Arxiu mensual: gener de 2016

31.- Temas principales de LVSECS.

En una novela tan extensa y de influencias tan variadas como es LVSECS (1975), podemos situar tres temas centrales  en torno a los cuales se estructuran las peripecias de los personajes de la primera obra de Eduardo Mendoza.

Aunque se señala al inicio de la novela que los personajes y los hechos que la protagonizan son imaginarios, es evidente el trasfondo historiográfico que en ella se contiene. La riqueza y el hundimiento de la empresa Savolta tienen su causa en el origen y final de la I Guerra Mundial, ante la que España fue neutral, lo que permitió enriquecerse a sectores industriales como la burguesía barcelonesa, pues suministraba armas y otros enseres a los contendientes. Solo así puede explicarse el ascenso social y vertiginoso de oportunistas como Lepprince, a quienes esta oportunidad histórica les permitió acaparar una gran fortuna. Para beneficiarse de esta situación, era necesario estar a buenas con los poderes de la Restauración, el larguísimo régimen político de apariencia democrática que gobernó España desde 1874 hasta 1930. Solo con un sistema oligárquico era posible transformar la riqueza económica en poder político. Así, el maquiavélico francés Lepprince aspirará, en la cresta de la ola, a ser alcalde de Barcelona, lo que le lleva a interesarse por las prácticas caciquiles de manipulación electoral. Los adláteres de Lepprince, como Miranda, ayudarán a su ascenso político una vez que desea convertir en él su riqueza. El beneplácito del régimen se muestra, en la novela, con la visita del Rey a su mansión, donde Lepprince recibe a la vez las bendiciones de un poder que tres años más tarde debería aliarse con un dictador militar para perpetuarse.

El contrapoder político, en esta época, estaba fuera de la ley: las ideas anarquistas que pueblan Barcelona de atentados actúan de contrapeso frustrado a un régimen que no dudaba en utilizar la violencia para perpetuar sus privilegios. En este sentido, se desarrolla en la novela el segundo gran tema que la estructura: las tensiones sociales. Y es que la guerra subterránea entre patronos y anarquistas violentos aparecen en la obra de Mendoza. Claudedeu, el temido jefe de personal de la empresa, había perdido la mano en el famoso atentado del Liceo de Santiago Salvador, cometido en 1892. También, el mefistofélico Lepprince estuvo a punto de perder la vida en la acción violenta que Lucas el ciego intentó llevar a cabo también en el teatro. En este ambiente de miedo y represalias hacia las ideologías libertarias, se explica la injusta condena del grupo de la CNT que es fusilado injustamente en Montjuich, pues las piezas encajaban a la hora de culparles de la muerte de un patrono como Savolta. Se detecta cierta simpatía del autor por las manifestaciones pacíficas e intelectuales del anarquismo, patente en personajes represaliados mediante injusticia como el mestre Roca, o las simpáticas Misioneras del amor libre, el grupo feminista divulgador del amor libre.

Pero la alta burguesía industrial participaba también de la violencia para defender sus intereses de clase. Al inicio de la novela, el consejo de administración de la empresa es quien se sirve de la fuerza ilegal para apalizar a los cabecillas sindicales que promovían una huelga laboral.  La novela deja bien claro que la alta burguesía se aprovechaba de esta tensión para reforzar sus privilegios, pues también manejaba los hilos de la fuerza policial, como se ve en los interesados traslados del comisario Vázquez, promovidos por Lepprince, cuando este se ve amenazado por su investigación.

Pero Mendoza no ha escrito solo una novela social o política, pues sus personajes no solo se relacionan mediante el deseo de poder, sino a través de sentimientos. El género melodramático, o folletinesco, configura las relaciones amorosas entre algunos de ellos con sus huidas, identidades ocultas, muertes fingidas y situaciones al límite. No obstante, el amor más realista es el que se asegura a través de las relaciones de poder, como es el caso del deseo de Lepprince hacia María Coral, que se cimenta en una red de intereses que incluye un matrimonio de interés (el de Miranda con la artista). Todo ello en una sociedad que procura mantener las apariencias; y es que las hipócritas convenciones sociales de la burguesía quedan a la vista en sus noviazgos, fríos, ceremoniosos y convencionales, como el de Lepprince y María Rosa Savolta, o sus matrimonios superficiales que a menudo ocultan otras relaciones, como se evidencia en los cotilleos que protagonizan las fiestas de la alta sociedad barcelonesa. En este contexto, Eduardo Mendoza da lugar a la esperanza de que un amor sincero y paciente, que acepte el sufrimiento, sí tenga lugar, como en el caso de Miranda hacia María Coral. Aunque es destacable que para que esta relación se consolide y se haga mutua, ambos deban alejarse geográficamente de España, que iba siendo ya un lugar sin esperanza para todo tipo de virtud.

