“PÁNICO EN EL ANTIGUO CENTRO PENITENCIARIO”
Martes, trece de Octubre del año 2011. Fecha fatídica, según la creencia popular. Los hechos que se narran a continuación sucedieron en el antiguo Centro Penitenciario de Tarragona. Habían transcurrido 2 años desde que a Mariano finalmente le habían dado la libertad, después de haber pasado 25 años encerrado en las celdas de aislamiento.No tardaría mucho en poner en práctica su venganza.
El antiguo presidio se encontraba vacío y a punto de servirle al Corte Inglés de nueva construcción y cercano al ex presidio como explanada para construir nuevos almacenes, tras su demolición; pero con esto de la crisis, no lo derrumbaron, sino todo lo contrario, a partir de ahora, iba a ser utilizado como hotel restaurante, pero conservando el interior tal cual, para que los visitantes o huéspedes tuviesen una idea de cómo funciona un Centro Penitenciario.
El Diari de Tarragona, anunciaba diariamente la inminente y próxima apertura de este nuevo hotel restaurante. La gente sentía mucha curiosidad por conocer este lugar, y bien pronto comenzaron a agotarse las reservas.
Durante algún tiempo vinieron turistas de otros países. Una gran curiosidad internacional se ponía de manifiesto: era la primera vez que se hacía un experimento de tal envergadura a nivel mundial y ahí estaba Mariano, preparado para volver a entrar a la que fue su casa durante un cuarto de siglo. Aún seguía escuchando en el interior de su cabeza una voz persistente, como un martillo que golpease un yunque: “Acaba con todos ellos, acaba con todos ellos”. Así fue como se apoderó de nuevo aquella maldita voz de su subconsciente. Diariamente y poco a poco lo iba minando, hasta que se le ocurrió una idea que estaba seguro acabaría con ese diario martirio.Decidió hacerse pasar por turista y una vez que estuvo dentro, observó el estado en que se encontraba el antiguo presidio para poner en práctica una auténtica masacre.
No había cambiado casi nada. Observó que ya no estaban aquellas malditas cámaras que registraban los videos de seguridad, que tanto le habían vigilado durante todo el tiempo que estuvo encerrado, las 24 horas del día. Por lo demás, todo seguía aparentemente igual, Las aulas volvían a estar en funcionamiento con las mismas actividades. Una cosa sí que le produjo un gran impacto: en los patios de los módulos habían hecho unos jardines, habían colocado tierra en el suelo y habían colocado unos cuantos árboles de gran tamaño, lo que le concedía al lugar un aspecto sombrío y lúgubre, y ayudaba mucho a que los huéspedes se sintieran como los antiguos presos. Ciertamente, pasar una semana allí no era nada barato. La crisis en el nuevo hotel restaurante no se hacía notar.
A la hora de comer, Mariano se quedó mirando la cara de sus nuevos compañeros. Los que estaban en el antiguo Departamento Especial, el otrora destinado para los reclusos con mal comportamiento, se juntaban con los de otros Módulos. Sólo estaban solos a la hora de dormir. Ya deseaba empezar cuanto antes a poner en práctica su plan ideado. Sólo tenía que esperar a la noche, cuando todos los de allí dentro fuesen dirigidos por el botones a sus celdas. Ya quedaban pocos minutos para que pasasen el recuento, y fue ahí donde tuvo la primera oportunidad para empezar. Sería fácil y no la iba a desaprovechar… Su primera víctima estaba por llegar.
Volvió de nuevo a escuchar aquella voz en el interior de su cabeza una y otra vez. “Acaba con todos ellos, Acaba con todos ellos”.
Caminaba el botones por los pasillos, abriendo y volviendo a cerrar las celdas para pasar el recuento. Cuando se dirigió a la celda de Mariano….ZASSS, este le atravesó la cabeza con un trozo de váter con todas sus fuerzas. Cayó al suelo y ya no se volvió a levantar. Ahora Mariano, tenía en su poder las llaves de todas las celdas. Todas le pertenecían durante aquella noche. Cogió el cadáver por los pies y lo fue arrastrando por los pasillos, dejando un rastro de sangre por el suelo. Lo llevó a uno de los patios, cavó una fosa y allí lo enterró.
Ese fue el primer muerto de su gran lista. La muerte acechaba a muchos más aquella noche. Nadie, nadie iba a parar al descontrolado Mariano.Luego se dirigió lentamente hacia la cocina, cogiendo todos los cuchillos que encontró. Los guardó en una mochila. Tranquilamente se fue hacia la enfermería, donde también localizó unos bisturís y se apoderó de ellos. Con ellos le sería más fácil hacerles las incisiones a sus víctimas. Iba bien preparado para continuar su matanza. Entró en uno de los bunquers, el del antiguo Módulo Uno. Agarró el micrófono fuertemente con la mano derecha, conectó el amplificador y le dio el máximo volumen para que todos los huéspedes escuchasen sus palabras: Piiiiiii, “Atención, Atención, hoy todos vais a pasar una noche inolvidable, vais a caer uno a uno, ja,ja,ja”, y lanzó el micrófono contra la vidriera.
Todos los que se encontraban en sus celdas, empezaron a reírse los unos con los otros, pues pensaban que era alguna broma de algún trabajador, creyendo que alguna vez, a los presos se les gastaban este tipo de bromas. Pero lo que no sabían, era que no se trataba de una broma…
Mariano, enloquecido se pasó al Módulo Dos y abrió una celda, “Clack”, y le dijo al huésped que estaba en el interior: Señor, recoja sus cosas que le voy a cambiar de celda ya que tenemos el módulo saturado y necesito vaciar esta. El huésped recogió todas sus pertenencias, metiéndolas en una bolsa de basura grande que le proporcionó Mariano y le acompañó. Una vez que llegaron al Especial, Mariano le volvió a decir: Pase dentro de esta celda de aislamiento, está especialmente diseñada para personas muy agresivas como usted. Deje sus pertenencias en el suelo y estírese en la cama porque tengo que amarrarlo”. El huésped se tiró en la cama y le dijo: Si, áteme que soy muy malo, me lo merezco, je, je, je.
