En las comparaciones, quien sale perdiendo se desanima. Mejor evitar las comparaciones.

Mejor, también evitar los tópicos. Me refiero a eso que dice todo el mundo, sin pararse a pensar, sobre si es cierto o falso. Ejemplos: “Los catalanes con tacaños”. Si consideramos eso, seguramente con ellos tendremos alguna conducta no ajustada. “Los andaluces son vagos”. Lo mismo nos ocurrirá si pensamos eso de los andaluces.

Con los ancianos nos puede pasar lo mismo, si nos guiamos por estos tópicos que circulan sobre ellos: “No se adaptan a los cambios. Se sienten solos. Están deprimidos. Tienen problemas de salud. Son menos creativos”. (…).

Cuando interaccionamos con ellos, nos conviene revisar las generalizaciones mencionadas, pues, muchos ancianos disfrutan viendo cosas nuevas, y gozan de la soledad sin sentirse solos, y vivir para ellos no es descender por un pozo oscuro, y se sienten viejos pero no enfermos, y están en condiciones de crear y ser útiles y productivos.

Cada anciano es un mundo, mejor no generalizar.