30.- El marco histórico y las clases sociales en LVSECS

ESPACIOS.

 

La obra está situada en Barcelona, lugar de la residencia de la familia Savolta y sus aledaños, aunque la fábrica Savolta está situada en las afueras (Hospitalet). La novela contiene una división cargada de significado de los ambientes de la ciudad (los espacios actuan como cronotopos, es decir, definen psicológicamente a sus habitantes): la zona alta (Sarriá, Sant Gervasi…) es lugar de acogida de la burguesía instalada en la comodidad y el lujo, muchas veces con origen en la explotación de los obreros. Los hijos de esta burguesía (como María Rosa Savolta) se educaban en internados situados en esta misma zona de la ciudad, donde parecían destinados a perpetuar el modelo familiar. Los obreros y las personas al margen del sistema frecuentan las zonas bajas de Barcelona (el Barrio chino, etc), lugares de negocios oscuros y zona de expansión de las ideas anarquistas (la taberna de Pepín Matacríos). Allí prosperaban negocios turbios que no debían salir a la luz, como la contratación de los dos forzudos por parte de Lepprince en un oscuro tugurio del Barrio chino.

 

TIEMPO EXTERNO.

 

La novela refleja de forma realista el momento histórico en qué se encontraba la ciudad: crisis económica y crisis social propia de la segunda década del siglo XX, que coexistía con el enriquecimiento de la alta burguesía. Es la época de la extensión del anarquismo en las zonas industriales de Catalunya, cuando proliferaron algunos  atentados terroristas, también por parte de los burgueses que combatían de la misma manera a la oposición obrera. Por eso, en la novela se ilustra el gran contraste entre el lujo de la burguesía (las fiestas, las mansiones de Sarriá…) y la miseria del proletariado industrial (los cabarets del barrio chino, los miserables pisos, las pensiones…

 

La neutralidad de España en la I Guerra mundial (1914-18) hizo que la empresa funcionase muy bien al principio (1917), debido a la gran cantidad de armamento que vendía para la Guerra Mundial, tanto a los aliados como a los enemigos, actuando con doblez, igual que Lepprince. Cuando la guerra llegaba a su fin (1919), la empresa sufrió una gran caída de ventas y de beneficios ya que había perdido a sus clientes. El estímulo de la Guerra mundial se aprecia en la novela en personajes como Max (el espía alemán Viktor Pratz), encargado de mantener una ruta de contrabando comercial con Alemania.

 

La acción de la obra se sitúa entre 1917 y 1919, aunque el juicio de Javier Miranda se realice en Nueva York diez años más tarde. La situación política del momento es la propia de la época de la Restauración, período de formas democráticas en que se alternaba en el poder los conservadores y liberales, ambos partidos sustentados en una corrupción institucionalizada. En este momento, la situación social era conflictiva y estaba preludiando la futura dictadura de Primo de Rivera (1020-1930): “A decir verdad, la situación del país en aquel año de 1929 era la peor por la que habíamos atravesado jamás: las fábricas cerraban, el paro aumentaba…”

 

CLASES SOCIALES.

 

La alta burguesía aparece en la novela en personajes como Savolta, Parells, Claudedeu (los tres propietarios de la empresa Savolta vivían en el barrio de Sarriá, es decir, en la parte alta), y sobre todo Lepprince, que representa la figura de una persona con ambición para hacer dinero ya que todos sus movimientos son para acabar siendo el dueño de la fábrica Savolta y luego el futuro alcalde de la ciudad. El ocio de esta clase social también estaba delimitado, con el Liceo como su principal lugar de asueto.

 

Por lo que se refiere a los asalariados, estos se encarnan en personajes como Javier Miranda, una marioneta manejada por Lepprince, que no tiene ambición y se conforma con lo poco que va obteniendo, siempre por voluntad ajena. Los otros empleados del abogado Cortabanyes, Serramadriles y Doloretas, realizan el papel de probos empleados que no contestan el orden establecido y se limitan a un cumplimiento sin contestación de sus obligaciones, que no excluyen algunos desplantes por parte de su jefe. “Barcelona era una ciudad de amplio desarrollo industrial y comercial. A diario llegaban personas de otros puntos en busca de trabajo. Al igual que sucede con Nueva York.” Personajes idealistas pueblan también esta precaria clase media, como Domingo Pajarito de Soto, quien paga con su vida el tener aquello a que renuncian Serramadriles, Doloretas y Miranda: su aspiración a cambiar el orden social.

