Durante mucho tiempo, en mi entorno, se habló de los alimentos “sin”: sin alcohol, sin cafeína, sin sal. Y últimamente: sin azúcares añadidos, sin lactosa, sin gluten. El mejor conocimiento de la digestión, nos lleva a la eliminación de ciertos componentes, para que el producto no nos dañe: la cerveza, el café, el atún, las galletas, la leche, el pan.

Recientemente me ha llegado otro “sin”. Sin incisiones. Cirugía casi sin incisiones: una pequeña cámara llamada laparoscopio, que permite ver lo que se va a cortar, facilita una cirugía poco agresiva.

Y ayer mismo encontré un titular que me hizo pensar en lo anterior: Cambiar las tuberías sin hacer zanjas”.

Vivimos tiempos nuevos, tiempos flojos, suaves, tiempos “sin” : Sin sal, sin incisiones, sin zanjas, sin castigos físicos.

Y en esa misma línea “sin”, no rompedora, tenemos el lenguaje políticamente correcto, “sin ofender”, cargado de eufemismos, que nos puede llevar a no decir, lo que queremos decir. Y también tenemos la conducta no invasiva, “sin romper” los límites de seguridad de nuestro interlocutor o interlocutora: Ojo, al tocar, al preguntar , al insistir,.. ¡Ojo!. (…). Vivimos tiempos flojos.