RECORDANDO
Cuando nos instalamos en la tercera edad, cuando no queremos pensar en la cuarta, frecuentemente o algunas veces, pensamos en lo que dejamos muy atrás. Porque lo del mes pasado, o no nos interesa, o no lo recordamos. No todos recordamos lo mismo. Yo recuerdo aquella casa ventilada en exceso, en la que muchas veces dormí. Aquel carro, en el que transporté cosas,. Aquellas oquedades rocosas llenas de agua, en las que alguna vez bebí.
Muy especialmente recuerdo ciertos oficios: Las plañideras, que cobraban por llorar en un entierro, de las que me hablaba mi madre. Los perruneros, que recogían los excrementos de los perros, a los que yo pude ver en muchas ocasiones, Los traperos, que recogían trapos y los carteros, que repartían cartas. Y los matachines, que mataban el cerdo . Y los afiladores , que afilaban cuchillos, ….
También recuerdo palabras que ya nadie usa : Aviador, cetra, tinaja, esparteña, pelliza, cachulero, encandilar, candil, yugo o ubio, corvilla u hoz. También recuerdo algunas costumbres ya extinguidas: Raptar o llevarse la novia. Matar a pedradas el gallo, previamente enterrado, menos la cabeza. Y los días que no se comía carne. Y la matanza . Y el desperfolle del maíz.
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