Un día, una niña que se acababa de mudar al barrio, de camino a casa, vio una casa medio destruida y decidió visitarla.
Al llegar, abrió la puerta y vio todas las ventanas abiertas, las cortinas rotas, el suelo lleno de excrementos de ratas, algunas vigas rotas y una bombilla que era la única fuente de luz, y encima de la chimenea había unas fotos de unos viejecitos, que debían ser los antiguos propietarios. La niña vio al fondo una puerta y fue a ver lo que había, al entrar la bombilla se apagó y detrás suyo sintió un suspiro cuando de repente…
Hugo S. L.