Los conductores conduce. Los interruptores interrumpen. Y los disruptores producen rupturas, es decir, “rompen”. “Rompen” el sistema, la organización, el orden establecido. Modifican el normal funcionamiento .

En casa tenemos los disruptores endocrinos. Hablo de ciertos envases y de ciertos productos. En las aulas tenemos los alumnos disruptivos. Hablo de ciertos alumnos que aprenden con dificultad y están desmotivados, y son negativistas desafiantes. En la sociedad tenemos ciertos movimientos. Estoy pensando en los movimientos independentistas y en otros. (…). El movimiento feminista, solo para algunos, es un movimiento disruptor.

En tecnología, la disrupción es frecuente. El cambió es tan rápido, que a muchos nos deja descolocados.

Y en política tenemos a los líderes populistas, que ofrecen soluciones fáciles, a problemas complejos, y que fomentan la desconfianza en las instituciones y en general, en el orden establecido. ¡Esos que siembran la duda y el rechazo, son líderes disruptivos!.

Y ya situados en el panorama mundial, y mirando desde Europa, tenemos a Trump, el rey de las rupturas, que puede “cargarse” las relaciones comerciales con sus aranceles y las relaciones humanas con sus actuaciones contra los inmigrantes y contra el colectivo LGTBI..