Hace mucho tiempo por halloween tres chicos de unos 13 años, que se llamaban María, Marcos y Martin, decidieron ir al cementerio para celebrar que era el último año que salían a pedir caramelos. El cementerio no era ni muy grande ni muy pequeño, pero daba un miedo terrible.
Abrieron la verja que chirriaba cada vez que se movía y entraron. Había tanto silencio que parecía una tumba, la niebla baja y el olor a podredumbre hacían que diera más miedo, solo estaba iluminado por las farolas de la entrada y la luna llena.
Andaron un poco más, hasta las tumbas daban miedo, estaba todo oscuro; de repente vieron algo que apareció delante de ellos…
Aquest treball m’ha agradat molt. Fa una mica de por. El millor de tot és l’última part, quan veuen una cosa davant seu i també la descripció del cementiri.
El que més m’ha agradat d’aquest treball és el títol. Mentre anava llegint m’imaginava la situació i em feia por.