Mientras bajaba para ir a cenar, decidió regresar a Vigàta al día siguiente. Llevaba cinco días lejos de allí. Luicino había puesto la mesa en la pequeña estancia de siempre y Pintacuda lo esperaba sentado en su lugar acostumbrado.
– Mañana me iré – le anunció Montalbano.
– Yo no, necesito otra semanita de desintoxicación.
Luicino les sirvió inmediatamente el primer plato, por lo que ambos sólo utilizaron la boca para comer. Al llegar el segundo, se llevaron una sorpresa.
– ¡Albóndigas!- exclamó indignado el profesor- ¡Las albóndigas se dan a los perros!
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Author Archives: Beatriz
Cómo se come el pescado en Sicilia
Al llegar a la altura de la trattoria San Calogero, el comisario, que caminaba apurando el paso, se detuvo en seco como hacen los burros cuando, por misteriosas razones, deciden parase y no moverse por muchos azotes o puntapiés que les den en la tripa. Consultó el reloj. Eran sólo las ocho. Demasiado pronto para cenar. Pero el trabajo que lo esperaba en Via Cavour sería muy largo y seguramente le llevaría toda la noche. Podía empezar e interrumpir su tarea sobre las diez…Pero ¿y si le entraba el apetito antes?
– ¿Qué hace, señor comisario, se decide o no se decide?
Añoranza del mar
Homme libre, toujours tu chériras la mer (Charles Baudelaire)
Sobre tu nave —un plinto verde de algas marinas,
de moluscos, de conchas, de esmeralda estelar,
capitán de los vientos y de las golondrinas,
fuiste condecorado por un golpe de mar.
Por ti los litorales de frentes serpentinas
desenrollan, al paso de tu arado, un cantar:
—Marinero, hombre libre que los mares declinas,
dinos los radiogramas de tu estrella Polar.
Buen marinero, hijo de los llantos del norte,
limón del mediodía, bandera de la corte
espumosa del agua, cazador de sirenas;
todos los litorales amarrados del mundo
pedimos que nos lleves en el surco profundo
de tu nave, a la mar, rotas nuestras cadenas.
Alberti, Rafael (1924): Marinero en tierra
Power: A veces cursi
Música: Joan Manel Serrat