“El mundo nos envía basura, nosotros le devolvemos música”. Esta frase de Favio Sánchez, profesor de música y director de orquesta, resume el proyecto que transforma los residuos en notas musicales: la Orquesta de Reciclados de Cateura de Paraguay.
Toneladas de basura llegan todos los días a este lugar, para muchos habitantes el único sustento económico. La cantidad de basura, el nivel de pobreza y la tasa de delincuencia juvenil no parecían el escenario ideal para emprender (sin pretenderlo) un proyecto pionero de sostenibilidad, pero el mundo genera historias que superan la ficción. El origen de este proyecto fue casual: un día, el recolector de basura Nicolás Gómez, encontró los restos de un violín en la basura. En lugar de desecharlo, decidió recomponerlo, creando un violín a partir de los residuos. Fue el primero de muchos instrumentos.
Flautas realizadas con tuberías, cucharas y chapas, violonchelos fabricados a partir de barriles de aceite… La basura es la materia prima con la que la orquesta interpreta su música. Una muestra de que, bajo un tratamiento adecuado, los residuos no solo no son algo de lo que desembarazarse, sino que pueden convertirse en una herramienta clave para reinventar el planeta. Sin olvidar el objetivo principal: reducir la producción de estos en la medida de lo posible.