Reseña de Poesías, de Fray Luis de León, por Pau Rodríguez

Fray Luis de León nació en Belmonte entre el año 1527 y 1528. Al igual que su contemporáneo San Juan de la Cruz tenía ascendencia judeoconversa. Ingresó en la orden de los frailes agustinos y fue catedrático de la Universidad de Salamanca. Estuvo cinco años preso por defender el texto hebreo de la Biblia ante la versión latina, acción que será visible en su obra. Es el principal autor de poesía asceta, la cual consiste en alejarse del mundo material para acercarse a Dios.

Este poemario inicia con un prólogo, bastante curioso, que habla sobre temas de la poesía de Fray Luis nunca trabajados en clase; tales como el hecho de que cuando los correctores, muy posteriores a él, reunían y corregían sus poesías solían introducir obras suyas que eran eliminadas por el siguiente corrector que trabajaba sus obras.

El poemario se divide en tres partes con sus respectivas advertencias previas en cada una. La primera son poesías hechas de su propia mano y la segunda y tercera son traducciones al español de poesías latinas. Se trata de las églogas de Virgilio y Los cantares de Salomón en octava rima. Me dedicaré a hablar tan solo de la primera parte pues es la verdaderamente suya, parte donde podemos visualizar sus pensamientos y malestares a diferencia de las dos traducciones latinas donde el tema está sellado por sus autores originales.

Los poemas de su mano serían a su vez subdivisibles en diferentes temáticas, la predominante sería poemas que Fray Luis dedicó a conocidos suyos tales como: Don Pedro Portocarrero, Francisco de Salinas, Doña Tomasina, Felipe Ruiz, Juan de Grial o Magdalena. Esta serie de poemas los considero más relevantes, ya que, aunque trabaja temas filosóficos y/o místicos, estos pasan a un segundo lugar alzando la importancia temática hacia quien va dedicado el poema. Exceptuando la última, Magdalena cuyo poema A una señora pasada la mocedad deja de lado a ella y se centra en el tempus fugit. El segundo tema, para mi de los más importantes, sería la mística que recoge poemas como: Morada del cielo (alabado por la crítica, pero en mi opinión hay mejores, ya que este no logra trasmitirme una carga sentimental tal com en los casos de Vida retirada y En la ascensión ), en la ascensión (Bellísimo), En la fiesta de todos los Santos y A nuestra señora. Dentro de la mística está incluido el clásico por excelencia Vida retirada de tema asceta del cual no puedo decir nada que no se haya dicho ya, más que es uno de los mejores poemas místicos cuyo mensaje deberíamos aplicar a nuestra sociedad. Nuevamente, dentro de la mística, observamos Del moderado y constante (nuevamente alabado por la crítica pero a mi parecer hay otros mejores, nuevamente a la carga emocional que no me provoca, ya que Fray Luis sobrepone el fondo a la forma). Otros temas serían lo que yo he catalogado como poemas históricos, que a mi parecer son La profecía del Tajo que habla sobre como un Conde llamado Don Julián traiciona a su rey Don Rodrigo. Y Las sirenas a Cherinto, poema muy bello que narra diferentes temas tales como el tempus fugit y una advertencia hacia la juventud todo ello rememorando obras griegas com la Odisea y la Ilíada. Y  el último tema y uno de mis favoritos sería su obra escrita en prisión y después de salir de esta. Este tema incluye  poemas tan brillantes como Noche serena, Contra un juez avaro (donde no se sabe a ciencia cierta quién es este juez corrupto pero que a mi parecer es quien le juzgó por la defensa de los textos hebreos), Esperanzas burladas habla sobre su esperanza de salir de prisión en 1973 pero fue condenado dos años más por otras razones. Y finalmente hay otras dos obras donde narra su condena: Descanso después de la tormenta y Al salir de la cárcel. Yo destacaría este segundo debido a su brevedad, belleza y narración sobre la injusticia de condena y estancia en prisión.

A mi parecer, Fray Luis, junto a San Juan de la Cruz, es uno de los mejores poetas de la literatura española que ha existido hasta el momento. Hablando de temas existenciales, hay que dejar de lado los prejuicios de que fuese un fraile, ya que en su época era tan solo ellos, la nobleza y los estudiosos, quienes tenían verdadero acceso a la cultura y por lo tanto podían hacer una mayor reflexión sobre la vida, que siguen vigentes hoy día.

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