Un conflicto es un choque. Las partes enfrentadas manifiestan su desacuerdo. En los choques vemos que, normalmente se usan gestos y palabras. Esas otras armas que hieren o destrozan, pocas veces aparecen.

Yo, el otro dia presencié un choque, entre el conductor de un patinete y una señora: La señora decía: ¿Por qué pasas si tu semáforo no está verde?. Y el del patinete contestaba: ¡Cuando yo pasaba si estaba verde!.

Los contendientes no se jugaban ni su dinero, ni su existencia, por eso, no pasaron al insulto, al puñetazo y al empujón. ¡Y porque eran razonables!.

En el choque de Oriente Medio, los contendientes se juegan su existencia. Y eso pasa ahora, porque en Israel y en Gaza gobiernan los extremistas, que usan un lenguaje duro, no tienden a ceder, y encienden los ánimos de los suyos y el odio de sus adversarios, diciendo “nosotros, nosotros, nosotros”.

Cuando se produjeron los acuerdos de Oslo, 1993, aquellos acuerdos desde los que se podía llegar a la construcción de un estado palestino independiente, los gobiernos enfrentados se reconocían y aceptaban mutuamente. Estaban dispuestos a seguir negociando. (…). ¡Dios nos libre de los duros!. En Israel y en Gaza, gobiernan los duros.