 

La clase baja barcelonesa está reflejada en varios personajes: María Coral, una joven mujer fatal con ambición de salir de la pobreza, pero con instintos autodestructivos que solo son superados al final de la novela, gracias al amor sincero que recibe de Miranda. También, en Nemesio Cabra, un vagabundo que sabe más de lo que cree la gente. Ambos viven en barrios pobres de Barcelona, como son el barrio Chino o el Raval. Otros personajes de  la marginalidad barcelonesa pueblan la novela, siempre recluidos en sus cronotopos (las prostitutas del Barrio chino), los borrachos noctámbulos… La imposibilidad de prosperar define a estos personajes.

 

 

LA INTRODUCCIÓN DEL ANARQUISMO.

 

El orden social es puesto en cuestión por los personajes que encarnan esta ideología. Pajarito de Soto muestra a Miranda la trastienda de una librería donde un intelectual, el mestre Roca, transmite las nuevas ideas, de forma clandestina, a los obreros interesados en cultivar una esperanza de cambio. Un grupo de combatientes anarquistas planea sus acciones también de forma secreta en recónditos lugares del Raval. Terroristas anarquistas como Lucas el Ciego acuden a Barcelona a llevar a cabo atentados, tras haber sucedido ya el famoso del Liceo, que en la novela le costó la mano a Claudedeu.

La introducción de estas nuevas ideas en las clases populares fue el germen de huelgas obreras como la que da inicio a LVSECS. La novela deja patente que el anarquismo fue duramente reprimido por el poder político, económico y policial: todos los personajes ants citados fueron represaliados, a veces por causas falsas. Los anarquistas eran también usados como chivos expiatorios por elementos del orden burgués (Lepprince) que buscaban una cabeza de turco a quien culpar de sus propios actos violentos, como el asesinato de Pajarito de Soto.

29.- La estructura y la técnica narrativa de LVSECS (a partir de la Guía de lectura de Vicente Tusón).

LVSECS se divide en dos partes de 5 y 10 capítulos respectivamente; a su vez, los capítulos se componen, salvo excepción, de varías secuencias. Así pues, se utilizan tanto los capítulos largos propios de la novela tradicional como la fragmentación propia de la novela actual. Esa combinación de tradición y modernidad se observa más claramente en la estructura interna de la obra.

 

Considerada en su conjunto, la novela recoge una serie de recuerdos del protagonista, JAvier Miranda, surgidos con ocasión de un pleito judicial muy posterior a los hechos recordados. Sin embargo, como las razones de ese pleito no aparecen hasta la antepenúltima página, las primeras impresiones del lector son de sorpresa, de desconcierto. A ello se añade la presentación sincopada de la historia, los múltiples puntos que permanecen oscuros -a veces, hasta el final-. Y así, la obra se nos presenta, en buena parte, como una «novela enigma», estructura claramente emparentada con la de la novela policíaca.

 

Si pasamos a examinar el desarrollo de la historia y los diversos materiales que intervienen en su construcción, pueden distinguirse en La verdad sobre el caso Savolta tres partes o bloques de capítulos de complejidad decreciente. Veámoslo.

 

  1. a) Los capítulos 1-V (Primera parte) presentan la máxima complejidad. En ellos encontramos materiales heterogéneos: fragmentos de un interrogatorio judicial, textos periodísticos, documentos, cartas… Y entrelazados con todo ello, van surgiendo los recuerdos del protagonista, pero de forma muy inconexa, a retazos dispersos o en «flashes» rápidos. Estamos asistiendo -sin previo aviso- a los caprichosos mecanismos de una memoria. A principios del capítulo IV, el autor justificará astutamente su proceder, al poner en boca del protagonista estas palabras: «Los recuerdos de aquella época, por acción del tiempo, se han uniformado y convertido en detalles de un solo cuadro […] Las imágenes se mezclan, felices y luctuosas, en un plano único y sin relieve.» A ello corresponde -punto importante- el desorden cronológico. Y, por otra parte, estos capítulos ofrecerán buenas muestras de procedimientos que vimos en el capítulo anterior: la técnica caleidoscópica, el laberinto, los cambios del punto de vista, etc. En suma, la libertad y audacia constructiva hace que esta parte se nos presente como un rompecabezas. Pero sus piezas irán encajando perfectamente: el lector debe entrar en el juego, debe ser cómplice del autor. Y es un juego apasionante y placentero.

