En las últimas horas está habiendo un cúmulo de situaciones que está debilitando notablemente la monarquía española. Me centraré en las dos más recientes, la primera conocida por todos:
1) Imputación de la Infanta Cristina en el caso Nóos.
Que una hija del rey, es decir, princesa, sea imputada e investigada en un caso de corrupción es un hecho sin precedentes. Alguien de la familia Real – o Irreal, como en la representación teatral de Minoria Absoluta – puede pasar un tiempo en la cárcel, y esto ha venido después de varios abusos por parte de la monarquía. Si se castiga a la Infanta Cristina, ¿por qué no se podría hacer lo mismo con Juan Carlos? Hay pruebas más o menos convincentes de que está implicado en el caso, como la serie de e-mails de su amante a Undargarín. En todo caso, el malestar del pueblo español cada vez crece más, y periódicos extranjeros tales como “Repubblica” afirman que la abdicación del actual Rey está cerca. Un escándalo que puede tener grandes repercusiones, incluso sociales, puesto que España se quitaría de en medio el mayor símbolo de tradición, aunque la monarquía sea representativa es un resquicio del franquismo que todavía nos queda; me parece un avance ser una república.
2) El pueblo de Montblanc se desvincula de la monarquía
En dicho ayuntamiento se hizo una votación histórica, propuesta por la CUP (a pesar de no tener representación allí). Se sometía a debate si Felipe no debía usar nunca más el título de Duque de Montblanc (a parte de Príncipe de Asturias, Príncipe de Girona, Príncipe de Viana, Conde de Cervera y Señor de Balaguer). Así pues, la moción se aprovó con 8 votos a favor y 5 abstenciones. Montblanc ha declarado su rechazo público a ese sistema y afirma que “el régimen más democrático es el que responde a la realidad republicana”.
Guillem Ramírez Santos E-41