Cuando lo amarró, Mariano sacó uno de los bisturís que tenía en la mochila, y le arrancó toda la ropa. El huésped asustado, le dijo: ¿Qué hace?, pensaba que era una broma, ¡pare, pare! Ya no se le volvió a escuchar más, pues Mariano le hizo incisiones por todo el cuerpo hasta acabar con su vida.
Ya se había cargado a otra persona más. Cogió el cadáver, se lo puso en el hombro y lo llevó al otro patio, le puso una soga al cuello y lo colgó en una de las ramas más altas del árbol.
Mariano estaba cada vez más loco y gozaba de lujuria; ya no podía controlarse y su rabia iba aumentando. Tranquilamente se dirigió a otro Módulo y empezó otra vez a abrir unas cuantas celdas más, sacando a todos los huéspedes al pasillo.
Cuando estos salieron de sus celdas, vieron a Mariano con la ropa llena de manchas de sangre, y empezaron a correr por el pasillo chocándose unos con otros y chillando: ¡esta persona nos va a matar! Los que no habían salido de las celdas, miraron por las ventanas y observaron que en uno de los árboles había una persona desnuda y con una soga al cuello, colgando de una rama. Estaban tan asustados que empezaron a pedir auxilio y a golpear fuertemente las puertas para que los que estaban en el exterior los escuchasen, pero resulta que nadie oía nada.
Mariano disfrutaba aún más cuando veía a todos corriendo pasillo arriba y pasillo abajo, pero sin saber en qué dirección ir, Todas las puertas estaban cerradas y no tenían escapatoria alguna. Algunos de los huéspedes, con los rostros atemorizados, suplicaban que no les hiciese ningún daño, pero Mariano ni les hacía caso. Llevaba cuchillos en ambas manos y fue decapitando cabezas y manos a todo aquel que se le acercaba. Ya llevaba a más de 20 personas decapitadas, las dejaba tiradas por el suelo, que estaba a rebosar de sangre y vísceras. Los que aún permanecían en sus celdas no se atrevían a salir. Continuaban escuchándose los gritos de las víctimas de Mariano, pidiendo clemencia para que no les matasen.
Unos cuantos huéspedes lograron esconderse bien en uno de los bunquers. Acto seguido entró Mariano, diciéndoles en voz muy bajita: “Sé que estáis aquí dentro, no tengáis miedo que no os voy a hacer ningún daño’’ Como no los encontró, se marchó. Cuando Mariano se dirigió hacia uno de los patios, vio que algunos intentaban escapar con unas sábanas que habían unido, usándolas como cuerdas, pero ni tan siquiera pudieron llegar a la mitad de las verjas; Mariano los iba tirando uno a uno hasta acabar con sus vidas.
Ya habían pasado 4 horas desde que había comenzado su carnicería y matado a su primera víctima. Casualmente se presentó uno de los dueños del hotel, quien al observar que no había ningún trabajador en la recepción, se dispuso a tomar medidas disciplinarias con los ausentes, por lo que decidió buscarlos en el interior. Mientras más se adentraba en el hotel, más difícil se le hacía creer lo que sus ojos estaban viendo: todas, todas las paredes estaban llenas de sangre, todas las celdas abiertas de par en par, pero sin ningún huésped que las ocupase. Un silencio infinito lo invadía todo. Parecía que no hubiese nadie. Pero si que había alguien.
De repente, escuchó el sonido de una puerta que se le cerraba detrás suyo. Se dio media vuelta y allí estaba Mariano, dispuesto a acabar con su vida. ¿Qué es todo esto?, ¿Es que estáis celebrando Halloween sin yo enterarme? ¡Si, Si!, lo has adivinado, le dijo Mariano en voz muy baja. Ven, ven que estás invitado, hemos hecho una cena en tu honor.
El dueño pensó que debían de estar pasándoselo muy bien todos sus huéspedes, pero una vez que se encontraron dentro del comedor, se quedó de piedra viendo decenas de personas encima de las mesas con las barrigas abiertas.
Mariano le volvió a decir: “Prepárate, eres el siguiente, y de un golpetazo de hacha, lo partió en dos. Los días transcurrían y nadie sabía lo que había sucedido con los huéspedes que se encontraban dentro del antiguo Centro penitenciario. Todo quedó en un misterio sin solución. Ya lo sabéis, cuando finalmente se cierre este Centro penitenciario y vayan a hacer de él un hotel restaurante, estaréis todos invitados a que Mariano os atienda amablemente…
Juan Carlos Carmona Grande
Halloween, novembre 2011
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para que veais que intentarlo lo he hecho y encima a coste cero,JE , JE, JE, y os quiero adelantar una pequeñita sorpresa que cuando querais leer la segunda parte, la podeis tener a vuestra disposición, tan solo teneis que escribir el nombre de “MARIANO” tres veces y vuestro deseo se cumplirá. JA, JA, JA.
¡Esta historia está de pelos! Ya se quisiera Alfred Hitchcock el maestro del suspenso o el mismísimo Edgar Allan Poe..creador de los cuentos de terror universalmente conocidos y creador de relatos policiales..contar con un pequeño ápice de la creatividad que posee Juan Carlos Carmona.. Que se dedique a escribir más historias así..y quien sabe si con el tiempo…hasta puede editar una novela eh?. Felicitaciones