelas de la República y la Guerra Civil, a ti y a los demás, pues os han permitido relacionar conceptos y periodos de los que hemos hablado en clase. Si algo tiene que hacer esta asignatura es fomentar el conocimiento del pasado a través de las obras de historiadores y escritores, también a partir de documentalistas, directores de cine y actores.
Ya que Roger Barrull ha abierto el tema de los libros y los clásicos de la literatura, me gustaría comentar el que me proporcionó el profesor:
“La plaça del diamant”: por Mercè Rodoreda:
Los hechos biográficos de Mercè Rodoreda fueron durante muchos años un misterio para sus lectores. La misma autora se creó, en los años anteriores, de su vida, una imagen hecha a medida, de la cual eliminó todas aquellas anécdotas que le parecían más incomodas. De la misma manera, potenció los recuerdos que le traían felicidad en el barrio de Sant Gervasi en Barcelona. Con esta técnica, la autora consiguió ir dejando fragmentos de su vida en sus obras.
CONTEXTO LITERARIO:
La novela de Mercè Rodoreda fue escrita entre los años de la guerra civil, durante el siglo XX (1928 – 1950). La represión cultural que havia inculcado Franco fue especialmente significativa en el ámbito de la novela.
Hay que destacar algunos hechos históricos en la novela como la acción se situa en un tiempo muy preciso i la parición de algunos hechos como: La Republica, la guerra, las dificultades de supervivencia y la recuperación económica.
La novela se desarrolla en Barcelona, donde Natalia (conocida como: “la Colometa”) una chica tímida e ingenua conoce a Quimet.
Cuando comenzó la guerra civil española, Quimet tuvo que ir a hacer frente en la guerra. I debido a la situación del momento, Colometa pierde su trabajo cosa que le obliga a vender sus pertenencias más queridas para mantener a su familia. Pronto Colometa se queda sin dinero y no tiene ni para comer, este hecho junto a la muerte de su querido Quimet hace que Colometa quiera poner fin a su vida. Para esto Colometa va a comprar salfumán a una droguería, allí conoce a Antoni quien le ofrece un puesto de trabajo i Colometa lo acepta.
Pasa un tiempo hasta que Antoni le pide que se case con él, a la cual cosa Colometa acepta. Antoni resultó ser buen padre para los hijos de Colometa que tubo con Quimet.
La novela finaliza con la explicación de la situación de sus hijos Toni y Rita.
Celebro que hayas escrito sobre esta novela porque se ha convertido en un clásico de la literatura en catalán, pues a través de los que le ocurre a Colometa se adivina mucho de lo que pasó en la Barcelona de aquellos años. Por cierto, ¿has ido alguna vez a la plaça del Diamant, Roger? Está en el barrio de Gràcia de Barcelona y hay una escultura dedicada a la Colometa.