PERQUÈ LA SEGURETAT ENS IMPORTA, SOM PORTADA del DIARI DE TARRAGONA d’avui.

NO US PERDEU L’ARTICLE del periodista JORDI CABRÉ a les pàgs. 6 i 7 del DIARI DE TARRAGONA d’avui, divendres, 13 de juny de 2014!
Obras de urgencia en la Escola SPiSP a causa de varios desprendimientos
La Generalitat confirma al centro que tiene el proyecto redactado y que lo licitará a mediados de julio para ejecutarlo seguidamente. La limpieza de las cornisas las ha realizado el Ayuntamiento
Algunas zonas de la escuela del barrio obrero están acotadas con vallas metálicas para evitar que un desprendimiento pueda caer en la cabeza de los alumnos. Foto: J.C.
La Escola Sant Pere i Sant Pau tiene deficiencias en sus dos edificios, uno con más de 40 años de actividad y el otro más ‘joven’. Hace meses, las placas metálicas que recubren las cornisas de los edificios empezaban a ser peligrosas por culpa de las inclemencias meteorológicas y su longevidad.
El viento y la lluvia habían dañado varias de estas piezas «hasta el punto de que se abrió un agujero y empezaron a caer parte de una de las cornisas», explica la directora del centro, Tània López. Los desprendimientos registrados en los últimos meses nunca han afectado a ningún alumno, profesor o padre, pero el riesgo de que alguien resultara herido incrementaba cada día que pasaba. Por ello, con los primeros cascotes de cemento en el suelo, se avisó al Ayuntamiento y a la Generalitat para explicar el problema que existía.
El pasado 5 de mayo, arquitecto y aparejador del Departament d’Ensenyament visitaron la escuela del barrio cooperativista. Constataron que las quejas del claustro –apoyadas por la Asociación de Madres y Padres, AMPA– tenían sentido y verificaron anomalías y deficiencias estructurales que requerían una actuación de urgencia para poder seguir dando clases el próximo curso. Aparte de los desprendimientos de las cornisas, existen algunas grietas exteriores que evidencian el desgaste permanente de estos dos edificios.
Paralelamente, el Ayuntamiento –responsable del mantenimiento de los edificios educativos públicos de la ciudad– se encargó de repasar las cornisas que habían sufrido desprendimientos y las limpiaron de todas las piezas que pudieran caer en los pasillos exteriores.

Estos se cerraron al alumnado mientras duraron las obras. Una vez finalizada la actuación urgente, el pasillo se ha abierto al paso. Los niños, desde P3 hasta sexto de Primaria, pasan diariamente por estas zonas y aunque no había riesgo –según el consistorio–, parece que aún quedan piezas sueltas. Precisamente un profesor explicó ayer que este lunes había recogido del suelo una piedra de una cornisa ‘limpia’, por lo que aún temen que con viento o lluvia haya piedras o rebozado (cemento) que caiga.
Aparte de actuar en las cornisas, el Ayuntamiento acotó parte del entorno del edificio principal porque había riesgo de caída de más cascotes. Aunque nadie lo ha confirmado, parece que se acabó la partida presupuestaria para la limpieza de estas zonas afectadas y se decidió, provisionalmente, cerrarlas a los alumnos y profesores, para evitar que cayera cualquier elemento encima de alguien.
Adaptarse a las adversidades
Con estas zonas de acceso prohibido, la escuela se ha adaptado a las adversidades para terminar el curso y esperar que este problema se solucione durante el periodo vacacional. «Vigilamos y estamos muy encima de los alumnos para poder terminar el curso con todas las garantías de seguridad», asegura la directora.
Esta semana, Tània López y el profesorado empezaban a tener la mosca detrás de la oreja. Hacía un mes de la visita de los técnicos de Ensenyament y nadie había comunicado de si habría obras este verano.
Por si el silencio administrativo molestaba sobremanera, paralelamente se estaban realizando los preparativos del Casal d’Estiu, a cargo de la Fundació Pere Tarrés. Estos talleres estaban previstos en la Escola de Sant Pere i Sant Pau.
La dirección delegó al AMPA que avisara a los organizadores de que existía riesgo elevado realizar el Casal en la Escola Sant Pere i Sant Pau ante la evidencia de los desprendimientos ocurridos y ante la falta de noticias de si este verano habría obras asumidas por el Departament d’Ensenyament (la Generalitat es responsable de las actuaciones que van más allá de un mantenimiento general del edificio).
Sin embargo, las alertas emitidas por la dirección parecía que nadie las tomaba en serio y se seguía la planificación de las actividades de verano en el centro ubicado en la Rambla de Sant Pere i Sant Pau.
Promesa verbal
Ayer por la mañana, la directora Tània López pudo hablar por fin con la responsable del área de riesgos del Departament d’Ensenyament. Ésta le confirmó que ya tenía el proyecto de reformas y que el calendario de obras previsto era que a mediados de julio se licitaran las reformas para adjudicarlas rápidamente y aprovechar el verano para reparar las deficiencias más urgentes.
Ante esta confirmación del Departament, faltaba conocer sí el Ayuntamiento había convencido a la Fundació Pere Tarrés de que debían reubicar sus actividades a la vecina Escola Marcel·lí Domingo, también situada en el barrio de Sant Pere i Sant Pau.
A última hora de la mañana, el Institut Municipal d’Educació de Tarragona (IMET) comunicaba a la dirección de la escuela que habían solventado el emplazamiento del Casal d’Estiu en el barrio.
Éste se trasladará a la otra escuela –Marcel·lí Domingo– para permitir que las obras de mejora se ejecuten sin ningún tipo de impedimento a causa de estos talleres. La directora, Tània López, admite que las reformas en la escuela son muy necesarias para garantizar la seguridad de toda la comunidad educativa a partir del próximo curso, que empezará el 15 de septiembre.
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