‘El problema más grave’ por Mariam El Sadr Solà

Erase una vez, cuando aún las ranas se cepillaban los dientes y los peces dormían en pijama, había un reino que tenía un rey. Este rey no era ni humano ni animal. si no que era un Azulfetito. Y, evidentemente, el reino que reinaba estaba poblado por Azulfetitos.Estas criaturas no vivían en el bosque, que es donde suelen vivir los hados y las hadas, si no en una palmera. Y vivían en una palmera porque no eran ni hados ni hadas.Como eran Azulfetitos, podían tener la forma que quisieran, pero siempre eran azulados.

El rey de esta historia, tenía forma de cuadrado con las puntas redondas. Siempre lucía su altísima corona, muy típica de el. Su rostro era paciente  e inspiraba superioridad.

Por tradición azulfetitana, hoy el rey recibía a tres súbditos en representación del pueblo y les concedía un deseo  muy necesario. Llegaron tres hombres, que llamo hombres por su género. El primer hombre se dirigió muy patosamente, tropezando con cada arruga de la alfombra real. Hizo una reverencia agitando su grueso cuerpo redondo.
-Maravillosos días, oh mi señor.-Saludó el súbdito.
-Me muestro ante usted porque nuestra hoja está sufriendo graves problemas. Por culpa de los repugnantes Azulfetitos de la hoja sur. Sus casuchas han hecho marchitar las flores de mi jardín.
-¿Y crees que por ese incidente todos los Azulfetitos del sur son malvados?-Preguntó el rey con curiosidad.
-¡Pues claro, mi señor!
-¿Has viajado alguna vez a la hoja del sur para confirmarlo?
-No, mi señor.
-¡Entonces, como hozas juzgar a todos los del sur igual! Marchate  de este palacio.- El primer hombre se fue  avergonzado de sus actos.

El segundo súbdito avanzó por la alfombra como si patinara.  Era cilíndrico y liso. Hizo una reverencia rápida y empezó a hablar.
-Agradables días, oh mi señor. He llegado hasta usted porque quería comentarle un problema muy grave. Estamos hartos de tener que soportar el verano.- El rey se estremeció. -Si, si, el verano. La calor nos molesta mucho y nos sofoca.
-El verano forma parte de la translación de la Tierra, no puedo hacer nada por ello.
El súbdito se fue. Llegó el tercero, Parecía muy humilde. Era triangular. Hizo una reverencia y empezó a hablar.
-Tenemos un problema muy grande.- El rey se extrañó al no ver ninguna reverencia.-Faltan nuves en el cielo. Pues los niños ya no sueñan. Mientras los niños y las niñas no sueñen,   no habrán nuves. Y por lo tanto, no lloverá. Están demasiado ocupados y no tienen tiempo para soñar. -Este si era  un problema importante, pensó el rey.
-Dejen de darles lentejas. Las lentejas son muy pesadas y tardan mucho tiempo en ser digeridas, sobre todo por los niños en general.
-Pero si dejamos de darles lentejas, crecerán débiles.
El rey se paró a pensar. Si los niños dejaran de comer lentejas se los llevaría el viento, pero si no, no habrían nuves.

-¡Ya está!- exclamó el rey.- Haced tres ápatos. Por la mañana que coman fruta y leche. Al mediodía denles lentejas y tendrán toda la tarde para digerir la comida. Por la noche que coman algo ligero.

Y así fue, Volvió a llover y los niños crecieron sanos como un roble.
Cuento contado, cuento acabado.


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