Tu cocina es un pequeño laboratorio en el que la física y la química pasan desapercibidas pero son las grandes artistas. Te proponemos cinco ideas para aprender algunos conceptos básicos.Los primeros alquimistas, lejanos predecesores de los actuales investigadores en el campo de la química, sacaron de sus cocinas las ollas, morteros, vasos y hornos en los que realizaban sus experimentos. No es de extrañar, ya que cocinar es, en definitiva, someter determinadas sustancias a determinadas reacciones para transformarlas a nuestro antojo.
Por eso podemos ver la cocina de nuestra casa como un pequeño laboratorio donde llevar a cabo experimentos científicos sencillos y baratos a la vez que espectaculares y muy interesantes para aprender un poco de química y de física. Si tienes a los papas o mamas en casa, ponerles un delantal y se manchen las manos haciendo experimentos caseros con vosotros.
¿Te gustaría aprender a fabricar tinta invisible? Con ella podrás jugar luego a detectives, o sorprender a alguien con un mensaje “secreto” que solo podrá ver con algunas indicaciones.
TINTA INVISIBLE:
Fabricar tinta invisible es muy sencillo. Se trata de un experimento muy divertido, y no necesitas muchos materiales. Te cuento cómo fabricar tinta invisible casera y te doy hasta tres recetas o fórmulas diferentes. ¡Elige la que más te guste!
3 formas de fabricar tinta invisible casera, un experimento para niños muy divertido: Materiales:
Medio limón. Una vela. Bastoncillos de algodón. Bicarbonato. Cartulinas. Acuarela o tempera. Zumo de unas uvas. Una linterna. Pincel.
- Primera fórmula: La primera forma de hacer tinta invisible es la más clásica y conocida. Solo necesitas exprimir limón. Usarás el jugo de limón como tinta. Con un bastoncillo de algodón o un palillo, puedes escribir lo que quieras. Debes dejar que se seque antes de enviar la nota. El que lo recibe, deberá aplicar calor si quiere descubrir el mensaje o ponerlo al trasluz. Un consejo: cuando uses este tipo de tinta, busca un papel más grueso.
- Segunda fórmula: Verás qué sencillo de hacer: Usa la vela para escribir, a modo de lapicero. Escribe lo que quieras. ¿A que parece que no hay nada escrito? Eso sí, no uses velas de colores porque entonces sí se verá… ¿Y cómo desciframos luego el mensaje? ¡Con acuarela! Vierte un poco de tempera en un vaso con un poco de agua. Remueve bien. ¿Ya tienes tu color? Ahora, con ayuda de un pincel, pinta la hoja y …¡ya lo tienes! ¡¡Mensaje localizado!.
- Tercera fórmula: Mezcla un poco de bicarbonato con agua. Esta será tu tinta invisible. Escribe lo que quieras y deja que se seque. Para descifrar el mensaje, debes pasar por encima, con ayuda de un pincel, un poco de zumo de uva o mosto. ¡¡Y misterio resuelto!
Dedica mensajes secretos a quien tú quieras. Mª José.
Un huevo de goma:
Es un clásico, y por eso empezamos por él: si nunca has fabricado un huevo de goma capaz de rebotar sin romperse, es el momento. Eso sí, más vale que no te moleste especialmente el olor a vinagre.
Porque así es como se hace un huevo de goma: sumergiendo durante tres días un huevo en vinagre. Pon con cuidado un huevo en un vaso, asegurándote de que no haya grietas en la cáscara, y cúbrelo con vinagre. Después de tres días, sácalo y lávalo con cuidado. Verás que ya no tiene una cáscara rígida, sino que la superficie es blanda y elástica. Prueba a hacerlo botar (no demasiado fuerte, o terminarás pringándolo todo).
Cuando te aburras, pínchalo con un palillo y vacíalo sobre un plato o algo fácil de limpiar. Verás que la consistencia no es la misma que la de un huevo fresco, ya que la clara se habrá vuelto más consistentes.
Un cilindro de colores:
Este experimento no es comestible pero bien hecho puede dar un precioso resultado que además sirve para entender el concepto de las diferentes densidades de distintos líquidos. La idea es ir vertiendo unos sobre otros y ver cómo no solo no se mezclan entre sí sino que además la misma cantidad ocupa distintos volúmenes.
El experimento en sí mismo es sencillo, aunque necesitarás una balanza de cocina de precisión. Utilízala para verter en distintos vasos unos 200 gramos de los siguientes líquidos: miel, sirope, detergente líquido, agua, aceite, alcohol de botiquín. Para crear un efecto más bonito, utiliza colorantes alimenticios para teñir el agua y el alcohol de distintos colores.
Coge un vaso más alto, cilíndrico y transparente, y viértelos despacio uno a uno, empezando por la miel y terminando por el alcohol. Ten cuidado al hacerlo: si los echas de golpe se enturbiará la mezcla y tendrás que dejarlos reposar un buen rato para apreciar el efecto. Intenta que al caer no toquen las paredes del vaso, sino que caigan en el centro, cada uno sobre el anterior.
Si lo haces con cuidado, terminarás con un cilindro de varias capas, cada una de un color diferente. Además, si mediste correctamente su masa al comenzar, verás cómo 200 gramos de miel ocupan menos espacio que 200 gramos de sirope, y estos más que 200 detergente, y así sucesivamente, porque su densidad es más alta.
ÁRBOL DE NAVIDAD:
IMPORTANTISIMO: este experimento solo bajo la supervisión de un adulto.
Equipo
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- 3 cucharaditas de sal de mesa;
- 3 cucharaditas de solución amarilla de potasio;
- jabón líquido;
- agua hirviendo;
- vaso;
- árbol de navidad de papel;
- Placa de Petri o platillo.
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Instrucciones paso a paso
Vierte 3 cucharaditas de sal de mesa en un vaso. Agregue 3 cucharaditas de solución 0.3M de prusiate amarillo de potasa. Agrega un poco de agua hirviendo. Remover. Vierta la mezcla resultante en una placa de Petri o platillo y agregue unas gotas de jabón líquido. Coloque un árbol de Navidad de papel en el centro del recipiente. Es importante que el papel sea de la consistencia adecuada para absorber agua y sin deformar. Espera 12 horas. No mueva ni empuje el árbol de Navidad mientras crecen los cristales. Después de 12 horas, el árbol de Navidad estará cubierto de “nieve”.
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Descripción del proceso
La solución caliente que vertimos en la placa de Petri contiene una gran cantidad de cloruro de sodio disuelto NaCl. En realidad, contiene una mayor cantidad de sal que la que puede contener el agua a temperatura ambiente. En consecuencia, cuando el sistema se enfría, el cloruro de sodio precipita de la solución en forma de pequeños cristales esponjosos.. Estos cristales aparecen en el árbol gracias al efecto capilar. Primero, la solución empapa prácticamente la totalidad del árbol de papel. Luego, a medida que el agua se evapora gradualmente de la superficie del papel, la sal se deposita gradualmente sobre ella. Pero, ¿cómo obtuvimos esos cristales de sal esponjosos? Los cristales de sal suelen ser cúbicos, ¿verdad? Esto se debe principalmente a la adición de hexacianoferrato de potasio y la forma en que se forman los cristales en el árbol de papel. Un experimento similar se incluye en el conjunto “Química de Navidad” de la suscripción MEL Chemistry.