 

  1. b) Los capítulos I-V de la Segunda parte ofrecen menor complejidad. Sin embargo, siguen alternando varias líneas narrativas y se conserva el desorden cronológico. En efecto, por una parte continúa la historia en el año siguiente (1918); pero, por otra, se retrocede a fines de 1917, para asistir -desde el punto de vista de Nemesio- a algunos de los acontecimientos ya narrados en la primera parte. Y el relato va saltando libremente de una época a otra.

 

  1. c) En fin, en los cinco últimos capítulos (VI-X), el relato se desarrolla con una máxima sencillez: hay un solo hilo argumental, contado linealmente y de acuerdo con patrones narrativos tradicionales, sometidos a un hábil pastiche.

 

En resumen, la estructura de LVSECS supone un gradual deslizamiento desde las formas más complejas de la narrativa de la novela experimental hasta las formas más tradicionales de las novelas que incluyen un narrador omnisciente. Se une así el placer de lo nuevo y de lo viejo. Y el autor ha buscado, como decimos, la complicidad del lector en diversos niveles.

 

 

Ya conocemos la importancia que se otorga en la novela a la posición del narrador, al punto de vista y a las personas narrativas. LVSECS es buena muestra de ello. Parte de la obra aparece escrita en primera persona por Javier Miranda (punto de vista del narrador-protagonista). junto a ello, hay pasajes contados en tercera persona. Sin embargo, ello es, a veces, engañoso. Así, las dos fiestas a las que asistimos: aunque se comienzan a contar en tercera persona, el protagonista estaba presente en ambas y es él quien las evoca. De este modo, aparece subrepticiamente el narrador omnisciente. En fin, este narrador omnisciente es ya el que cuenta la historia de Nemesio Cabra; pues, aunque Javier la conocerá por las revelaciones del comisario Vázquez, es evidente que no podía contarla con todos sus detalles, tal y como la leemos.

 

Por otra parte, los materiales de tipo documental, a que hemos aludido, introducen otros «puntos de vista»: el de Pajarito de Soto, el del comisario, etc. Así, muchos hechos aparecen iluminados desde diversos enfoques. Por ello, puede hablarse, con toda propiedad, de Perspectivismo. No hará falta insistir en la sabiduría técnica que todo ello revela en el autor.

 

Son diversas las técnicas de narración utilizadas por Eduardo Mendoza. En la Primera parte, como apuntamos, domina la fragmentación de la historia, el montaje «caleidoscópico» y la presentación abrupta -sin aclaración- de personajes o hechos. Pero ello puede alternar con una larga secuencia sin puntos y aparte (cap. 11), en que los hechos se presentan perfectamente hilvanados. Y en los últimos capítulos, encontramos un relato ágil y de ritmo rápido. Indudablemente, esta variación se explica, en buena parte, por la consciente imitación de diversos modelos narrativos, cuestión que completaremos en el epígrafe siguiente.

 

El retrato no se prodiga en la obra, pero los hay admirables: el de Cortabanyes (página 23), el de Pajarito de Soto (pág. 79), el de diversos personajes secundarios… Paradójicamente, no encontraremos retratos de los personajes principales: no sabemos cómo son físicamente Javier o Lepprince; de María Coral, sólo conocemos la intensa impresión que produce su belleza. Y sin embargo, ya hemos visto hasta qué punto son figuras vivísimas.

 

Mucho mayor es el lugar otorgado a las descripciones o pinturas de ambientes. Es imborrable la impresión que nos producen, por ejemplo, el cabaret (págs. 39-40, etcétera), el salón de baile popular (pág. 48), la casa de Pajarito de Soto (pág. 79), el Barrio Chino (pág. 199) o la pensión miserable (págs. 223 6 243); y, como contraste, la elegancia de la casa de Lepprince (por ejemplo, pág. 201) o el balneario (pág. 315). A las cualidades ya señaladas del autor, habrá que añadir, pues, la capacidad de hacernos vivir intensamente en las atmósferas más variadas.

