El otro día, un anciano me decía: “Yo estoy viejo, tengo muchas limitaciones, y lo que más me duele, es que las personas que me rodean, en lugar de ayudarme, prefieran dirigirme. (…). Y además te diré una cosa: “Me cuesta caminar, y entre que me cojan del brazo, y el andador, prefiero el andador. Me cuesta caminar y dormir. ¿Tú me entiendes?”.

Yo, en parte le entendía. Y partir de esto y a partir de la regla, que para muchos es la reina de las reglas, reflexiono y construyo un pensamiento, sobre la ancianidad:

Resumiendo: El anciano necesita el descanso derivado de seguir la regla fundamental: “pocoplatomuchotratoymuchasueladezapato”. Importante lo de comer poco y sano y lo de moverse.

Importante lo del “mucho trato”. El anciano necesita una vida social sana. Necesita relacionarse con personas que le ayuden, personas que no le envenenen dirigiéndolo.(..).

Son personas tóxicas, las que te controlan demasiado y no te dejan decidir. Las que nunca te refuerzan con palabras amables y no te dejan presumir. Las que solo ven lo malo del mundo, haciendo que te sientas inseguro. Las que insisten mencionando tus defectos, haciendo que te sientas culpable o avergonzado.