Hay contaminantes físicos, el humo por ejemplo, daña la salud del cuerpo.  Y hay otros contaminantes que dañan la salud social, el debate público, es decir,  la interacción constructiva y la convivencia.

El otro día en una reunión informal, uno de los participantes, soltó una frase que contaminó la interacción: “La bandera LGTBI es la bandera de la pederastia”. Podríamos decir que el aire se enrareció. El diálogo se detuvo.

Posteriormente, en otra ocasión, una persona dijo lo siguiente: “El gobierno de Sánchez, es legal pero ilegítimo”.  Lo había leído en la prensa.  El comentario tuvo un efecto similar al anterior.

Y siguiendo con los contaminantes sociales: La desinformación, las denuncias sin pruebas consistentes o ciertas investigaciones prospectivas.  ¡Y tanto, que dañan la interacción constructiva!. ¡Y tanto, que esas cosas contaminan!.

Las desinformaciones, a veces simples exageraciones.  Las denuncias con poca base: Estoy pensando  en la denunciada Mónica Oltra, y    en la  acusadora extrema derecha. Y los mensajes de odio. Estoy pensando en los difundidos después de la agresión de Torre Pacheco, Murcia.   Y para acabar, esas investigaciones, en las que  “no hay un hecho delictivo claro, por lo que no deberían hacerse”.  Estoy pensando en la practicada  contra la esposa del presidente.