 

El diálogo abunda en la novela. Hay secuencias constituidas casi exclusivamente por conversaciones: así, las fiestas mundanas con su cháchara intrascendente junto a diálogos muy «literaturizados», se hallarán otros que fluyen con absoluta naturalidad. Si se comparan las conversaciones entre amigos, en las tabernas, en el círculo anarquista, etc., se observará la diversidad de tonos y estilos a que luego aludiremos.-

28.- Ejemplo de texto sobre LVSECS. LA PARODIA DE LOS GÉNEROS.

CONTENIDOS DE LAS PAU SOBRE LVSECS

Dimensión histórica de la novela. Caracterización de las clases sociales y sus respectivos representantes. Espacios reales y simbólicos. Estructura de la obra. Diversidad de puntos de vista y de técnicas narrativas: influencia de la novela picaresca. Pastiche mediante la imitación de las técnicas de la novela policíaca, del folletín y de la novela de aventuras. Artículos periodísticos, cartas y documentos: la verdad histórica y la ficción. Variantes idiomáticas y lenguajes específicos.

EJEMPLO  DE COMENTARIO: La parodia de los géneros narrativos en LVSECS.

La obra de Eduardo Mendoza se ha sido caracterizada como representante de la época artística aún vigente: la Postmodernidad. Si bien es difícil aportar los rasgos definitorios de este período artístico, varios de ellos aparecen en LVSECS: la falta de confianza en explicaciones o ideologías globales, la mezcla de géneros, la intertextualidad y el uso de la parodia como contenido narrativo. En este sentido, la crítica ha reconocido como uno de los méritos de la obra primera de Mendoza su capacidad de romper de forma irónica las expectativas de algunos géneros de la literatura popular que cualquier lector medio podía conocer.

 

Así, el género más parodiado en LVSECS destaca sobre todo la novela policíaca. En ella, debe aparecer un crimen como motivo central para la posterior investigación (el de Savolta), pero aquí se encadena con otros asesinatos en relación a los cuales no queda clara su importancia central (los de Pajarito de Soto, Parells, Claudedeu…). También se altera irónicamente expectativa del lector al hacer que el supuesto malvado (Lepprince) no reciba castigo por parte de las fuerzas de la ley, sino que muera en un oscuro suicidio. Del mismo género podemos destacar otros ingredientes como la presencia de enigmas (la carta acusatoria hacia Lepprince, un falso macguffin ), las sospechas y falsas pistas (como las intenciones ocultas de Nemesio al intentar averiguar él quién mató a Savolta para salvarse de sus compañeros anarquistas, que luego no le sirven para evitar un mal desenlace). También, el hecho de que el aparatoso interrogatorio del juez Davidson sea realizado por un motivo mucho menor que el resolver los crímenes narrados en la novela insiste en el carácter paródico de esta: la demanda para lograr una idemnización.

Otro de los géneros novelescos sometido a pastiche que destacan es la novela de folletín del siglo XIX, que consistía en una serie fascículos melodramáticos que se ofrecían al público por entregas para mantener la atención y emocionar a los lectores con historias de amor y desventuras de personajes desvalidos, del tipo de las de Charles Dickens. Elementos del mismo son las escenas de los bajos fondos (el cabaret, las tabernas, los círculos de conspiradores o del hampa en el barrio chino), la peripecia sentimental, que a veces raya con la novela rosa (la historia de María Coral, su origen oscuro, sus amoríos con el hombre rico y su boda con el humilde después de su tiempo en compañía de los peligrosos forzudos, sus misteriosas enfermedades y fugas, su intento de suicidio…). En este caso, nunca sabemos si María es una pobre desvalida o una mujer fatal que controla su destino, así como a Miranda. También son propios de este género los misterios y enredos, las inesperadas apariciones y desapariciones de personajes, que como en el caso de Nemesio, engañana tanto a los personajes como al lector.

Es reseñable que también se han encontrado en LVSECS algunos elementos de la novela picaresca, que Mendoza conocía bien. La figura de Miranda es el reverso del pícaro, pues su papel pasivo y su falta de entendimiento lo hace ser utilizado constantemente por Lepprince para atraer a Pajarito a la empresa, así como para contraer un matrimonio-tapadera con su secreta amante, María Coral. La novela también finaliza, como el Lazarillo, con el antipícaro casado unos años más tarde de los hechos centrales de la narración, aunque en este caso no parece haber llegado, como Lázaro de Tormes, a ninguna conclusión moral válida, haciendo honor a su constante pasividad y falta de espíritu.