EL CEREBRO DEL ADOLESCENTE
Educar no es fácil. ¡Acertar cuesta!. Hace unos días, unos padres hablaban del comportamiento de sus hijos. Un padre hablaba de límites. Una madre criticaba las collejas. Ambos coincidían en que había que escucharles.
En mi entorno siempre se ha defendido el estilo acogedor: Escucharlos, favorecer la participación en las decisiones, evitar la intimidación. Siempre se ha defendido la democracia. (…). En mi entorno, el estilo más criticado es el “De dejar hacer”.
Ahora estoy leyendo un libro muy interesante, “El Cerebro del Adolescente”, del científico David Bueno. Este libro nos aporta interesantes recomendaciones:
1. Al niño con el lóbulo frontal todavía inmaduro, y también al adolescente, le puede costar inhibir determinadas respuestas, le puede costar reflexionar. Si está estresado, le cuesta aún más. Los adultos debemos tener paciencia, después de la pataleta, se puede razonar mejor.
2.Si establecemos límites, el cerebro del niño, en proceso de maduración, los integra. Es decir, se generan conexiones neuronales que contienen estas prohibiciones.
3.Si nos comportamos con violencia, el niño no aprende a reflexionar, y se vuelve inseguro. Si el niño no sabe reflexionar y se siente inseguro, posiblemente presentará reacciones más torpes, y cuestionamientos más agresivos.
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